Rimero de enlaces

Enlaces compartidos en Google Reader el día 14/04/2010. Son enlaces que por alguna razón, positiva o negativa, me han llamado la atención:

Aliento a muerte de F. G. Haghenbeck

Sabía que Brasil había sido un imperio. Pero hasta leer este libro –Aliento a muerte (Salto de Página. ISBN: 978-84-937181-3-8. 220 pp. 18 €)-, no sabía que México también había sido un imperio, y dos veces además. Por suerte, vivimos en la era de la Wikipedia y podemos encontrar los datos rápidamente. El primer emperador fue Agustín de Iturbide en 1822. Y el segundo imperio fue en 1863 con Maximiliano de Habsburgo, después de que los franceses invadiesen el país cuando México suspendió el pago de la deuda externa.

Por supuesto, el gobierno republicano no se tomó bien ni la invasión, ni al emperador. Y así fue como empezó la guerra. Al emperador lo acabaron fusilando en 1867 y Juárez se quedó definitivamente como presidente de la república.

Poco después de ese momento arranca la novela que usa de un curioso dispositivo narrativo. Cada capítulo está encabezado por la descripción de una pieza perteneciente a una exposición. Exposición que recrea el momento de transición del imperio a la república, centrándose en aquellos detalles que entraron en la alta sociedad mexicana con la llegada de la corte europea y que no desaparecieron con la república.

La historia no podía ser más arquetípica. Blanquet, oficial del derrotado ejército imperial, al que todos creen fusilado, regresa a su pueblo en busca de venganza. Su padre, un rico hacendado, murió en la cárcel en misteriosas circunstancias, su mujer desapareció, y la hacienda que le pertenecía es ahora propiedad de otro. Como fantasma de una película de Clint Eastwood, llega al pueblo cargado de oro y dispuesto a dar a todos lo que se merecen.

La narración es segura, brutal y muy entretenida. Viene acompañada de una serie de personajes muy bien dibujados, que añaden mucho color a la historia. Goliat el cocinero enano de origen francés. Catarina, la madama, con su dos hijas, gemelas siamesas y prostitutas. Díaz Cevallos, el inmenso enemigo. Y varios más. La gracia del asunto es que todos esos personajes tiene algo de burlescos pero son simultáneamente serios, y se vuelven cada vez más oscuros a medida que la novela se acerca a su resolución final.

Me gusta mucho como está contada ese periodo de la historia de México a partir de lo que va pasando en la novela. Los personajes tienen un pasado muy entrelazado con los años recientes y resolver qué sucedió realmente en el pueblo ofrece múltiples oportunidades para comparar el ayer con el presente. Toda la parte que transcurre en el pueblo ofrece así una aire de inexorabilidad, una sensación de que todo sucede exactamente como debe suceder porque las semillas de la situación actual se plantaron varios años antes. Lo brutal y lo macabro se mezclan con lo festivo y lo costumbrista para crear una deliciosa atmósfera agobiante.

Se resiente un poco la novela hacia el final, cuando la acción se traslada brevemente a la capital. Comprendo que era preciso mostrar la naturaleza real del gobierno republicano y que eso sólo se podía hacer yendo al centro del mismo, pero en cierta forma se rompe la muy buena unidad de lugar que la novela mantenía hasta ese punto. La acción en México capital tiene su propósito, efectivamente, pero sí que choca un poco con el resto.

Aliento a muerte es una novela ágil, contada con un estilo directo que deja respirar a los personajes e invita a pasar las páginas con rapidez. Incluso si en algún momento hay partes que parecen innecesarias, al final todas las piezas encajan bastante bien y el disfrute está garantizado. Pero lo mejor de todo es que ofrece una fascinante visión de un momento muy curioso de la historia de ese país.

[50 libros] 2010

Compañeros de viaje (Navona Editorial. ISBN: 978-84-92840-07-6. 112 pp. 7,5 €) de Henry James parece una lectura ligera, a juzgar por la contraportada, pero interesante.

De la contraportada:

El narrador y protagonista de esta historia es Mr. Brooke, un estadounidense en viaje de turismo por Italia. En Milán se encuentra con un compatriota, Mark Evans, que viaja acompañado de su hija Charlotte, una joven de gran encanto. Enseguida Brooke se siente atraído por ella. A lo largo del tour los dos tienen ocasión de contemplar algunas obras maestras de los artistas italianos y de reflexionar acerca del arte y de la vida. En Venecia, Brooke decide desvelar sus sentimientos hacia ella, mientras Charlotte prefiere reservarse los suyos. El viaje prosigue, pero un embarazoso incidente durante una excursión dará un giro inesperado a la historia, cuya conclusión no tendrá lugar hasta llegar a Roma.

Henry James utiliza en este relato, escrito al principio de su carrera profesional y a raíz de un viaje a Italia, personajes y escenarios italianos que más tarde le servirán también para la escritura de alguno de sus cuentos y novelas más representativos. Lejos de la complejidad estilística de sus obras de madurez, Compañeros de viaje nos muestra a un James primerizo con una sorprendente destreza para combinar el romance, la crónica de viaje y la introspección psicológica.

En serio, ésta es ya la décima entrada sobre este asunto. Seguro que ya te sabes la movida. ¿No? ¿En serio? Vale. Lo voy a explicar. Aquí voy a elucubrar sobre el onceno episodio de la sexta temporada de Lost. Y voy a destripar todo lo que considere conveniente destripar. Por tanto, si no te gusta que te cuenten lo que va a pasar en una serie antes de verlo, no deberías seguir leyendo

más o menos a partir de esta línea.

Gracias. Gracias. Gracias. Gracias.

No es que uno dude. Ni siquiera dudé en mitad de la quinta temporada, cuando todo me parecía tan mal. Lost nunca dejó de ser la mejor serie que veía, aunque en algún momento no llegase a la altura de sí misma. Y mi fidelidad se vio enormemente recompensada, por ejemplo, con el final de la quinta, que me hizo olvidar todo lo anterior.

Pero gracias, gracias, gracias por darme un episodio como éste. Uno al que puedo señalar y decir: «mira, Lost en su mejor momento. Si no te gusta, ya no puedo hacer más». Era un episodio de Desmond, tenía que ser bueno. Era un episodio escrito por Cuse y Lindelof –los responsables de la serie-, tenía que contar algo importante. Pero lo mejor es que funcionan casi a la perfección los dos grandes elementos de la serie: la sensación de una experiencia fantástica con una soberbia historia de personajes.

Pero antes de entrar ahí, me gustaría hablar de dos individuos.

Creo que podemos dar por seguro el proceso de reivindicación de Charles Widmore. Si este episodio no es un primer paso, no sé qué lo es. Se le ve decidido a cumplir con su misión, dispuesto a hacer lo que haga falta, pero también con la honradez suficiente para aceptar como un caballero el daño que está causando. Su interacción con Desmond es la de una persona a la que le gustaría que todo lo que tiene que pasar se pudiese hacer de una forma más civilizada. Ahora me queda claro que si humilló a Desmond en todas aquellas ocasiones, si intentó alejarle de Penny, fue precisamente para tenerle donde está ahora.

Si no están convencidos, les invito a examinar el momento en el que sacan al pobre camisa roja del interior del electroimán. Widmore hace parar el avance del cuerpo carbonizado y levanta la sábana que lo cubre. Desde un punto de vista puramente pragmático, es un gesto inútil, sin sentido. Cualquier otro, ante una situación similar, hubiese dejado avanzar el cadáver. Pero precisamente son esos gestos innecesarios –las disculpas a las que no estamos obligados, las cortesías demostradas voluntariamente- las que nos definen como personas. Widmore sabe que está haciendo daño y que acaba de matar a un individuo. Sabe que lo hace por una causa y todo eso, pero tiene las agallas de afrontar los hechos como son. E incluso, tiene la dignidad de no decir nada. Ni siquiera se justifica.

Widmore trae a Desmond a la isla porque sobrevivió a la explosión de la estación Swan. Ya dice él mismo que, por lo que sabe, es el único que ha sobrevivido a algo así (¿eso da a entender que hay más y que simplemente Widmore no los conoce?). Y por si no nos quedaba claro que la cosa es peligrosa, ya matan a uno justo antes. También, por si no nos quedaba claro que iba a pasar algo extraño, nos muestran al conejo blanco, el que guiará a nuestra Alicia a su extraño mundo de maravillas, al mundo al otro lado del espejo. O, quizá debería decir, al otro lado de la línea que marca la velocidad límite universal en un diagrama de cono de luz. Ya descubriremos en este episodio que hay cosas que pueden viajar más rápido que la luz.

Es una prueba.

Digamos que Desmond es un arma sin probar. Sobrevivió una vez, pero quizá fuese casualidad. La batalla final exige algo más. Exige una cierta seguridad. Lo que Widmore no sabe, ni siquiera es capaz de imaginar, es que la prueba convertirá a Desmond en un caballo de Troya, alguien que es capaz de superar una muralla que parecía infranqueable. Después de todo, Desmond es Ulises, deseoso de volver con su Penélope.

¿Quién es Eloise? Primero se sorprende al ver al Desmond X en su fiesta. De lo cual deduzco que el pobre Charles Widmore de la línea X no sabe nada, que simplemente vive allí como cualquier otro. Pero Eloise claramente reconoce a Desmond. Es más, no le gusta nada verlo allí y se lo quiere quitar de encima lo más rápidamente posible. Desmond, es evidente, no está donde tiene que estar o, mejor dicho, donde ella quiere que esté. Algo que la controladora Eloise, que como demiurgo estricta es incapaz de soportar un tenedor fuera de sitio, no puede permitir.

¿Pero dónde tendría que estar Desmond? Es la propia Eloise la que responde, después de que Desmond pregunte por Penny… tachán, tachán… Milton. Es que cuando te lo ponen tan fácil ya no sabes cómo seguir. Milton, el autor de El paraíso perdido, de Paradise Lost. Si eso no es una referencia con luces de neón, bombillas y un coro de musical, no sé lo que es.

(En la isla, Penny se apellida Widmore, mientras que Daniel se apellida Faraday. En la línea X, Penny se apellida Milton (un nombre que suena tan accidental como Faraday), mientras que Daniel se apellida Widmore. Claramente, el hundimiento de la isla ha tenido muchos efectos curiosos. Para Daniel no hay destino de ningún tipo, sus padres no tuvieron que llevar vidas separadas. Además, Widmore jamás fue expulsado, por lo que mantuvo la relación con Eloise, que acabó convertida en su esposa, en lugar de la madre de Penny en la línea de la isla).

Perdonen, me he distraído con una alusión literaria.

Eolise se lo dice. Desmond debería estar viviendo su vida y siendo feliz, porque vive en el mundo en el que tiene todo lo que quería, sobre todo la aprobación de Charles Widmore. Desmond está viviendo en el mejor de los mundos posibles, como pasa, la verdad, con muchos de los personajes (no creo que a Sun le haya hecho gracia lo de recibir un tiro). Pues eso, niño, vete a jugar con el mundo que te hemos construido, el cajón de arena está por ahí. No violes nada. ¿Violar qué? ¿Una de las reglas? ¿Cuál?

¿Y cómo sabe todo eso Eloise? Aunque quizá se trate de palabras perfectamente normales, que escuchadas en cualquier otro momento no provocarían la más mínima sorpresa. Pero en el contexto de la serie, donde sabemos que hay al menos dos universos, donde sabemos que Eloise ya guió una vez a Desmond hacia la isla –a cumplir su destino-, es difícil no pensar que Eloise sabe mucho, bastante, que no es un simple personaje paralelo, uno de muchos que se limita a tener versiones en líneas temporales diferentes. Da la impresión de que esta Eloise y la Eloise de la isla son la misma persona, no dos versiones viviendo vidas diferentes. Estrictamente la misma persona.

Las palabras de Eloise son inquietantes. Tomadas en el contexto de la serie, con esa referencia a «violation», considerando su insistencia en hacer que Desmond se marche lo antes posible, dan a entender que la realidad X está de alguna forma diseñada, que alguien la fabrico precisamente para ser como es. ¿Quién? ¿La propia Eloise? ¿Jacob? ¿Fueron los propios perdidos? ¿Qué daimon meticuloso decidió todos sus detalles?

¿Quién es Eloise Widmore? Cuando la conocimos era una jovencita armada con un rifle. Luego la vimos convertida en co-jefa de los Otros, embarazada, además. También la vimos cuidando de su hijo Daniel, preparándole para su destino fatal, negándole el piano. ¿Sabía ya que su recompensa sería una línea temporal donde el hijo no moriría? ¿Una línea donde Daniel se convertiría en músico y no en físico por obligación? En varias ocasiones la vimos sabiendo más de lo que parecía posible saber. Aquella vez en Londres, abortando el destino fatal de Desmond como marido feliz de Penny. De la misma forma, usando una estación Dharma cuyo control no se sabe bien cómo consiguió, guió a los perdidos regresados de vuelta a la isla de la que no debieron salir nunca. Y ahora la tenemos de nuevo contrariada por la actitud de Desmond, que le trastoca la vida que tan duramente se ha ganado. O se ha fabricado.

En su ser parecen confluir la ciencia y lo mitológico que tantas vueltas da por la serie. Es un poco como una Moira o Parca armada de superordenadores y un péndulo de Foucault. Una parca que en este episodio parece además haber recibido su merecido descanso y por tanto en lugar de controlar los destinos humanos se dedica a controlar la cubertería. En lugar de tejer el destino de los hombres, ahora se fija en el tejido de los manteles.

¿Cómo consiguió semejantes poderes? Me la imagino saltando alegremente por la isla cuando se encontró con Jacob (esa Muralla China porosa). Charlaron un rato. Ella comentó sin apenas pensar que le gustaría conocer el destino, todos los destinos posibles, y Jacob, tras poner cara de “te pillé”, le puso la mano en el hombro y la convirtió en observadora omnisciente, con la tarea de garantizar que las cosas no se desmadrasen. Sobre todo Desmond, que como no está sujeto a las reglas, lo puede todo.

