Sobre la memoria

De la Autobiografía de Mark Twain:

Yo solía recordar a mi hermano Henry caminando hacia un fuego fuera de la casa cuando tenía una semana de edad. Era algo digno de mención el hecho de que yo recordara una cosa como ésa, y era aún más extraordinario el hecho de que me agarrara a la ilusión durante los treinta años que estuve recordándolo, porque, por supuesto, nunca había sucedido; era imposible que hubiera caminado a esa edad. Si me hubiera parado a reflexionar, no habría cargado mi memoria con semejante basura imposible durante tanto tiempo. Hay mucha gente que cree que una impresión depositada en la memoria de un niño durante los dos primeros años de su existencia no puede seguir ahí más de cinco años, pero eso es un error. El incidente de Benvenuto Cellini y la salamandra debe ser aceptado como auténtico y digno de crédito; lo mismo que el notable y indiscutible ejemplo de la experiencia de Helen Keller. Durante muchos años yo creí que recordaba haber ayudado a mi abuelo a beber su ponche de whisky cuando yo tenía seis semanas, pero ya no hablo nunca más de eso; ya me he hecho viejo y mi memoria no es tan activa como solía. Cuando era joven, podía recordar cualquier cosa, hubiera sucedido o no. Pero mis facultades están decayendo ya y pronto me convertiré en alguien que no recuerde más que las cosas que nunca han sucedido. Es triste hacerse pedazos de esta forma, pero todos tenemos que llegar a eso.

El mar de madera

Ya he comentado la novela El mar de madera de Jonathan Carroll. Me han enviado un ejemplar, por lo que ahora puedo poner la portada -muy bonita, por cierto- y el texto de contraportada. La traducción tiene buena pinta.

Crane’s View es un pequeño y agradable pueblo situado junto a un río, un lugar donde nunca sucede nada fuera de lo ordinario, al menos, para un observador casual.

Desde el momento en que un perro de tres patas entra en la confortable vida del jefe de policía Frannie McCabe, muere a sus pies, y vuelve a la vida, McCabe se encuentra lanzado a un nuevo mundo de inenarrables y perturbadoras maravillas. Descubre que está en el centro de una conspiración, y lo que haga en los próximos días puede tener consecuencias para el mundo entero.

J2SE 5.0

A pesar de que el nombre invita a la confusión -¿es 2 y 5 a la vez?- ya está disponible esta versión bastante cambiada del lenguaje Java. Se puede descargar de la página de Sun. Curiosamente, entre las opciones está la posibilidad de bajárselo combinado con la beta 2 de la versión 4.0 de NetBeans. Yo había estado probando la beta 1, y a pesar de algunos puntos no del todo bien resueltos, me estaba gustando bastante.

Entre ayer y hoy

La trilogía de La guerra de las galaxias está ya en DVD (la verdad es que se han hecho de rogar). Eso sí, Lucas no ha podido evitar hacer más cambios. La mayoría de ellos más que razonables. Aquí hay algunos ejemplos de las diferencias entre la versión de 1997 y la de 2004.

(vía BoingBoing)

Ulises 31

Ulises 31 en DVD. Un sueño cumplido.

Moleskinerie

No recuerdo donde la encontré, pero Moleskinerie es toda una bitácora dedicada al mágico mundo de los cuadernos Moleskine (sí, tengo varios; sí, son geniales):

This is Moleskinerie, a blog dedicated to the proposition that not all notebooks are created equal. Its impeccable provenance notwithstanding this site will talk more about the places and adventures, life’s little dramas and other forgettable events that otherwise would have been lost were it not scrawled between the pages of these little black books.

Libros de programación gratis

Techobookforfree.com. Muchos libros de programación gratuitos sobre bastante temas: PHP, Perl, Python, Ruby, Java, Mono, Mozilla, etc.

(vía Bob Congdon)

Russ Meyer

El genial Russ Meyer ha muerto. Roger Ebert escribe la retrospectiva:

Meyer’s «The Immoral Mr. Teas» (1959), hailed by the highbrow critic Leslie Fiedler as the funniest comedy of the year, created the skin flick genre, and after the box office success of his «Vixen» (1968) he was crowned «King of the Nudies» in a front-page profile in the Wall Street Journal. His «Beyond the Valley of the Dolls» (1970), for which I wrote the screenplay, represented the first foray into sexploitation by a major studio (20th Century Fox).