Jacob tenía un plan, siempre tuvo un plan. Y si para convencer al hombre de negro de que el ser humano es fundamentalmente bueno debía permitir la posibilidad de su huida, pues que así fuese. Incluso si el plan incluía su propia muerte personal. Si estás dispuesto a pedir el sacrificio de los demás –y estoy usando la palabra pedir en el sentido más laxo posible-, ¿no deberías ser tú el primero en estar dispuesto a sacrificarte? Jacob es capaz de todo con tal de tener razón.

Aunque también es posible que Eloise haya existido siempre. Es decir, no ella, sino su puesto, aquello de los que ella es una manifestación. Quizá en el panteón de la isla hay un rango de observador, alguien que conoce el pasado y el futuro independientemente de en qué línea se encuentre. Alguien que es el mismo individuo en cualquier punto del multiverso. Aunque claro, si la naturaleza de Eloise está relacionada con la isla, ¿cómo sobrevivió a su hundimiento cuando da la impresión de que el propio Jacob ha desaparecido, si aparentemente el panteón está bajo el océano?

La relación entre Desmond y Penny es la central de la serie. Sí, Sun y Jin llevan más tiempo. Rose y Bernard son supertiernos. Pero la de Desmond y Penny tienen algo que no tienen las otras. Es una relación… cómo decirlo… una relación trascendente. Es una de esas relaciones que salen en los mitos, que cantaría gustoso cualquier poeta de la antigüedad, la relación de amor tan absoluto que supera cualquier límite del espacio y el tiempo. Piensa en cualquier pareja famosa de amantes y entre ellos puedes encajar a Desmond y Penny. No hay nada que los pueda separar. Su amor no sólo supera océanos de tiempo, sino también se ventila toda separación física y de espacio. Desmond y Penny se quieren, siempre se han querido y siempre se querrán. Y los intentos de Eloise por mantenerlos apartados por mucho que triunfen a corto plazo acaban fracasando miserablemente. Digamos que si el universo los quiere separados, lo siento por el universo.

Miremos la realidad X. Ese Desmond tiene una vida perfecta. Ni una sola atadura, dinero a espuertas, libertad total. Y además, el respeto de Charles Widmore, que como dice Eloise, es lo que Desmond siempre quiso. Pero debemos recordar que Desmond quería ese respeto para poder tener a Penny, considerando que era un paso necesario. Puso la obtención de ese respeto por delante de su amor, y ese fue su fallo, el talón de Aquiles del personaje. Su estancia en la isla, sus saltos en el tiempo y su vida en la línea X, vamos, la historia de Desmond en la serie ha sido el intento de corregir ese error.

Aquí queda claro que Eloise no lo sabe todo y ciertamente no sabe lo que quiere Desmond. Es posible que Desmond quiera racionalmente el reconocimiento de Charles Widmore, pero el corazón tiene razones que la razón desconoce. Si Eloise, o alguien, fabricó la línea X, al hacerlo olvidó ese detalle. Nosotros sabemos que Desmond acabará rebelándose. Sabemos que por mucho que Penny no se apellide como su padre, por mucho que esté separada de la vida de Desmond, éste acabará encontrándola.

Y lo sabemos porque así nos han construido los personajes. Es todo lo contrario que la historia de Richard Alpert y su amor, que tuvimos que aceptar como tal. En el caso de Penny y Desmond hemos tenido años para verles actuar. Y ninguno de los dos ha sido jamás pasivo. Desmond intentó una carrera a vela. Penny montó un sistema de vigilancia y luego se embarcó con la esperanza de dar con él. Durante años, en la distancia, sus vidas han estado entrelazadas. Lo hemos visto una y otra vez. Tanto, que los guionistas no tienen que decir apenas nada. Puede sacar a Penny durante cinco minutos al final y ya lo tenemos todo claro. Ulises siempre regresará con Penélope. Es así de simple.

En la línea X Desmond estaba en el avión. Acaban así semanas de elucubraciones. Y en realidad, siempre supimos que la solución al misterio no iba a ser tan simple como: Desmond se mueve con libertad. No iba a ser como si Desmond tuviese el poder de saltar de un línea a otra. Cuando le hemos visto saltar en el tiempo –ya fuese de presente a pasado o de pasado a presente- siempre fue por intermediación de algo. Una fuerza electromagnética en el primer caso, salir mal de la isla, en el segundo. Aunque sí tenemos esas desconcertantes visiones del futuro, como cuando se pegó un episodio intentando salvar a Charlie. ¿Es eso lo que le pasa a Eloise? ¿Estuvo demasiado cerca de una anomalía electromagnética y tiene recuerdos del porvenir?

Pero a lo que vamos. En la línea X Desmond sigue siendo un buen tío al servicio de Widmore. Widmore parece también un buen tío. Exigente, pero no tan serio como la versión de la isla. No es de extrañar. En esa realidad la isla está sumergida y el pobre se ha librado de esa responsabilidad. Tiene los mismos hijos, pero los tiene trocados. Desmond es su hombre de confianza, al que mandas cuando es preciso resolver una situación de lo más delicada. Y nada más bajar del avión, lo envían a recuperar a Charlie Pace, al que detuvieron ya en el mismo avión por posesión de drogas.

Después de que Desmond se refleje en la puerta de la comisaría –que es la marca recurrente de los personajes del mundo X, la indicación de las cosas no son lo que parecen- tiene que entrar en un bar siguiendo al Charlie zombie. Pero no es realmente zombie. Charlie es un iluminado. Cuando se moría atragantado, vio a su amor. A su amor de verdad. Él no sabe de quién se trata, ni siquiera sabe que la mujer iba en el avión, pero nosotros sabemos bien que es una visión de la isla, que brevemente las barreras entre realidades se han abierto y ha visto otro mundo. O quizá, más bien, sus recuerdos se hayan revelado. Quizá simplemente la cercanía a la muerte abriese su cerebro.

Saltemos un momento a la segunda epifanía del episodio; la de Daniel en el museo. Como dice que fue en el museo, y da un par de detalles más, sabemos que se refiere a Charlotte. Pero la naturaleza de la visión es la misma, el amor se revela. Un amor tan enorme que desnuda los secretos. No hay momento cercano a la muerte, pero quizá para Daniel no sea necesario. O simplemente, quizá Charlie hubiese reaccionado igual de haber visto a Claire.

Bien, ya tenemos una palabra de cuatro letras con una “o” que define a la isla.

Desmond le ofrece a Charlie un trato que no puede rechazar. Pero este Desmond, por muy feliz que afirme ser, sólo cree en lo que cree. El trato que le ofrece a Charlie es puramente materialista. Haz esto y las consecuencias materiales serán estas. Haz aquello y serán estas otras. Charlie, cuando ofrece su alternativa, no ofrece realmente nada. Quiere que Desmond vea lo que él vio, algo tan asombroso, tan tremendo, que ya no le importa nada más.

Y lo hace como sabe que le funcionó a él. Con una momento de tensión, con la posibilidad real de morir. Lanza el coche directamente contra el agua.

Sumergirse en el agua es uno de los temas de esta temporada. La isla está sumergida. Sayid y Dogen, acaban en la piscina. Jacob bautiza a Richard en el océano. Y aquí tenemos una secuencia todavía más interesante. Desmond se libera del cinturón de seguridad y sale a la superficie. En ese momento, decide sumergirse voluntariamente –como si fuese un candidato, vamos- a salvar a Charlie. Charlie hace un gesto, que no sabemos si es real o lo imagina, que recuerda a otro de la isla. Y Desmond sabe. Es el momento de la iluminación. Como quien contempla una flor y de pronto entiende la irrealidad fundamental de la realidad, maya se retira durante un momento. Y luego salva a Charlie. Un Desmond se sumerge en el agua y el que vuelve a salir a la superficie es un hombre diferente.

Más tarde en el hospital, después de la doctora comente que su cerebro es extraño, le hacen una resonancia. El campo magnético despierta todavía más recuerdos. Lo que resulta extraño, porque este Desmond no estuvo jamás sometido a ningún actividad anómala, nunca acabó en la isla. ¿Por qué iba a reaccionar así? Pero de la misma forma, el Desmond soldado tampoco pasó por esa experiencia y eso no le impidió saltar a su futuro. Supongo que la explosión de la Swan no le dio sus poderes, sino que activó las capacidades innatas de su cerebro. Posiblemente Desmond ya fuese así.

La conversación posterior con Charlie –previo encuentro fortuito con Jack, que debe salir en el episodio, porque claramente forma parte de la solución final- parece una charla con un iluminado. A Charlie sólo le faltó soltar lo de “the power of love, baby”. El desconcierto de Desmond es cada vez mayor. Además, tal y como yo entiendo el episodio, ese Desmond es el de la realidad X, que no tiene nada que ver –en principio, pero ya se verá cuando descubramos el origen de la línea- con el Desmond original. Es una persona con una vida hasta ese momento (aparentemente) normal que de pronto se topa de bruces con un hecho prácticamente fantástico.

Daniel, por cierto, está muerto en la línea de la isla. Lo digo porque Charlie también está muerto en la línea original e incluso la iluminación de Desmond incluye una repetición de la muerte del músico, un momento especialmente traumático. Eros y Tánatos. Amor y muerte combinados en el mismo episodio, muertos hablando de amor.

Daniel le cuenta lo de Charlotte, su gran revelación al encontrar el amor, su roce con una realidad diferente. Y el amor le sienta muy bien a Daniel, que ahora es músico pero por la noche se pone a garabatear diagramas de física. Lo que le muestra a Desmond parece un cono de luz más o menos modificado. Supongo que no se espera que signifiquen nada, excepto traer a colación a la ciencia, porque de nuevo tenemos esa situación: ciencia y trascendencia combinadas en un mismo personaje. Es más, el chofer de Desmond se llama Minkowski, el nombre del creador del espacio donde el tiempo y el espacio se unen íntimamente, una unión que acaba representando la realidad. Daniel intenta explicar la vida que viven, y su explicación se acerca mucho a la explosión de la bomba durante el incidente, lo que daría a entender, al contrario que Eloise, que la línea X no fue diseñada, sino que fue el resultado de ese proceso. Aunque esas contradicciones aparentes pueden ser dos simples aspectos de una explicación algo más compleja.

Por suerte para Desmond, Daniel no quiere separarle de Penny, más bien todo lo contrario. ¿Sabe Daniel quién es Desmond? Recordemos que en el universo de la isla, Desmond era precisamente la constante de Daniel, su ancla a un momento concreto del tiempo. ¿Sabe todo eso Daniel? Quizá. O quizá no. Después de todo, niega ser capaz de entender el diagrama que él mismo ha dibujado.

El encuentro se ha hecho esperar, pero no defrauda. Porque sabemos que no puede defraudar. Penny y Desmond forman una pareja cósmica. Y el encuentro –que se desarrolla en un espacio conocido, el lugar donde Desmond se entrenaba para dar la vuelta al mundo, un lugar especialmente simbólico para su historia de amor- es literalmente eléctrico. Los dos se dan la mano y entonces…

Y entonces se produce el episodio.

Lo digo literalmente. En ese momento se causa todo el episodio.

En cierta forma, el episodio es la historia de un regreso, de un reencuentro. De varios. Desmond regresa a la isla, a pesar de que Desmond ya había cumplido. Cuando giró la llave de la estación Swan, ya demostró que era el hombre que quería ser. Desde ese momento, sólo fue cuestión de encontrar la forma de volver con Penny. Desmond podría haber vivido tranquilo y feliz de no haber intervenido Daniel, Ben y finalmente Widmore. De la misma forma, el Desmond X regresa al mismo estadio para reencontrarse con el mismo amor. Ahora la situación está invertida, porque es él el que busca, no el objeto de la búsqueda.

Al Desmond de la isla lo meten en una caja que me recuerda mucho a la del origen del Doctor Manhattan. No quiere estar allí, encajado entre dos electroimanes, por lo que está atado y destroza la silla en un ataque de furia. Así debe ser, de la misma forma que atacó salvajemente a Widmore. Debe quedarnos claro el contraste con lo que sucederá después.

Uno esperaría que uno de los dos electroimanes le rompiese el corazón. Sin embargo, eso no es lo que sucede. Lo que sucede es algo más misterioso.

Se produce el instante del contacto.

El Desmond de la línea X, después de quedar con Penny, le pide a Minkowski el manifiesto del avión. ¿Para qué? ¿Qué planea hacerles a los otros perdidos? Mientras tanto, el Desmond de la isla acepta de inmediato colaborar con Widmore. Es más, ni siquiera pide explicaciones. Habiendo alcanzado la budidad, está claro que sabe exactamente qué hacer. Su plan ni siquiera parece depender de estar con Widmore. Irse con Sayid le resulta igual de conveniente. O quizá, sumando dos y dos a partir del episodio anterior, ya suponía que eso iba a pasar. Yo me inclino por pensar que hay algún detalle fundamental que Desmond, cualquiera de los dos, ha comprendido y que a nosotros todavía se nos escapa. Creo que ese detalle es el conocimiento cabal sobre la naturaleza de la línea X.

¿Qué ha pasado con nuestros Desmond? Bien, ahora Desmond es el punto de unión entre líneas. No se trata simplemente de que haya influencias de una línea sobre la otra. No, en este episodios hemos visto un contacto real entre las dos, en la persona de Desmond. ¿Cuál es la naturaleza de ese contacto? Pues yo tengo tres hipótesis, que les ofrezco para que decidan cual es la mejor, aunque conociendo la serie, lo más probable es que me equivoque en las tres. Ya veremos si tuve razón en algo:

1. Desmond X y Desmond de la isla han combinado recuerdos. Desmond X ya sabe quién es Penny, conoce a todos los perdidos y sabe exactamente qué sucedió en la isla. Lo mismo con el Desmond de la isla, que ha comprendido que la línea X posiblemente sea un regalo, o una recompensa. Cada uno por su lado va a colaborar en el plan.

2. Desmond X y Desmond de la isla se han intercambiado. En la línea X tenemos ahora al Desmond de la isla, mientras que el Desmond X está ahora en la isla. Posiblemente también haya compartido recuerdos. Por eso el Desmond que despierta en el estadio está tan absolutamente encantado de ver a Penny (apenas puede evitar la gran sonrisa, de la misma forma que el Desmond de la isla no pudo evitar un temblor en la mejilla antes de atacar a Widmore), y el Desmond del electroimán acepta sin problemas colaborar con el hombre en que confía y con el que lleva trabajando tanto tiempo. Como Desmond en la línea X conoce personalmente a los perdidos, su plan es ponerse en contacto con ellos, de ahí la petición del manifiesto.

3. Desmond X y Desmond de la isla son ahora la misma persona. Básicamente la misma situación que planteaba antes con Eloise. No hablo de un simple compartir recuerdos, sino de algo más fundamental en el contexto de la serie –y que nos quedará más claro en cuanto comprendamos totalmente su metafísica. Ahora los dos Desmond tienen la misma esencia (la misma alma). O quizá la tuvieron siempre, y la experiencia cercana a la muerte del Desmond de la isla (metido en un aparato capaz de freír a una persona) y el encuentro con el amor del Desmond X (amor y muerte es una combinación muy poderosa) han hecho que los dos despierten a esa realidad fundamental. El amor y la muerte nos han dejado a un único Desmond. No, no es exacto, porque siempre hubo uno solo, pero no lo sabíamos.

Esta última posibilidad es la que me resulta más interesante. Si Desmond es el primer perdido en encontrarse en esa situación, podría ser el primero de muchos. Es más, podría ser el final de la serie. Si se produce el gran reset que muchos vaticinan, podría ser que los personajes que conocemos acabasen viviendo en la línea X. Pero es poco consuelo pensar que una versión de ti vive en otro universo (aunque tenga tus recuerdos, cosa que tampoco me consuela demasiado). Pero si hay una esencia en los personajes capaz de coexistir entre universos. Bien, el final podría ser un baño de sangre.

Y a la vez un final feliz.

Amor y muerte.

Anteriormente

Llamativa novela japonesa que me era absolutamente desconocida, Kanikosen. El pesquero (Ático de los libros. ISBN: 978-84-937809-0-6. 152 pp. 15,00 €) de Takiji Kobayashi, que la portada define como: «La versión japonesa de Las uvas de la ira«.

De la contraportada:

«Vamos hacia el infierno». Así empieza la historia del Hakko Maru, un pesquero que faena en las gélidas aguas de Kamchatka, al este de Rusia, y de su tripulación: una variopinta colección de curtidos lobos de mar arruinados por la bebida y las mujeres, estudiantes universitario en deuda con el Estado y campesinos pobres al borde de la inanición.

Mientras el viento muerde la cubierta y la ventisca convierte a los barcos en fantasmas, el patrón de la expedición pesquera fuerza a los tripulantes a trabajar hasta el agotamiento y les aplica castigos brutales si se atreven a protestar. Poco a poco, se extiende el germen de la revuelta y, a pesar de que naves e la marina Imperial japonesa patrullan la zona para mantener el orden entre la flota pesquera, estalla el inevitable motín.

Kanikosen es un clásico de la literatura japonesa. Se publicó por primera vez en 1929 y en la actualidad ha experimentado un espectacular resurgimiento que lo ha llevado a las listas de los más vendidos en Japón, pues los lectores modernos se han identificado con los modestos personajes que protagonizan esta novela.

Rimero de enlaces

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Leí este libro –De qué hablo cuando hablo de correr de Haruki Murakami (Tusquets Editores. ISBN: 978-84-8383-230-1. 232 pp. 17,00 €))- en 2008 (en la versión en inglés) y me encantó. De forma indirecta, aunque probablemente fuese la única posible, Murakami revela, hablando de su afición a correr, muchas facetas de su vida y su literatura. Posiblemente sea lo más cercano que tengamos nunca a una autobiografía de Murakami.

De la contraportada:

En 1982, tras dejar el local de jazz que regentaba y decidir que, en adelante, se dedicaría exclusivamente a escribir, Haruki Murakami comenzó también a correr. Al año siguiente correría en solitario el trayecto que separa Atenas de Maratón, su bautizo en esta carrera clásica. Ahora, ya con numerosos libros publicados con gran éxito en todo el mundo, y después de participar en muchas carreras de larga distancia en diferentes ciudades y parajes, Murakami reflexiona sobre la influencia que este deporte ha ejercido en su vida y en su obra. Mientras habla de sus duros entrenamientos diarios y su afán de superación, de su pasión por la música y de los lugares a los que viaja, va dibujándose la idea de que, para Murakami, escribir y correr se han convertido en una actitud vital. Reflexivo y divertido, filosófico y lleno de anécdotas, este volumen nos adentra plenamente en el universo de un autor que ha deslumbrado a la crítica más exigente y hechizado a miles de lectores.

Aprovecho para enlazar a El club de jazz de Haruki Murakami. Lectura obligada.

Los Elementos

De entre las aplicaciones ya disponibles para el iPad, me llama especialmente la atención The Elements, una exploración de la tabla periódica que parece especialmente lograda, sobre todo como herramienta educativa.

Aquí hay un vídeo demostrativo que hicieron en Boing Boing. La cámara se mueve un poco de más, pero sirve para hacerse una idea bastante buena.

Vamos, que será una de las primeras aplicaciones que caiga.

Rimero de enlaces

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No leer a menos que hayas visto el episodio.

Este párrafo debe su existencia al simple deseo de mostrar la mayúscula que aparece al principio (si estás viéndolo en la web, si el tema funciona, si se dan todas las circunstancias…). Al principio pensé en escribir un párrafo cualquiera como introducción, pero luego pensé ¿soy periodista o qué? Me pareció más intelectualmente honrado encadenar unas palabras.

El Paquete

Salen tantos paquetes en este episodio que en cierto momento ya me cansé de contarlos. Es un ejemplo de los guionistas metiendo todas las referencias posibles. La narración queda genial, y el episodio me gustó mucho, pero representa un gran esfuerzo para cualquier pobre reseñador.

Por supuesto, el paquete más evidente es el propio Desmond David Hume, devuelto a la isla por las malas artes de su suegro y al que llaman «paquete» (ahora es un instrumento, así que ni siquiera merece nombre). Por cierto, que Charles Widmore se comporta un poco como el padre de Sun; secuestra a su yerno y el padre de Sun pretendía matar al «suyo» (no lo es estrictamente, porque no están casados), los dos aparentemente pasando de la felicidad de sus hijas. Es más, Paik pone en peligro a su nieto o nieta (al cancelar la cuenta sin prever que la visita al restaurante podría retrasarse), y nada sabemos del destino del pobre Charlie Hume. Es lo malo de tener padres dominantes con mucho dinero.

Jin es otro paquete más que evidente. Junto con el reloj y los 25.000 dólares (hay que reconocer que Paik sabe encontrar buenos precios para matar a alguien, no parece que Keamy esté tan necesitado de pasta como para cobrar sólo eso). Él mismo debía entregarse en el restaurante famoso para dejar que lo matasen, como si las vacas se acercasen solas por la cocina. La intervención fortuita y combinada de la aduana de Estados Unidos y los pechos de Sun le salvaron de ese destino. Se ve que Keamy sólo mata si cobra primero y jamás daría gratis lo que puede cobrar (es como un músico o algo).

Y también, el hijo o hija de Sun en la línea X. No puede ser la hija que conocemos, porque Ji Yeon fue concebida en la isla tan claramente que Juliet pudo asegurarlo. En este caso, es evidente que Sun salió de Corea embarazada. Pero, ¿el padre es Jin? Eso se da a entender, por la forma en que Sun está dispuesta a revelar la noticia justo antes de la interrupción. Pero en la línea de la isla, Jin era estéril antes del accidente. ¿Jacob lo volvió estéril para que concibiese a su hija en la isla?

¿Más paquetes? La tercera zona de energía electromagnética que busca la geofísica. La cámara que mágicamente aparece al final trayendo noticias, esta vez sí, de Ji Yeon. Incluso el propio avión, que está ahí esperando tan tranquilo y que todos parecen considerar de lo más importante. Pero si lo es, ¿por qué Widmore no lo ha destruido?

¿Quién es Christian Shephard?

El monstruo de humo no puede ir sobre el agua.

Se lo dice el propio Flocke a Sawyer, cuando éste pregunta para qué necesita la barca, indicándole que si pudiese cruzar el agua, no estaría en la isla. La respuesta de Sawyer, ofrecida con ese gesto de sarcasmo, es perfecta.

Ahora pensemos un momento, porque la cosa es importante.

Christian Shephard se le apareció a su hijo en el mundo exterior. Si lo que dice Flocke es cierto –y tiendo a creerle por una razón que expondré más adelante-, Christian no era el monstruo de humo, porque el monstruo de humo está limitado a la isla. Fue una alucinación, me dirán ustedes. Cierto, podría ser. Pero Christian Shephard también se le apareció a Michael en su último momento a bordo del carguero del infierno. Fue básicamente una despedida, un «ya puedes partir en paz».

Pero no pudo ser el monstruo de humo.

Primero, ¿para qué iba a querer el monstruo de humo despedirse de Michael? Si Michael era una pieza más en el plan, decirle adiós no tendría mayor sentido. Y Flocke no parece caracterizarse por sentir aprecio a largo plazo por la gente, tal y como demuestra en este mismo episodio. Ante la insistencia de Claire, que se porta como una niña mimada, Flocke prácticamente la da permiso para matar a Kate. O quizá ese «lo que será, será» sea mucho más ambiguo de lo que parece, más bien una forma de quitarse a Claire de encima.

Segundo, el monstruo de humo no puede atravesar el agua. El carguero estaba anclado al menos a la distancia de la isla Hydra. Si el monstruo de humo no puede llegar a la isla Hydra cruzando el agua, tampoco podía llegar hasta el carguero.

Tercero, cuando Claire habla de su padre y su amigo, allí cuando se encuentra con Jin, distingue claramente entre los dos. Su padre por un lado y su amigo, que aparentemente puede adoptar la forma de John Locke, cosa que ella comprende perfectamente. Es decir, su padre es su padre, mientras que su amigo puede que tenga la cara de John Locke, pero no es él.

Es decir, que todo apunta –si creemos a Flocke, claro- a que el Christian que hemos visto en la isla es alguien diferente al monstruo de humo. Pero si así es, ¿quién es?

La revelación de Flocke tiene otra consecuencia curiosa. Si es cierto que no se puede mover libremente por el mundo, la teoría que dice que la prisión del mal –a saber, el infierno, del que la isla es el «tapón»- es el mundo entero (no es una idea nueva; ya formaba parte del ADN de la serie Angel) no tendría sentido, porque el monstruo de humo estaría confinado a la isla. Podría ser, si Flocke miente. Aunque yo espero que la prisión sea algo más «metafísico», algo que de alguna forma conecte con la línea X.

Charles Widmore, ese hombre

¿Widmore conoció al hombre de negro? Según le explicó Jacob a Richard Alpert, Jacob quedaría completamente en segundo plano, aislado de los «jefes» de la sociedad utópica que se crearía en la isla. Entiendo que los Otros son esa sociedad y que de la misma forma que Ben jamás conoció a Jacob, Widmore tampoco se encontró con él, que toda relación la mediaba Richard.

Pero eso es simplemente resultado de una decisión de Jacob, no de una regla de la isla. Por tanto, el hombre de negro no estaría limitado de la misma forma. Podría darse a conocer, de la misma forma que se presenta ante los perdidos, con tranquilidad, ofreciendo la tentación.

El encuentro entre Flocke y Widmore deja bien claro que no se conocían. Es decir, queda claro que Widmore sabía de su existencia y conocía los suficientes detalles como para levantar la verja sónica. Pero esos detalles también los conocía la Iniciativa Dharma, porque rodearon su pueblecito con la misma tecnología. ¿Cómo lo supieron? ¿Fue parte del tratado de paz? ¿Tú no me disparas y yo te digo cómo parar al monstruo de humo? Pero en ese caso, ¿por qué los otros no usaban esa misma tecnología? Supongo que el círculo de ceniza les pareció un método barato a la par que eficiente (por cierto, ¿cómo es que sabían invocar al monstruo de humo?). Una dicotomía «ciencia/fe» más, de las muchas que nos ha ofrecido la serie.

Esos dos hombres midiéndose, enfrentados a lados opuestos de una barrera invisible, claramente están en oposición. Flocke le recuerda a Widmore su propio comentario sobre la guerra por venir. Ya está aquí, dice. Lo que plantea la pregunta, ¿qué quiere Widmore? ¿Por qué está haciendo todo esto?

La explicación que dio Ben en su día fue que Widmore quería controlar la isla para sus propios fines. Siendo el señor Burns de Lost, Widmore sólo se mueve por dinero. Podría ser una de esas explicaciones cómodamente satisfactorias, el hombre rico que es malo hasta la médula. Pero hay un detalle que no conviene olvidar: Widmore ya ha sacrificado un hijo a la isla. Daniel Faraday fue a la isla para cumplir un destino que a su vez iniciaría todo lo que está sucediendo ahora, en una sucesión de acontecimiento que tuvo todos los rasgos de una tragedia griega, donde unos padres contemplan cómo su hijo muere cumpliendo un destino inevitable. Es más, en la escena en la que están solos, Widmore y Eloise –padre y madre- parecen sinceramente dolidos por el destino de su hijo. Aunque no queda claro si no hicieron nada por evitarlo o no pudieron hacer nada por evitarlo.

¿Un hombre que ha sacrificado tanto podría realmente estar actuando por dinero/poder? Imagino que sí, que es posible, sobre todo ahora que lo vemos sacrificando parte de la felicidad de su hija Penny. Porque vamos, no parece que Desmond haya vuelto a la isla por propia voluntad, sobre todo cuando rechazó tan claramente la invitación de Eloise.

Una vez más me pregunto si Widmore juega en el equipo de Jacob. Si realmente busca su beneficio personal, no está claro por qué Jacob iba a quererle de su lado, cuando tan decidido está a proteger la isla; a menos, claro, que lo considere una consecuencia desafortunada del libre albedrío. Por otra parte, si Widmore no es el que debía llegar a la isla, ¿quién era? Una solución simple es pensar que Widmore forma parte del plan de Jacob, que su presencia es necesaria, pero no es un agente de Jacob. Aunque no puedo evitar pensar que nos preparan la redención de Widmore, la justificación de todos sus actos.

La muralla china es porosa

Pero volviendo a Jacob, Widmore, hombre de negro y Richard Alpert, también sabemos, por esta temporada, que la teoría de la muralla china –que separa a ocupantes de la isla de Jacob por medio de Richard Alpert- no es totalmente cierta. Hay Otros que claramente han interaccionado con Jacob y que, como Dogen, claramente saben más que Richard. ¿Significa eso que Jacob está dispuesto a intervenir cuando es menester? ¿O significa que hay una casta de Otros, otros dentro de los Otros, destinada a preservar la isla en sí como tapón en lugar de aspirar a construir una sociedad mejor? Aunque, otra opción simple es que Dogen fuese un candidato en su momento.

Otra cosa que cuenta Flocke es que precisa de todos los candidatos para escapar de la isla. Aparentemente no le basta con que estén muertos, porque en ese caso la cosa se podría haber arreglado con mucha facilidad. Si bien otra de las reglas es que Flocke no puede matar a un candidato, la solución pasaría, como en el caso de Ben y Jacob, por dar con alguien dispuesto a hacerlo por ti. E incluso considerando la posibilidad de que los candidatos simplemente no pueden morir –como parece que sucedió cuando Jack encendió la mecha de la dinamita-, bastaría con pillar a alguien como Desmond, que se salta las reglas como quiere. Pero, ¿conoce Flocke la existencia de Desmond? De conocerla, ¿cambiaría eso sus planes?

Un detalle que otros han apuntado y que parece muy importante: hay ahora mismo seis candidatos que se corresponden con los números conocidos.

De candidatos

Me ha llevado un tiempo, pero creo que he acabado entendiendo una parte del asunto de los candidatos.

En primer lugar, a los candidatos no se les puede obligar a hacer nada. Ya lo deja claro Flocke cuando, en la cueva, le detalla a Sawyer todas las opciones posibles de las que dispone como persona que tiene su nombre escrito en la cueva. Es evidente que él personalmente prefiere la de «vámonos rápido de aquí», pero no deja de especificar las otras. Sawyer debe elegir libremente. Dogen deja que Hurley haga lo que quiera, una vez que éste se saca del bolsillo la placa de candidato (si el doctor Bill Harford lo llega a saber, se pasa la película diciendo «soy un candidato»). Y en este episodio, Flocke le ofrece a Sun todas las opciones posibles para intentar convencerla. Y Sun hace uso de su libre albedrío, en su caso, salir corriendo como alma perseguida por el diablo (¿lo pillan?, ¿el diablo?). Flocke no puede evitarlo y corre tras ella, intentando argumentar (lo que, si persigues a alguien, no creo que sea muy efectivo). Qué fácil habría sido transformarse en ese momento en el monstruo de humo y llevársela. Pero no, porque Sun tiene que hacer las cosas por su propia voluntad. Flocke no puede arrastrarla a la fuerza.

¿Es eso lo que comprender Richard cuando Sun se pone como una furia? ¿Ha sumado dos y dos y ha comprendido que el plan no se puede ejecutar si Sun se niega a ir? Tiene que ser Jack el que vaya a ella y la convenza con palabras, haciendo que sea Sun la que quiera ir. Libre albedrío total para los candidatos. Jack tenía que ir por su propia voluntad al templo, Hurley tenía que decidir subir al avión y Sayid tuvo que aceptar participar del plan de Flocke.

Los candidatos son variables.

Otro detalle, aunque no me parece tan claro, es que a los candidatos no se les puede mentir. Flocke, Jacob y demás de su nivel tienen que decir la verdad ante una pregunta directa. Por eso Flocke dice de inmediato que es el monstruo de humo, detalla sus limitaciones para viajar por el agua y, en general, cuando está con alguien que podría ser un candidato, como Jin, tiende a decir la verdad (por cierto, que Flocke le pregunta a Jin si Sawyer le ha contado lo de la cueva. Resulta que sí se lo había contado. Debe ser la primera vez en toda la serie en la que dos personajes se han contado algo en lugar de mantener el secreto durante tres temporadas. Claro, ya no quedan más). Supongo que pueden usar subterfugios de algún tipo, pero creo que no pueden mentir claramente.

Mira este mapa y dime lo que ves

El asalto al campamento de Flocke fue muy divertido. También sirvió para demostrar que Sayid será un gran agente secreto, pero sería incapaz de cuidar ni de una mesa camilla. En cuanto Flocke se da la vuelta, zas, desastre. El único punto oscuro de ese asalto fue que los asaltados quedasen con vida. Widmore envió a Keamy, que no tenía reparos en matar. Pero también envió a Faraday, que desactivó la planta de gas tóxico de la isla. Tengo la impresión de que tras ese asalto –ejecutado de esa forma- hay algo más de lo que parece, aunque quizá esté todo relacionado con los candidatos. Quizá no los podían matar. Y puestos a tener que mirar a quién no matar, decidieron dejarlos vivir a todos.

Del asalto, Widmore quería a Jin, aunque no tan pronto. Pero la geofísica se adelanto. Y lo de que es geofísica debe ser muy importante, primero porque lo repiten para dejártelo claro, y segundo porque le pregunta a Jin por las zonas de actividad electromagnética. Como él firmó el mapa, en su época Dharma, algo sabrá sobre ellas.

Es interesante que resurja todo esto ahora. Después de un buen montón de episodios que lidiaban con los aspecto más ligados a la mitología, a la fe, a lo mágico, de pronto la simple cuestión científica de las extrañas propiedades magnéticas de la isla regresa al primer plano. Está claro que Widmore no es un hombre de fe, no es como Dogen o el propio Richard, a menos que llamemos fe a confiar en el cañón de una pistola. De la misma forma que tiene una verja sónica –buena preparación se llama a eso- parece también dispuesto a aprovechar las propiedades de la isla. Su magnetismo está también claramente conectado con Desmond, quien ya desactivó la anomalía bajo la estación Swan, recibiendo a cambio sus poderes de flotar en el tiempo. ¿Y también entre líneas paralelas?

David Hume could outconsume Schopenhauer and Hegel

¿Qué es Desmond? Desmond era un hombre. Pero un día, le dio a una llave, abrió una puerta, salvó al mundo y entró en un reino mágico. Ahora es algo más que un hombre. Le hemos visto saltar en el tiempo, regresando a su pasado, o viajando a su futuro. También es un hombre especial, que no está sujeto a las reglas. ¿Fue siempre especial o lo es desde el momento en que giró la llave? La dicotomía podría no existir. Si Desmond se puede mover en el tiempo, entonces Desmond es especial en cualquier momento de su existencia, independientemente de en qué momento adquiriese su poder.

¿Sufrió una transformación análoga a la de Jacob y el hombre de negro? ¿Es el tercer miembro de una trinidad? Recuerden cómo sucedió aquello. Dejaron pasar los minutos, y cuando se agotaron los 108, aparecieron jeroglíficos. Los jeroglíficos están relacionados con la mitología de las islas, con Jacob y el innominado hombre de negro, lo que da a entender que son muy antiguos. Pero, ¿por qué iba a usar jeroglíficos la iniciativa Dharma? Es más que evidente que la actividad electromagnética de la isla está íntimamente conectada con su mitología.

Desmond es un Ulises condenado a regresar a la isla de Circe, dejando en casa a mujer e hijo. Está embarcado en una guerra que ni le va ni le viene, en la que no quiere participar, pero en la que parece ser muy importante. No creo que construya un caballo de madera, ni que él mismo lo sea. ¿Se le va a pedir que vuelva a girar una llave? ¿Su fin último es detonar uno de esos núcleos de energía electromagnética? ¿Por qué? Quizá porque es el único capaz de hacerlo sin destruir el mundo en el proceso. Quizá como último recurso, como arma final si todo lo demás falla. Destruir la isla y sellar definitivamente la botella.

Pero en ese caso, ¿por qué la botella tiene tapón? Si vas a encerrar al mal para siempre, ¿qué sentido tiene dejarle una puerta para salir? Quizá sea, nuevamente, una cuestión de libre albedrío. De equilibro entre blanco y negro. Para que el bien exista, debe existir también el mal. Pero sin que se desmadre.

Desmond es la constante.

¿Es la constante entre líneas? ¿Es él el punto que une la línea X con la línea de la isla? ¿Sólo hay un Desmond que es siempre el mismo en todos los mundos posibles? Su misteriosa aparición en el avión da a entender que algo raro pasa. Pero como no ha vuelto a aparecer, no sabemos nada. Pero cuando lo haga, es muy posible que nos quede claro un aspecto fundamental de la relación entre las líneas.

De líneas que se cruzan

Antes de abrir la puerta, Sun se mira al espejo. Se demora un poco de más, como si estuviese viendo algo más de lo que parece. Luego, tras abrir la puerta, mira a Keamy como si estuviese a punto de reconocerle. Más tarde, cuando Jin dispara a Mikhail, le quita el ojo que al ruso le faltaba en la isla. La línea original parece estar influyendo en la línea X.

Pero Sun X no habla inglés. Tiene más de una oportunidad de usarlo para resolver la situación y cuando la cajera dice que la cuenta no existe, no registra ni la más mínima sorpresa. Y de pronto, la Sun de la isla se pega un golpe en la frente y se queda sin inglés. No puede hablarlo, aunque sí escribirlo, de la misma forma que Sun X no lo habla.

Resulta que la línea X puede influir sobre la línea de la isla.

Imagino que las influencias mutuas se irán multiplicando a medida que se acerque el final de la temporada. Quizá al final los defensores del gran reset tengan razón, y la línea X sea la línea nueva. Pero eso no explica algunas de las influencias. Si la línea X está a medio hacer, ¿por qué está adoptando rasgos físicos de la isla? Es decir, ¿por qué a Jack le aparece una cicatriz que tuvo en la isla?

Lo de los recuerdos y eso no es tanto problema. Si Desmond, o quien sea, resetea la isla, todos podrían adoptar sus mismos poderes (o quizá ya los obtuvieron en el flash del incidente) y sus consciencias están trasladándose lentamente a la línea X. Como el proceso es gradual, todavía no lo hemos percibido como un hecho originado en un momento determinado. Pero los cambios físicos son bastante más difíciles de explicar.

También hay una diferencia temporal entre líneas. La línea X es de 2004 y la de la isla es de 2007. Pero también se puede explicar. Así a ojo, en ambas líneas ha pasado básicamente el mismo tiempo. Si decimos que la muerte de Jacob está conectada con la turbulencia del avión, las dos líneas estaría desarrollándose más o menos al mismo tiempo (sí, los tiempos no acaban de cuadrar, pero Lost siempre ha tenido un problema con esos detalles de tiempo) a partir de ese momento, aunque los años no coincidan.

Como opción final, quizá la línea X esté relacionada con el libre albedrío de los candidatos. Al ejercerlo, están creando la línea que podría haber sido, o la que será. Recordemos, también, que Widmore, al referirse a las consecuencias de la liberación del hombre de negro, dice que todo lo que quieres dejará de existir. Quizá el destino no sea morir, sino esté relacionado con la línea X.

La pareja

Quizá no tengan la carga romántica de Penny y Desmond, pero Jin y Sun no sólo llevan allí desde el principio –antes incluso que Rose y Bernard- sino que además han pasado de todo. Fuera de la isla tuvieron adulterio, problemas matrimoniales, la esclavitud del marido ante su suegro, madre del pasado que surgía para destruir el matrimonio del hijo y demás. Han sido felices y han sido infelices. Sun dio a Jin por muerto durante mucho tiempo, y Jin intentó sacrificarse para hacer creer a su mujer que había muerto.

Y tienen una hija.

Hija que regresa en el último momento, en una cámara de fotos, para que el padre la vea al fin. Y la cámara se la da un hombre con otra hija, a la que no debe ver desde hace también un tiempo.

Padres e hijos con problemas. Una vez más.

La relación de Jin y Sun en la línea X parece muy diferente. Más feliz en cierta forma, pero no demasiado sólida. Paik es mucho más dominante, y no consiente que toquen a su hija. Planea matar a Jin, cuando en la línea de la isla –después de hacerle un favor a su hija- lo convirtió en un esclavo. Por otra parte, al no estar casados, su relación no ha tenido demasiados problemas y viven felizmente su relación a escondidas.

Hasta la intervención de Keamy (me encanta el actor interpretando ese personaje, una especie de peligroso gángster payaso).

Lo de los niños en este episodio me llama especialmente la atención. Sun recibe un tiro (cosa que sabíamos que pasaría en cuanto Jin le dijo que se apartase y la pistola se puso a disparar como loca; hay cosas que en televisión son inevitables) y confiesa luego su embarazo. No está claro si ése es un niño que existe en la línea X o uno que no existirá (esperemos al veredicto del hospital). Mientras tanto, en la línea original Ji Yeon existe sin problemas. No sé por qué, pero tengo la impresión de que su reaparición es muy importante.

(Por cierto, Sun no parece pensar nunca en su hija. ¿No les parece raro?)

Sobre explicaciones

En mi comentario sobre el episodio anterior, Pirx dejó una reflexión que toca el tema de las explicaciones. En concreto, señala que para él las explicaciones míticas no explican. Que por ejemplo, si tenemos dioses, una explicación de otro tipo, digamos más «racional», resultaría más satisfactoria.

Yo creo lo contrario. Creo que en el contexto de una narración, una explicación mítica tiende a funcionar mejor que las otras. Al menos, en una serie tan preocupada por cuestiones trascendentes como en este caso. No porque la explicación «mitológica» sea más real, sino precisamente porque resonará más con los esquemas mentales de los lectores, con el sustrato mítico que empleamos para dar sentido a nuestra existencia. Una narración, después de todo, no es un ensayo, y tiende a recurrir a elementos que no son racionales.

En el caso de Lost, a pesar de ser una serie que oscila sin problemas entre magia y ciencia, una explicación con exclusivamente extraterrestres o viajes en el tiempo haría que el resultado final fuese menos interesante. Creo que una explicación mitológica sería mucho más satisfactoria, porque se ajustaría a cientos y cientos de historias míticas que ya conocemos. Precisamente en el esquema en el que la serie pretende encajar: la zona de las metáforas, las resonancias y los distintos niveles de lectura.

Debemos recordar que incluso la ciencia ficción más científica emplea los arquetipos más firmemente enraizados en nuestra consciencia.

Ya comenté las ventajas del iPad para los juegos de mesa. No es una idea novedosa en ningún sentido, es perfectamente evidente para cualquier persona interesada en ese tipo de juegos de tablero. Pero me alegra comprobar que también es interesante para algunos editores, como es el caso de Days of Wonder, que ha presentado una app para el iPad basada en el juego Small World.

Small World es un juego de control de territorio. Como indica su nombre, no hay espacio suficiente para todos (de hecho, el juego físico viene con distintos tableros dependiendo del número de jugadores), por lo que el enfrentamiento es inevitable. Cada jugador intenta expandirse como puede y sacar el mayor beneficio posible, empleando las habilidades especiales de la raza que ha elegido. Pero la gracia del juego está en que se puede cambiar de raza cuando resulte más conveniente.

Muy inteligentemente, debido las limitaciones de espacio, la app para el iPad es un juego para dos que se juega cara a cara. El iPad se encarga de hacer cumplir las reglas y ahorra tener que mover todas las piezas de cartón. En la nota de prensa, la empresa define esta app como “The world of board games and digital gaming will never be the same” y es una de las pocas veces que lo creo. Estoy seguro de que el futuro de los juegos de mesa en dispositivos como el iPad va a ser espectacular. En el caso concreto de este juego, las reseñas hablan de problemas debido a que es una versión inicial creada para coincidir con el lanzamiento del iPad. Pero todo se andará.

Y la verdad, por 3,99 euros, cuando tenga mi iPad Small World será la primera aplicación que caiga.

(vía Boardgame News)

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Ante las críticas recibidas por la historia contada antes del conjunto anterior de elucubraciones, sobre todo referidas al final, hemos decidido, siguiendo el espíritu de Fluxus que no necesariamente su letra, optar por la siguiente propuesta:

CREA TU MISMO LA HISTORIA INTRODUCTORIA PARA UN CONJUNTO DE ELUCUBRACIONES SOBRE EL ÚLTIMO EPISODIO DE LOST

  1. Escoge una historia que te resulte especialmente llamativa, interesante o divertida.
  2. Redáctala en pocos párrafos usando un estilo tirando a ampuloso.
  3. Cuenta su moraleja pero asegúrate de contradecirla de inmediato.
  4. Acaba con una nota de cierto cinismo irónico.
  5. Incluye la coletilla «No leer lo que viene a continuación a menos que hayas visto el episodio».

¡Richard Alpert es guanche! Resulta que andaba por Tenerife en 1867. Yo me lo imagino cuidando de los baifos mientras come gofio. O quizá, encaramado a lo alto del Echeyde contemplando a Guayota, acompañado de los tibicenas, asustar a los neveros mientras los dindes juegan allá abajo entre las olas. Aunque, siendo precisos, no se dice nunca que Richard Alpert sea chicharrero, pero voy a darlo por supuesto porque es el único detalle que realmente me sorprendió del episodio y uno atesora las sorpresas cuando las encuentra.

Si me permiten, primero voy a saltar a las explicaciones. Como hay gente deseando tener respuestas a todo, supongo que el episodio la habrá dejado muy satisfecha. Descubrimos de dónde salió Richard Alpert, por qué es inmortal, qué fue de la estatua, cómo el Black Rock acabó en medio de la selva y para qué sirve la isla. Pero la verdad es que a mí la mayoría de esas explicaciones me parecieron puestas ahí para explicar por explicar, sin que realmente tuviesen demasiada relación con la historia. Vamos, que Richard Alpert es inmortal como hubiese podido pedir un plato de macarrones (la verdad es que en ese momento me lo vi como protagonista de uno de esos chistes «me encontré con un genio y…»). El barco de titanio derribó la estatua. Y la isla es el tapón de una botella de alcohol medio vacía (lo que no es de extrañar, porque si estás solo en una isla con otro tío que quiere matarte, ¿tú no te darías a la bebida?).

Vamos, que si el resto de las explicaciones van a tener ese mismo nivel, si van a ser simples tonterías añadidas por contestar, sin que tengan mayor relevancia para la historia que han contado, va a ser mejor que no expliquen nada. Es un poco como eso de estarse callado si no sabes qué decir.

Aunque quién soy yo para hablar de estar callado.

El episodio empieza con un flashback pequeñito, donde vemos que Jacob le contó a Ilana cuál es su misión. Jacob le pide a Ilana ayuda, de una forma muy similar a como el hombre de negro le pedirá luego ayuda a Richard. Cuando vemos a Ilana por primera vez, tiene la cara cubierta de vendas. Luego, al final del flashback, en lo que parece la misma conversación, Jacob le explica la misión a una Ilana que tiene la cara sanada. Da toda la impresión de que Jacob se la arregló sobre la marcha.

Llegamos a la isla. El grupo de Ilana está sentado en plan acampada alrededor del fuego (sólo faltaban esos trocitos de algodón blanco que salen en todas las películas de acampadas y que nadie sabe realmente cómo se llaman en español). Jack hace una pregunta y se produce un suceso extraordinario pocas veces visto en Lost: alguien le responde y le explica lo que pasa. Era lo que ya sabíamos, que casi todos son candidatos para sustituir a Jacob y que ahora hay que preguntarle qué hacer a Richard Alpert.

Richard Alpert, que no está sentado con el grupo sino más bien se hunde en las sombras, se ríe como un loco, en una de las más deliciosas risas dementes que se han oído en la serie. Y estalla.

Descubrimos que Richard Alpert no había recuperado la fe como yo creía. Más bien, lo que hizo fue evitar que Jack encendiese otra mecha, no fuese a ser que el muy idiota acabase volando por los aires. Sigue pensando que Jacob era un mentiroso compulsivo, que le mintió a él, le mintió a Ilana y le mintió a todo el que se le puso por delante. No sólo no tiene ni idea de qué hay qué hacer a continuación para seguir el plan de Jacob –ya que no cree que dicho plan exista- sino que, ala, se pasa al bando de Flocke. No sin antes soltar su teoría.

«Estamos todos muertos y la isla es el infierno». Una declaración muy divertida, porque encaja casi por completo con una de las teorías más populares al comienzo de la serie, según la cual estaban todos muertos y en el purgatorio/infierno. Por supuesto, como esta teoría la expresa un personaje de la serie, ya sabemos que no puede ser cierta. O mejor dicho, quizá estén en el infierno, pero definitivamente no están muertos.

Como Richard declara que se va con el otro, Jack vuelve a preguntar, pidiendo saber de quién habla. Y ganamos la lotería por segunda vez: le responden. Meditemos sobre el hecho: un personaje de Lost hace una pregunta concreta y recibe una respuesta directa. Saboreemos los placeres inusuales. En cualquier caso, el otro es Flocke, que es Locke pero no es Locke, quizá porque el nombre es arquetipo de la cosa y su nombre real no es Locke (más adelante volvemos a este asunto).

Hurley mientras tanto está hablando con un muerto. O mejor dicho, con una muerta. Como Jack sólo cree en la muerte de Jacob, asume de inmediato que ese muerto famoso es el interlocutor. Hurley, que es ahora consejero en lugar del consejero, le dice que se ocupe de sus asuntos, que ese asunto no le concierne en absoluto. Luego descubriremos que la muerta es Isabel, la mujer de Richard. Obsérvese que Hurley ve fantasmas, es decir, manifestaciones que los demás no pueden ver, en lugar de las manifestaciones de Flocke –cuando podía manifestarse- que parecían más sólidas.

Ben suelta su historia de que Richard está loco y que no sabe nada. Considerando que Richard era la línea de transmisión de Ben y que ahora está claro que Ben jamás habló con Jacob, no sé en qué situación queda él. ¿Alguien que sabe todavía menos que el ignorante? ¿El loco que sigue al loco? También comenta que le conoce desde los doce años y demás, lo que lleva a hablar de su aspecto y a que Lapidus pregunte directamente cómo pudo pasar tal cosa. Y el episodio le responda de inmediato.

En cinco minutos tres preguntas que se responden de inmediato.

Esto es jauja.

Todos los seguidores de Lost deberíamos salir a comprar lotería. Estamos en racha.

Conozco a mucha gente a la que le dio un vuelco el corazón al ver lo de «Tenerife, Canary Islands – 1867». No es para menos. Si yo fuese del Cabildo, ya estaría haciendo gestiones para convertir a Richard Alpert en hijo predilecto o algo así. A mí sólo me habría sorprendido más si en lugar de chicharrero hubiese sido conejero. Pero no se puede tener todo.

En cualquier caso, ahí está él corriendo a caballo. ¿De dónde viene? Ni idea. Considerando que entra en la casita en la que yace su mujer enferma y aparentemente no trae nada, supongo que simplemente había que mostrarlo a caballo o algo así. En cualquier caso, la enferma es Isabel, su mujer, a la que claramente ama con locura. Isabel, por cierto, tiene una cruz al cuello y una Biblia entre las manos. La Biblia aparece posteriormente y la cruz es recurrente.

Richard decide ir a por el médico. Lo último que se dicen es un «Siempre estaremos juntos» de ella, que luego veremos que es verdad, y un «Te salvaré» de él, que no está tan claro. Después de recorrer lo que suponemos es medio día a caballo, bajo una lluvia torrencial, Richard entra sin invitación en la casa del médico. Éste, al que claramente pintan como un godo, le ofrece la medicina necesaria a cambio de un buen precio. Al final Richard se lo da todo, incluyendo la cruz que Isabel le había entregado. Sin embargo, el médico decreta que la cruz no vale nada, rechazando todo lo que cruz representa: su fe, su amor por Isabel, su misma dignidad. En la lucha posterior por la medicina, Richard mata accidentalmente al médico. ¿En ese momento muere Isabel? ¿Cuando Richard se condena?

Por cierto, que Richard asegura vivir cerca de «El Socorro». Y es precisamente eso lo que le hace falta al pobre, que alguien le ayude, que alguien le ofrezca socorro. De hecho, le sigue haciendo falta a lo largo del episodio. Por supuesto, las ayudas que recibe siempre son parciales, siempre vienen condicionadas (incluso, me temo, la de Hurley al final, que es agente de Jacob). Ninguna de ellas resuelve de una vez todas sus problemas.

En la cárcel, tras las rejas, ya encadenado como simbólicamente pasará toda su vida, Richard Alpert recibe la visita de un hombre vestido de negro. Es un cura que, tras comprobar que lee la Biblia el inglés, se niega a darle la absolución (y encima le roba la Biblia, para quitarle todo consuelo). Richard, que ahora lleva la cruz de Isabel, sólo pide el «perdón de Dios». El cura le dice que la única forma de lograrlo es por medio de la penitencia, pero que Richard no tiene tiempo para penitencias. Lo que resulta doblemente irónico, primero, porque Richard, sabemos bien, tendrá tiempo de sobra para todas las penitencias de este mundo. Y además, como descubrimos casi de inmediato, Richard no morirá al día siguiente sino que será vendido como esclavo. El cura además le dice que «El diablo te espera en el infierno», lo que podría ser cierto.

A Richard lo venden a un tipo llamado Whitfield. Confieso mi pequeña decepción, porque creía que sería Widmore. Lo hace en nombre del capitán Magnus Hanso. Para los que no conozcan el nombre, suyo es el cuaderno de bitácora que Widmore compra en subasta en el episodio «La constante» (¿cómo llegó hasta la casa de subastas?) y su descendiente, Alvar Hanso, financió la Iniciativa Dharma, que tanto bueno hizo por la isla. Vamos, que es una cosa de familia.

Un detalle curioso. Whitfield se planta ante Richard y lo examina. Un poco como el monstruo de humo lo examinará poco después. Los dos encuentran algo satisfactorio en él y le permiten vivir. Los dos, igualmente, le permiten vivir para usarlo en sus planes.

Lo siguiente es el Black Rock con Richard encadenado, en medio de una tormenta. Está claro que los cambios bruscos en la vida de Richard vienen acompañados de mucha lluvia. ¿El Black Rock es el mismo barco que vimos al final de la quinta temporada cuando Jacob y el hombre de negro miraban al horizonte? Aquel día hacía sol y el barco parecía muy cercano a la isla. Pero ahora tenemos tormenta. Por otra parte, Jacob le dice a Richard que es él el responsable de atraer a su barco. Pero también está claro que ha atraído a mucha gente a la isla. Vamos, que ni idea.

El Black Rock acaba en medio de la isla, donde estuvo siempre. Aceptemos que jamás sabremos cómo pasó tal cosa. Es un hecho de la historia y nada más. Así que concentrémonos en «tu capitán ha muerto y el barco está encajado en medio de una isla y no queda nada para comer y sólo sobreviven cinco oficiales, ¿qué hacemos?». Pues, por supuesto, matar a todos los esclavos que llevas a bordo, ¿qué si no? Cuando el sable le atravesó, el pobre Ignacio, que poco antes había dicho que Dios se había apiadado de ellos, debió comprender en las entrañas el significado de la palabra ironía.

Aunque eso sí, Whitfield le explica a Richard –que pronto descubrirá que se puede sufrir todavía más- que no es por maldad. Nunca es por maldad. Matamos, asesinamos, exterminamos, destruimos y jamás es por maldad. Siempre hay una buena razón: por ejemplo, enseñarle al hombre de negro una lección. Y la masacre que acabamos de presenciar –que recuerda a la masacre de la Iniciativa Dharma y a la de los pasajeros del vuelo Ajira- es pura cuestión de supervivencia, porque esos esclavos son los Otros. Porque los seres humanos somos incapaces de cooperar unos con otros y la confianza mutua es imposible. El hombre de negro tiene razón y Jacob se equivoca, quizá maliciosamente, quizá por estupidez.

Por suerte, el humo negro se está dando un festín con lo que le queda, así que escupe algo de sangre sobre Whitfield –como Isabel escupió sangre, como se desangró el médico- y se lo come. O lo que sea que haga con ellos. No sé, está claro que primero los mata, pero no sé si la cosa acaba ahí o sigue. A continuación, como una larga serpiente negra, el humo negro se planta frente a Richard y le da un buen repaso.

¿Qué ve? ¿Ve a un hombre capaz de la redención, un hombre sinceramente arrepentido de sus pecados? ¿Por eso le deja vivir? ¿O ve a un hombre tan inocente que creerá lo primero que se le diga, al que será fácil manipular? En su momento, el humo negro mató al señor Eko aparentemente no ya por negarse a arrepentirse de sus pecados, sino por incluso negar haber cometido algún pecado. El humo negro parece un gran creyente en «si la haces la pagas» y no acepta bien que se le lleve la contraria en ese punto. Yo me inclino por un poco de todo: potencial de redención y potencial de uso.

Por cierto, Richard ha perdido definitivamente la cruz aunque sigue más que bien encadenado.

¿Cuánto tiempo pasa Richard en la bodega? No sé evaluar si es mucho o poco. Supongo que unos días. En cualquier caso, a falta de cruz bueno es un clavo de la cruz, con el que intenta ir soltando las cadenas, que resultan estar mejor clavadas de lo que parecían. Pero pronto comenzará su extraña versión del suplicio de Tántalo, lo que refuerza la idea de que efectivamente está en el infierno. Primero, una mariposa le niega el agua. Luego, un jabalí le niega la comida. Y por último, ve como el humo negro devora a su mujer, poco después de que ésta repita la idea de que están todos muertos y en el infierno, afirmando incluso haber visto al diablo.

Sólo entonces se presenta el hombre de negro como tal –aunque no dudo que era él en las tres manifestaciones anteriores- y le libera. Sabemos de inmediato que no es Jacob, porque al principio no le vemos la cara, lo que en el lenguaje televisivo significa que no es quien creemos.

Ya hemos visto ese diálogo en muchas ocasiones, interacciones más o menos similares. Es una versión más de la que Flocke ha ido manteniendo con otros personajes, fichas del juego. Básicamente, el hombre de negro le ayuda a liberarse a cambio de la ayuda recíproca, para matar al diablo, para recuperar a Isabel. Como ya es costumbre, el hombre de negro/Flocke no tiene ningún problema para admitir que él es el monstruo de humo. Aún así, Richard parece creerse que el responsable es Jacob, el diablo.

Lo interesante de todo este diálogo es que el hombre de negro confirma que están en el infierno. ¿Lo hace por seguirle la corriente a Richard? Quizá, pensando que esa es una idea que Richard puede comprender. Tampoco dudo que haga referencia a sí mismo, ya que ahora sabemos que la isla es parte de su prisión. Pero podría haber otras opciones.

Podría ser que al hablar de infierno se estuviesen refiriendo a una ciertas situación con respecto al mundo. En este caso, algo subterráneo, por debajo de la realidad conocida. Una región más fundamental, sobre la que se sustenta todo lo demás. Podría ser que la isla fuese un mundo que sostuviese la realidad que conocemos. O, teniendo en cuenta la explicación que vendrá luego, el punto de acceso a esa realidad más fundamental.

Por otra parte, a Richard le vendan los ojos para ejecutarle y le quitan la venda para que Whitfield le examine. Podría ser que muriese en el intermedio, que al quitarle la venda ya hubiese pasado al más allá, que ya estuviese inmerso en el mundo más allá de la muerte de la serie. Es decir, realmente estarían todos muertos y cuando los perdidos salieron al mundo exterior, siguieron viviendo en la isla, porque en esa realidad la isla lo es todo. Lo que explicaría que manifestaciones sobrenaturales de la isla siguiesen actuando en el mundo exterior. Sería una explicación divertidamente irónica, por eso de haberla rechazado hace como mil palabras o así.

Pero volvamos al episodio.

Dependiendo de tu posición con respecto a los Dioscuros, Richard acaba de sellar un pacto con el diablo, o no. Una cosa que me gusta mucho del actor que hace de hombre de negro –cosa que pasa también con Terry O’Quinn haciendo de Flocke- es que logra dar la sensación de sinceridad cuando habla. Está claro que hay detalles en los que miente, pero en general parece estar diciendo la verdad. Parece ser sincero al creer que matar a Jacob es la única salida, y también parece serlo cuando afirma que sólo pretende escapar. Es un hecho curioso del hombre de negro, su disposición a decir la verdad, cuando mentir en todo –como hacía Ben, hombre de Jacob- sería tan fácil.

Aparte de eso, el hombre de negro afirma que Jacob le traicionó y le robó su humanidad. Si asumimos que Flocke/hombre de negro/humo negro es una entidad con ya sus años, podemos suponer que ese «robar humanidad» está relacionado con su longevidad y poderes actuales. Pero considerando que Jacob también parece igual de longevo y tener sus buenos poderes, podemos preguntarnos cómo perdió él su humanidad. Si el hombre de negro es un prisionero precisamente por los poderes que tiene, ¿cómo es que su carcelero parece haber pasado por un proceso similar? Es decir, si el hombre de negro perdió su humanidad, ¿significa eso que también la perdió Jacob? Por tanto, ¿cuál es la diferencia entre ellos? No me parece que sea el comportamiento, porque los dos se me antojan igual de brutales. No serán análogos a Cástor y Pólux, ¿verdad?

Sea como sea, de una forma más o menos verosímil –aquí todos son muy convincentes- Richard se va con su cuchillo a matar a Jacob. No sé si el cuchillo es el mismo que Dogen le dio a Sayid, pero las instrucciones son prácticamente las mismas: no permitir que Jacob hable y no vacilar al atacar. Lo que me lleva a pensar que Jacob y el hombre de negro comparten carácter metafísico.

Allá se va Richard. Y en la playa, recibe primero de todo una paliza por parte de Jacob. Es una cosa que hacen, Jacob y el hombre de negro, porque este último años después le pegará otra. Cuando Jacob comprende que Richard cree estar muerto, le dice que no, que no está muerto. No niega, curiosamente, que estén en el infierno, sólo que Richard no está muerto. Como Richard no acaba de creer que esté vivo, Jacob –recordando lo que Sayid y Dogen pasaron en la piscina de la vida- le hunde la cabeza en el agua en una refutación del idealismo que habría hecho las delicias de Samuel Johnson, una especie de bautizo de realidad. Por supuesto, no demuestra nada: estar en el infierno no significa que no puedas sentir la agonía de la muerte, por mucho que no puedas morir.

En la conversación posterior, Jacob comenta que nadie entra en su casa sin invitación. Cuando alguien lo hizo, la cosa acabó en muerte, como la entrada sin invitación en la casa del médico también acabó en muerte. ¿Qué hay allí? ¿La solución a todo igual que el médico tenía la medicina que salvaría a Isabel? ¿La salida de la isla? ¿Un sacacorchos?

Jacob no vacila en dar su nombre. Eso le distingue del hombre de negro, que no tiene problemas para decir qué es –el humo negro- pero jamás da su nombre. Asumo que es importante, que de alguna forma cifra su ser, y que no se lo da a cualquiera. Al contrario, Jacob no dice nunca qué cargo ocupa. Somos nosotros, o los personajes de la serie, los que le caracterizamos de carcelero, guardián, protector…

Al explicar la naturaleza de la isla -tapón de la botella- Jacob tampoco dice que lo que hay en su interior sea el hombre de negro. Dice que es el infierno, el mal y esas cosas. Lo que dice es que él atrae gente a la isla para demostrarle al hombre de negro que se equivoca, porque el hombre de negro cree que en nuestra naturaleza está hacer el mal. Lo que no se nos cuenta es qué es la botella. ¿Se trata de una región del mundo? ¿Es un universo de bolsillo en el que está concentrada esa esencia del mal? ¿La botella guarda relación con la línea X?

Por cierto, Jacob cuenta que toda la gente que ha atraído la isla ha muerto. Bien hecho, Jacob, totalmente justificado.

Y además, dice que él no quiere intervenir.

No quiere intervenir.

Un momento, que me ha gustado y lo quiero repetir.

No quiere intervenir.

Jacob, que atrae gente a la isla para que se maten entre ellos y así demostrarle al hombre de negro algo que ni le interesa, tiene la desfachatez de decir que no quiere intervenir. ¿Qué parte de atraer gente a la isla considera «no intervenir»? Lo que parece más bien es una burla cruel del libre albedrío: te he metido en una situación en la que no quieres estar, pero ahora te buscas la vida por tu cuenta, pero por favor, hazlo de tal forma que al hombre de negro le quede claro el mensaje que yo no quiero intervenir. No sé si Jacob es tonto o mentiroso cuando pone esa cara después de que Richard le diga que dejar que el hombre de negro intervenga es intervenir.

Y en ese momento le ofrece su puesto. Así son las entrevistas de trabajo en la isla. Richard dará la cara ante la gente de la isla, de forma que él pueda seguir fingiendo ser un ser superior que hace experimentos por el bien de los demás sin provocar desgracias de ningún tipo. De tal forma, cuando ordene la purga de la Iniciativa Dharma, no tendrá que dar directamente la orden de matar. ¡Tendrá jeta el tío! ¡Se puede ser más cínico!

Richard a cambio primero pide a su esposa. Eso no se lo puede dar, al contrario que el hombre de negro, que promete novias muertas como quien promete un donut. Luego le pide la absolución de sus pecados, cosa que Jacob afirma que tampoco puede hacer, con lo que demuestra que como dios tampoco es gran cosa. Y finalmente pide, sin darse cuenta, la vida eterna. Jacob pone cara de «te pillé» y se lo concede. Tres deseos. No serán genios atrapados en una botella, ¿verdad?

Cumpliendo la primera orden de Jacob, Richard le da una piedra blanca al hombre de negro. ¿Por qué blanca? Si el hombre de negro juega con las negras, lo que parecería lógico, la pieza capturada sería negra, no blanca. Es más, en el backgammon la pieza pasaría a la barra central esperando a entrar de nuevo en el tablero. El objetivo del backgammon, por cierto, es sacar todas las piezas del tablero por la salida correspondiente. ¿Significa esto que el hombre de negro juega con las blancas? ¿Está Jacob retrasando la partida en lugar de jugarla?

Y Richard recibe de nuevo su cruz. Que procede a enterrar de inmediato, intentando creer que el pasado no importa nada, porque eso es lo que Jacob le ha dicho que pasa cuando llegas a la isla, que se borra todo lo anterior, enterrando también a su esposa. Sin embargo, si la serie nos ha demostrado algo es precisamente que el pasado es muy importante. Y por mucho que Jacob se empeñe, está claro que su pasado y el de el hombre de negro está detrás de todo lo que está pasando en la isla. Jacob miente o es un ingenuo.

Ya en el presente de la isla, Richard regresa al lugar donde enterró la cruz y la desentierra. Vemos en ese momento que efectivamente no estamos en el infierno, sino en el Paraíso, aparentemente encajado justo encima. La cruz resulta estar enterrada el pie del árbol de la vida, el árbol que es el eje del mundo. El lugar perfecto para enterrar la cruz de Cristo, y para recuperarla, y también el lugar perfecto para un inmortal. Por si no quedaba claro, por ahí anda Beatriz, Dante e incluso un guía orondo. Ya al final, Richard se encadena de nuevo, colgándose la cruz. Pero ahora se entiende que esa cadena le libra de todas las otras, que si alguien podía absorberle de sus pecados era precisamente él mismo. Que ahora toma una decisión a conciencia.

Y para que quede claro, en la lejanía, la serpiente lo observa todo.

El epílogo nos muestra como Jacob va a reírse del hombre de negro. Éste no se lo toma muy bien y queda todavía más decidido a cargárselo. Hay alguna breve referencia a los candidatos y a la necesidad de que Jacob muera para poder escapar. Asumo que en el presente la prisa de Flocke se debe precisamente a que no quiere dar tiempo a que alguno de los candidatos ocupe el puesto (por cierto, si Jacob cambia, ¿cambia también la manifestación del hombre de negro? Es decir, ¿las parejas se sustituyen al completo? ¿De ahí también la prisa?). Por si la humillación no era suficiente, Jacob le regala la botella que es símbolo de su prisión. Ante la posibilidad de quitar el tapón, el hombre de negro rompe toda la botella, supongo que anunciando así lo que está por venir en el resto de la temporada.

Ahora mi pregunta, guionistas, ¿era necesario hacerle esto al pobre Richard Alpert? Era un personaje misterioso, de esos que parecían saber de que iba el asunto. Ahora sabemos que era un perrito fiel, firmemente sujeto por su correa, expiando durante casi siglo y medio su culpa, que en todo ese tiempo no se planteó ni una vez preguntar de qué iba todo este rollo, tan sumiso que cualquier recién llegado sabía más que él. En ese aspecto, su parte me pareció demasiado larga, porque en realidad es muy apresurada. Debemos creernos su amor por Isabel, debemos aceptar que consiguió el puesto de esa forma y así otros muchos detalles. Pero en realidad, no hay tiempo de desarrollar su historia de amor –no como otras que han aparecido en la serie-, y el resumen de cómo consiguió el puesto no es lo suficientemente convincente.

Al contrario, la relación entre Jacob y el hombre de negro me gustó mucho. Los dos personajes siguen envueltos en un aire de misterio y ambigüedad que resulta muy interesante. Además, los dos actores los interpretan muy bien. Su interacción –aunque sea por medio de Richard Alpert- es lo más interesante del episodio. Me pregunto si no hubiese sido posible reescribirlo para ponerlos a ellos en el centro y tratar a Richard como un personaje periférico. Creo que así el resultado hubiese sido más sólido, precisamente porque Richard perdió mucho como personaje y ellos ganaron tanto. Digamos, para resumir, que el episodio da prioridad a lo que tiene menos importancia.

No salen niños en este episodio. Tampoco la línea X. ¿O sí? Es difícil estar seguro, porque no sabemos qué es la línea X. Pero si la línea X tiene su origen en el Incidente, entonces todo lo sucedido antes es parte también de la línea X, por el simple hecho de que la línea X y la línea original comparten pasado hasta ese punto. En realidad, creo lo contario, creo que la línea X se revelará como algo diferente. Quizá la línea X sea la botella. Quién sabe…

Con este episodio, hemos llegado a la mitad de la temporada, quedando otros nueve episodios. ¿Cómo terminará la serie? Pues no lo tengo muy claro, la verdad. Según los productores, con los primeros episodios debería ser suficiente para deducir el final, pero exceptuando la idea del gran reset (que francamente, no me gusta ni un pizco), no se me ocurre nada compatible. Lo que sé es lo que espero del final. Espero un final sorprendente que a la vez encaje con todo lo que nos han contado. Espero un final que dé explicaciones que no reduzcan el alcance de la serie, es decir, una explicación final que nos deje entrever un mundo todavía mayor del que hemos visto hasta ahora. Un poco como fueron los finales de temporada, que de pronto ampliaban la serie: la introducción de Dharma, el pie de la estatua, la desaparición de la isla, Jacob y el hombre de negro en la playa. En suma, me gustaría un final que me deje la sensación de que, puestos a explicar, justifique seis temporadas. En caso contrario, mejor no explicar nada. Lo que creo que no me gustaría nada es una lucha convencional entre el bien y el mal. En ese aspecto, creo que este episodio es uno al que al final de la serie volveremos para decir «aquí se malogró todo» o «aquí se arregló todo».

Pero no soy muy optimista. Por ahora me inclino por «aquí se malogró todo». Si el nivel del resto de las explicaciones es el mostrado, si la batalla resulta ser una lucha convencional entre el bien y el mal, si el proceso final de los personajes va a ser una castración progresiva de sus aspectos más interesantes, creo que la serie acabará mal. Nos tendremos que consolar pensando que el camino ha valido la pena.

Y ahora un comentario sobre Guayota.

No hay que olvidar que en más de una ocasión se ha querido situar en Canarias los Campos Elíseos, las islas de los Bienaventurados, el lugar donde iban las almas de los virtuosos. Un paraíso terrenal, las Hespérides, las islas Afortunadas, más allá de las columnas de Hércules. Lo que conecta de nuevo con el tema del inframundo y la vida más allá de la muerte. Pero también la Atlántida, que tanto recuerda a la isla, también ha caído alguna vez por Canarias. Y no olvidemos que en Canarias hay una isla que aparece y desaparece cuando quiere.

Supongo que cualquier volcán de cierto tamaño tiene asociado mitos similares, lo que no hace sino reforzar lo que este episodio viene a contar. En el caso del Teide, los guanches lo consideraban una puerta al infierno, donde moraba un perro negro llamado Guayota, el demonio. Un día, Guayota secuestro al dios del sol, Magec, por lo que la deidad suprema, Achamán, tuvo que ir a poner orden. Liberó a Magec y luego taponó el cráter del Teide, encerrando a Guayota en su interior. Ya ven, infierno, botella, tampón…

No, claro que los guionistas no saben nada de esto. Ya digo, seguro que muchos volcanes llevan asociados historias similares, aunque no dudo que pasar de una isla volcánica a otra sea significativo. En la versión canaria sólo nos falta Jacob. Podemos decir que era un mago que casualmente pasaba por allí.

Rimero de enlaces

Enlaces compartidos en Google Reader el día 25/03/2010. Son enlaces que por alguna razón, positiva o negativa, me han llamado la atención:

Ingrid

Ingrid es una película, que se estrena este 30 de abril, con un argumento muy llamativo, centrado en la subcultura artística más vanguardista. La sinopsis:

Tras su ruptura matrimonial, Álex se instala en su nueva casa. Allí conoce a Ingrid, una artista de veintitrés años bastante excéntrica que, a partir de ahora, será su vecina.

Conciertos, performances, fiestas y exposiciones son habituales en aquella casa donde impera una fascinante atmósfera de libertad creativa. Muy pronto entre Ingrid y Álex se establecerá una amistad peculiar y llena de complicidad, aunque poco a poco él irá descubriendo que, tras el apasionante mundo de Ingrid, se ocultan misterios imprevisibles.

Otro detalle llamativo de la película es que su guionista, Eduard Cortés, asegura que se inspira en una historia real, donde se entremezclan aspectos de la web más reciente: Flickr, MySpace, DeviantArt y demás. Así mismo, la película cuenta con la colaboración de muchos personajes reales pertenecientes al mundo que describe.

El trailer:

Cuentan que un emperador chino encargó al mejor pintor de su reino que le pintase un cangrejo excelso. El pintor aceptó, con la condición de recibir un palacio, riquezas y cinco años de tiempo. Cumplido el plazo, el emperador se dirigió al palacio para recoger su encargo. El pintor se disculpó y aseguró no haber tenido tiempo, solicitándole cinco años más. El emperador aceptó y esperó pacientemente. Pasado el tiempo, el emperador se dirigió de nuevo al palacio. El pintor, al verle entrar, cogió el pincel y de un único trazo pintó el mejor cangrejo que se hubiese visto nunca.

Algunos dicen que la historia manifiesta la necesidad de la preparación, la conveniencia de pensar las cosas antes de hacerlas. La verdad es que yo creo que demuestra que el hecho de que un individuo sea un charlatán y un aprovechado no significa que no sepa pintar un cangrejo espléndido.

¿Qué tiene que ver esto con Lost? La verdad es que nada. Simplemente, quería entretenerte antes de soltarte la consabida cantinela de: no leer lo que viene a continuación a menos que hayas visto el episodio en cuestión.

Es precisamente Miles el que plantea la pregunta: ¿Quién es Sawyer? Miles siempre tan perceptivo, aunque sea de casualidad, aunque sea para descubrir dónde hay diamantes enterrados. ¿Tienes poderes Miles X? Asumo que no. Hasta el momento, la línea X ha sido como cualquier otra serie de televisión que aspire al realismo, es decir, que omita cualquier elementos fantástico por rocambolescas e increíbles que sean las peripecias de los personajes: por ejemplo, acostarse con una sospechosa minutos antes de detenerla (predigo que en el juicio la defensa se lo va a pasar de fábula). Uno podría argumentar que la línea X es Lost sin la isla y que eso demuestra su carácter totalmente ficticio (que efectivamente lo es, al menos en nuestro mundo).

Volvamos con Miles.

Parece llevarse bien con su padre. Lo último que supimos de él fue que seguía en la isla, rodando esas extrañas películas de orientación donde se hacía de todo menos orientar a nadie, agarrándose el brazo prostético. Como es evidente que en el mundo X la isla está sumergida, y como sabemos que la iniciativa Dharma existió, podemos asumir que si el padre de Miles trabajaba en la isla, le dio tiempo a salir de allí. Eso, claro, si su padre es el mismo Pierre Chang que conocimos, ya que el apellido de Miles es otro, aunque es posible que simplemente use el apellido de soltera de su madre.

Miles se lleva tan bien con su padre que éste no duda en recomendarle chicas para que las junte con sus compañeros de trabajo (¿Miles ya tiene novia?). Es otra relación padre e hijo resuelta en la línea X, cuando en la isla era un absoluto desastre. Aunque en la isla esa relación se arregla un poco. Es decir, en la línea X Miles parece tener con su padre –si se trata de la misma persona- la relación que podría haber tenido en la isla si el Incidente no se hubiese interpuesto.

Lo que resulta llamativo, porque algo similar sucede con el resto de la línea X. Miles y Sawyer convertidos en policías es algo que ya habíamos visto, algo que ya había sucedido en la isla. Enviados al pasado, integrados en la iniciativa Dharma, Sawyer y Miles se convierten en policías, en protectores de la pequeña sociedad levantada en la isla (quizá la última de muchas). Y parecía incluso que se les daba bien, que sus instintos de criminales habían dado paso a un cumplimiento razonablemente estricto de las normas. Por tanto, es interesante que la línea X decida mostrarnos algo que ya había aparecido en la serie. Sawyer policía no es muy diferente al Sawyer jefe de seguridad de la Iniciativa Dharma. Tal es así, que ya desde el principio se referencia el nombre del sheriff de Dharmatown.

Excepto por un detalle crucial.

El Sawyer de la isla se convirtió en policía cuando ya había cumplido con su misión. Libre para reinventarse una vez más, liberado de la carga de Anthony Cooper y de lo que sucedió con sus padres, Sawyer se metamorfosea en LaFleur, se transforma en un hombre cumplidor de las leyes, riguroso en el procedimiento, en un hombre reflexivo. Incluso es capaz de establecer una relación estable con Juliet. En cierta forma, Sawyer había muerto, porque no era más que una máscara para un propósito, una máscara que se podía desechar sin problemas; después de todo, una vez cruzado el río no tiene sentido cargar con la barca. Sólo fue el regreso inesperado de los otros perdidos lo que obligó a LaFleur a morir y forzó el regreso del Sawyer que ya conocíamos. Un regreso fatídico, porque precipitó una cadena de acontecimientos que hizo que Sawyer perdiese todo lo que LaFleur había logrado.

El Sawyer de la línea X no lleva ese nombre, usa su nombre real de Ford, pero sigue siendo Sawyer: un hombre obsesionado con un hecho del pasado. Un hecho que implica a sus padres y representa un profundo trauma de infancia. En la línea X, Sawyer, como explica él mismo, es policía como podría haber sido un criminal, lo que da a entender que esos papeles no son más que máscaras –como ser jefe de seguridad de Dharma- convenientes, perfectamente intercambiables si las circunstancias lo exigiesen. El Sawyer real, el núcleo de su personalidad, vive en una carpeta llena de fotos y recortes de periódico y es un niño que a los 11 años perdió a sus padres por una razón insensata y brutal.

Y es un Sawyer que sigue buscando a Anthony Cooper. ¿Es el padre de Locke? Es interesante, porque en la línea de la isla el padre de Locke le robó a su hijo un riñón y luego lo tiró por una ventana. Sin embargo, en la línea X, Locke parece llevarse la mar de bien con su padre e incluso tiene una foto suya en su cubículo (claramente visible cuando le despiden). ¿En qué momento abandonó Anthony Cooper su vida de criminal? Y si no lo hizo, ¿en qué momento decidió que era hora de tratar bien a Locke? En cualquier caso, la búsqueda de Sawyer le llevó a Australia, aunque no queda claro si allí mató a alguien o no. Pero, ¿es Anthony Cooper como Sawyer, un criminal capaz de convertirse en persona respetable si es necesario?

Miles no tendrá poderes, pero mira que es insistente. No sólo descubre que realmente Sawyer fue a Australia sino que encima obliga a su compañero a mirarse a un espejo (otro más). ¿Qué refleja el espejo? Pues refleja a Sawyer, un hombre tan marcado por su trauma de infancia que expulsa de su vida a todo el que se acerca a su yo real. Que es lo que le pasa a la pobre Charlotte, cuando la noche antes se puso a rebuscar -¿deliberadamente?- en una gaveta y dio con la carpeta, dio con el Sawyer de verdad (y con alguno de sus libros, entre ellos, Watership Down). A la pobre la echan a la calle en plena madrugada, lo que suele ser un impedimento para mantener relaciones posteriores.

¿Por qué Charlotte, por cierto? ¿Qué hace ella en esta historia? No tengo ni la más remota idea. No sé qué hace ese personaje en la línea X. En la realidad original, Charlotte es niña de la isla, igual que Miles, aunque no parece tener poderes. Si los perdidos estuvieron también en el pasado de la línea X –si intervinieron en el Incidente- entonces Charlotte conoció también a LaFleur, lo que da un tono algo siniestro a su relación en la línea X. Por otra parte, si ése es el caso, y el padre de Miles es Pierre Chang, entonces éste también conocía a LaFleur. ¿Es pura casualidad que enviase a Charlotte? ¿Sabe que Ford y Sawyer son la misma persona? Quizá sea demasiado elucubrar. Lo más probable es que simplemente fuese una de las pocas mujeres con las que Sawyer no se había ido a la cama. Lo que me hace temer cualquier futuro episodio con Rose y Sawyer.

¿Quién iba a pensar que Sawyer aceptaba consejos vitales de La casa de la pradera? Pero ahí le tenemos, sólo en su piso, preparándose una ignominiosa cena de microondas (la cena de microondas es la metáfora que se emplea en las series de televisión para indicar que una persona vive una vida solitaria y alejada de cualquier conexión real con otro ser humano; se emplea habitualmente cuando los guionistas no tienen tiempo de dejarlo claro de alguna otra forma), habiendo perdido a su compañero, mira como una niña habla con su padre. No es que diga nada especial, sólo que la vida no se puede vivir atrapado en un momento del pasado, pero parece ser más que suficiente para Sawyer. Con una girasol en la mano -¿por qué un girasol?, ¿es otra referencia a Apolo?- y cerveza, vuelve a hablar con Charlotte. Y Charlotte le manda a donde se merece, porque ha perdido su oportunidad.

Pero no la ha perdido con Miles, así que se lo cuenta todo. Le da la carpeta. Y es cuando Miles hace la pregunta, que se responderá casi de inmediato. Sawyer es un tío que aspira a matar a Anthony Cooper en cuanto lo tenga delante, cosa que Miles –policía que es ahora- no puede permitir. Es curioso como la revelación de Sawyer, cuando muestra quién es en realidad, el núcleo fundamental de su persona, le coloca automáticamente en oposición a Miles. Es un acto de confianza, de sinceridad, que le crea no necesariamente un enemigo, pero sí un antagonista inmediato. Un poco como Jacob y Flocke, donde uno quiere impedir que el otro haga algo. Jacob había definido a Flocke como su amigo y sin duda Miles sigue siendo amigo de Sawyer. Pero eso no quiere decir que tus amigos siempre hagan lo correcto.

Aparece Kate por cierto, en una persecución de serie de televisión. Y Sawyer acaba reteniéndola contra unas rejas. Considerando que en la isla se toman la molestia de mostrarnos a Sawyer visitando las jaulas de los oso de la iniciativa Dharma y le vemos acariciando el vestido que llevaba Kate, asumo que debemos apreciar el paralelismo: Kate ahora está retenida y también está en manos de Sawyer. Hay cosas que nunca cambian en el multiverso.

El episodio se llama «Recon», es decir, irse por ahí a ver qué hace el enemigo. Y algo de eso hay, porque Flocke le envía a la isla Hydra a mirar qué fue de los pasajeros del vuelo Ajira (o eso le dice). Después de pasar por las jaulas, Sawyer llega hasta el avión (¿realmente el plan es hacer volar esa cosa?) y se los encuentra a todos muertos en una especie de fosa común, de una forma que recuerda a la fosa común donde reposan los restos de Dharma. Todo apunta a que alguien más está más que dispuesto a matar a todo el que se ponga por delante. Podría ser Widmore, que convenientemente anda por ahí con su submarino y sus machotes armados. Podría ser Jacob, habiéndoselo ordenado a Widmore. Aunque yo más bien me inclino por los guionistas, que así se libran de un montón de personajes potencialmente molestos con los que habría que lidiar en algún momento. La serie ya tiene demasiadas bolas en el aire como para preocuparse de cien más.

A Sawyer lo capturan, o se deja capturar, y lo llevan al submarino a conocer a Widmore. Es curioso que siendo un individuo aparentemente tan importante, tan pocos personajes de la serie le conozcan. Sus apariciones han sido esporádicas, pero cada vez más importantes. Hasta ésta, en la que parece ser uno de los factores claves de la serie. Pero, ¿de qué lado está? Considerando que sus hombres parecen estar levantando una verja sónica muy similar a la que usaba la Iniciativa Dharma, podemos asumir por ahora que no está del lado de Flocke. Es más, incluso Flocke parece sinceramente sorprendido de su presencia. ¿Significa eso que es parte del grupo de Jacob? Estaría bien, porque eso volvería más grises a los principales actores de este drama. Vamos, después de Keamy, es difícil creer que Widmore sea uno de los buenos.

¿Qué hay en la habitación cerrada? No se me ocurren más muertos que se puedan sacar de la chistera; o mejor dicho, hay muchos muertos a recuperar, pero ninguno lo suficientemente importante para tenerlo guardado bajo llave. Quizá Desmond vivito y coleando. Aunque probablemente sea un objeto extraño, muy importante, que hemos visto un par de veces a lo largo de la serie y al que jamás prestamos atención. O quizá sea un cargamento de chocolatinas Apollo. Hurley quedaría encantado.

«Recon» se llama, pero yo prefiero leerlo «engaño, reengaño y contraengaño», porque a eso se dedican Sawyer y Flocke, sobre todo el primero. Los dos mienten diciendo la verdad, porque recordar las mentiras es mucho más complicado. Sawyer probablemente engañe más, diciéndole a cada uno lo que quiere oír. Claramente ha entendido que Widmore y Flocke están en oposición y planea enfrentarlos. Sin duda Widmore tiene un plan, pero su lugar en la jerarquía parecía ser el mismo que el de Ben, y Ben no se enfrentó demasiado bien a Flocke. Quizá tras esa puerta cerrada se encuentre algo que ayude a reestablecer el equilibrio, algo que pueda enfrentarse a Flocke en igualdad de condiciones.

El plan de Sawyer, digo, es enfrentar a los bandos entre sí, para lograr así la oportunidad de escapar. Y escapar por medio del submarino, y sacar a Kate de la isla. Es deliciosamente irónico y quizá incluso romántico. Al no dejar que Juliet subiese al submarino, Sawyer fue indirectamente responsable de su muerte. Ahora, está dispuesto a salvar a una mujer subiéndola a un submarino. Quizá piense que salvando a alguien, a cualquiera, redimirá parte de su culpa.

Estoy convencido de que Terry O’Quinn se levanta todas las mañanas dando gracias a los dioses de la isla por haber hecho que los guionistas le diesen la increíble oportunidad de interpretar a dos personajes diferentes en la misma serie. No a una versión alternativa del mismo personaje, sino alguien con una personalidad diferente, con objetivos diferentes y con un pasado diferente. Lo mejor que le pudo pasar a ese actor fue que su personaje Locke muriese para que Flocke pudiese adoptar su apariencia.

En este episodio, lo mejor son las intervenciones de Flocke. Qué personaje tan genial y qué bien lo lleva Terry O’Quinn, con esa combinación de vulnerabilidad, seguridad absoluta, pasado remoto y poder bajo la superficie. Un personaje enigmático muy difícil de situar. Cuando arranca este episodio todavía está fresca la matanza del templo, pero, como me han señalado en comentarios anteriores, esa masacre no es más que un paralelo a la que los Otros –presumiblemente por orden de Jacob- ejecutaron sobre la Iniciativa Dharma. Pero a continuación Flocke promete proteger a los supervivientes. ¿Por qué? ¿Qué sentido tiene matar a unos y dejar vivos a otros? ¿Hay algo en su mera existencia, en sus filiaciones y fidelidades, que afecte a la isla? ¿Plantea alguna diferencia que una simple persona esté o no de su lado? Digamos, ¿un efecto psíquico sobre la isla?

Lo más interesante de Flocke es que parece ser sincero. Es decir, no dudo que mienta –como mintió a Sawyer- cuando le conviene, pero en general parece estar diciendo la verdad, incluso admite sus mentiras cuando es evidente que no contó la verdad y lo hace con tranquilidad (al contrario que Ben, que siempre se pone nervioso al reconocer que miente). También parece sincero cuando salva a Kate de la furia de Claire –mientras Sayid mira impasible como quien ve pelearse a dos gatos- y confiesa sin problemas su parte de culpa en el asunto: le mintió a Claire, y claro, esas cosas tienen consecuencias. De hecho, Flocke es un alivio en una serie donde la gente tiende a no contar nada. A veces incluso da la impresión de que Flocke cuenta incluso de más, como si estuviese algo desesperado por comunicarse, como si la necesidad de guardar algunos secretos luchase con el deseo de charlar con alguien. ¿Cuánto tiempo estuvo retenido? ¿Pudo comunicarse durante ese periodo?

De hecho, Flocke da la impresión de ser el personaje más persona de la serie. Es posible que esté traumatizado por su pasado, es posible que haya pasado por períodos muy duros, pero nada de eso parece haber afectado a su capacidad de juzgar a los demás y comprenderlos. Quizá sea un engaño o quizá sea su habilidad como juez de los muertos –que podría ser- o quizá simplemente es que –como no deja de insistir- en el fondo sea un hombre.

Las escenas con Flocke y Kate son interesantes porque parecen desarrollarse en un plano de igualdad. Es decir, comprendemos que Flocke es una entidad de otro tipo, pero no parece tener reparos en relacionarse con simples mortales. Contrasta marcadamente con lo que hemos visto de Jacob, que parecía más manipulador, más distante, como un monarca dirigiendo las piezas de un ajedrez gigantes. Aunque claro está, podría ser simplemente que a Flocke se le da todavía mejor eso de manipular a la gente.

La escena final con Kate en concreto me gustó mucho. Primero, porque retoma el tema de Aaron. Volvemos a ver a Claire con su cráneo en la cuna -¿he dicho ya que esa chica está como una cabra?-, la vemos atacar a Kate presa de la furia, vemos a Flocke impedirlo y contar la verdad y luego vemos a Claire disculparse. Todo un poco demasiado rápido, pero vamos a aceptarlo. Segundo porque Flocke se compara con Aaron al relatar la historia. Se señala a sí mismo y dice que antes de ser como es tuvo una madre loca, como Aaron tiene ahora a una madre loca. ¿Se refiere a antes de ser Flocke? Creo que se refiere más bien a antes de ser la entidad que es ahora. Antes de todo, cuando era un niño, sufrió un trauma importante. Lo que, curiosamente, lo relaciona con Sawyer, quien también sufrió una traumática experiencia de niño.

Si has leído mis comentarios anteriores, sabrás que he destacado en varios episodios la presencia de niños. Hasta ahora, aparecían con regularidad en las historias de la línea X. Creo que es un tema importante, que la serie está recalcando con decisión. Sin embargo, en este episodio de Sawyer, si algo destaca es precisamente la ausencia de niños. Se trata en varias ocasiones el tema de la paternidad y los problemas con los padres, más incluso que en otras ocasiones. Por ejemplo, Kate y Claire se pelean por Aaron, Flocke cuenta su infancia y lo de su madre loca, Miles hace un comentario sobre su padre y, por supuesto, la experiencia de infancia de Sawyer subyace en todo el episodio. Pero exceptuando a Laura Ingalls en la tele (¿es Laura?), no aparece ningún niño.

Quizá la ausencia se deba simplemente a que en la realidad de la isla, Sawyer ya tiene una hija, a la que incluso vimos. Hubiese sido un poco extraño verle con esa hija en la realidad X, considerando que su hija de la isla es el resultado de sus actividades criminales. Además, la niñez de Sawyer es ya lo suficientemente dramática como para sostener el episodio. Después de todo, pocos personajes de la serie pueden superar el «mi padre mató a mi madre y luego se suicidó» (quizá Locke con su «mi padre me robó un riñón y me tiró por la ventana»).

Me llama mucho la atención el paralelismo con Flocke. Al igual que Sawyer, Flocke puede ponerse varias máscaras. Ahora tiene el aspecto de John Locke y le hemos visto manifestarse como al menos otro hombre. Así mismo, puede convertirse en una nube de humo con muy malos humos (lo siento, si no lo digo reviento). Sin embargo, Flocke, al igual que Sawyer, parece también estar condicionado por un hecho de su infancia, por lo que da entender en su conversación con Kate. No quedan claras las consecuencias que se derivan de tener una madre loca, pero no suena nada bien. Explorar su identidad, comprender la persona que es a pesar de los cambios que ha sufrido, implicaría ir al pasado y explorar sus orígenes. ¿Tiene también Flocke el equivalente a una carpeta donde ha apuntado los detalles traumáticos de su niñez? De la misma forma que Sawyer pudo decidir casi arbitrariamente entre ser policía o criminal, ¿Flocke podía haber sido Jacob sin alterar en nada su forma de ser? El puesto que ocupa en la mitología de la isla ¿será resultado de una decisión arbitraria que fácilmente podría haber sido otra? Como diría el semiólogo, a la infancia hay que volver para realizar la anamnesis.

La pregunta es más amplia. A pesar de las apariencias externas, que son ilusorias y cambian con facilidad, ¿un único hecho basta para definirnos por completo? En el universo de Lost parece que es así.

Es curioso, hasta no leer este Aliento a muerte (Salto de Página. ISBN: 978-84-937181-3-8. 220 pp. 18 €) de F. G. Haghenbeck no sabía que México no sólo había tenido un imperio, es que tuvo dos (para que luego digan que leer no sirve para nada). Esta novela brutal de venganzas transcurre tras la caída del segundo imperio.

De la contraportada:

Tehuacán, México, 1868. El emperador Maximiliano ha sido fusilado. Las veleidades imperialistas francesas han sido arruinadas por el ejército republicano del presidente Juárez. Tras regresar de la guerra y del campo de prisioneros, Adrián Blanquet, oficial mexicano del derrotado ejército imperial e hijo de un rico hacendado, vuelve a contemplar el pueblo que abandonó y donde ahora lo dan por muerto.

Todo se ha perdido: su padre se quitó la vida tras verse traicionado; su mujer Victoria, ha desaparecido, y la fortuna familiar ha sido usurpada. Blanquet tendrá que enfrentarse a todo un pueblo dominado por sus enemigos, con la única ayuda de un cocinero enano de origen francés, antigua atracción de feria, dos prostitutas siamesas… y unas alforjas llenas de monedas de oro, de origen incierto.

Éstas es la historia de una venganza: la de Adrián Blanquet, un hombre que escapa de la muerte para castigar a todos aquellos que traicionaron el mundo que él conocía, y que está desapareciendo. A través del recorrido por una imaginaria exposición de pinturas y piezas históricas, Haghenbeck recrea el cambio del México imperial al republicano, y nos atrapa con la fuerza de su prosa y sus diálogos en una lectura sin respiro hasta la última línea.

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