#43 A quiet life de Kenzaburo Oë

Todavía estoy buscando la palabra exacta. No es frialdad o distanciamiento, porque implicarían falta de emociones. No es eso. En esta novela hay emociones a raudales, pero están manejadas de una forma diferente, con una nivel de reflexión asombroso, como si fuesen sólo el primer paso de un complejo proceso de exploración y análisis. El efecto es como leer la vida de alguien que no vive del todo en el mundo que uno conoce, que habita una sociedad no del todo igual a la mía. En cualquier caso, el resultado es extraordinario. Una de esas novelas que al leerlas comprendes por qué al autor le han dado el premio Nobel.

La novela se llama A quiet life, una vida tranquila, que debe ser uno de los títulos más exactos y mentirosos que ha dado la literatura. Exacto, porque efectivamente todo sucede con una tranquilidad total y absoluta. Mentiroso porque realmente pasan muchas cosas, algunas de ellas dignas de un buen alarido. Sin embargo, los personajes, todos, parecen poseer la capacidad de dejar que las cosas vayan fluyendo, siguiendo un ritmo interno peculiar y extraño.

La narradora es Ma-chan, desde cuyo punto de vista lo vemos todo. Es de una ecuanimidad casi patológica, e incluso los malvados merecen a sus ojos una reflexión. Sus padres se han ido a Estados Unidos a pasar una temporada y ella se ha quedado sola cuidando de su hermano mayor, Eeyore, que padece algún tipo de retraso mental pero está dotado para la música, y su hermano menor, O-chan, que está preparando sus exámenes, por ciencias, para entrar en la universidad de Tokio. El padre es un famoso escritor, identificado sólo la inicial K, que sufre ocasionales ataques de depresión, que sólo puede aliviar escapando. Este último ha sido tan grave que incluso la madre se ha ido con él.

Ma-chan lo va apuntando todo en un diario, diario que luego descubrimos es precisamente el libro que estamos leyendo. En él anota las situaciones de todos los días, y los acontecimientos más o menos extraordinarios: funerales, capturas de violadores, encuentros con personajes más o menos siniestros, el reparto de octavillas por la situación en Polonia… También reflexiona sobre su hermano mayor, analiza obras (hay largas discusiones sobre Stalker y Céline), considera la situación de su hermano menor, las labores de su madre y el tremenda figura de su padre. Así, poco a poco, van surgiendo los caracteres de todos ellos. Sobre todo del padre, que Ma-chan va dibujando en la distancia.

Tengo la tentación de decir que el libro está escrito desapasionadamente. Pero no es cierto. Es todo lo contrario. Ma-chan y todos los miembros de su familia invierten mucha pasión en todo lo que hacen, pero esa pasión se manifiesta con esa serenidad que simultáneamente me resulta tan atractiva y tan curiosa. Pasan cosas, pero es un poco como si no pasasen, o como si sólo importasen en la medida en que afectan al carácter interno de cada uno. Sea como sea, el estilo de la obra es perfecto. Y me hace sentir una envidia brutal. Ni siquiera entiendo cómo lo hace. No es que me sepa incapaz de escribir frases que logren ese efecto, es que ni siquiera sé cómo lo ha hecho Oë.

Curiosamente, hay varias referencias a la ciencia ficción. La protagonista describe uno de sus estados mentales como «robotizarse». Así mismo, hay toda una sección titulada «niños abandonados de este planeta», donde, partiendo de la situación personal de los hermanos, se acaba concluyendo que todos somos niños abandonados en este mundo. Ya he citado Stalker, con alguna referencia a la novela, que sirve para conectar con una reflexión continua sobre el cristianismo.

Quizá alteridad sea la palabra que busco. No lo sé.

Un detalle curioso. Cuando compré este libro lo empecé a leer y lo dejé al poco tiempo porque me resultaba imposible. Hace poco lo volví a coger, lo empecé a leer y me enganchó precisamente el estilo que en su día me había repelido. Una vez terminado, me parece un retrato minucioso del ser humano. No sé si cambié yo o cambió el libro.

Éste es uno de mis 50 libros de 2004.

Desde el telfono

Estoy probando un programa para actualizar desde el mvil. Parece que funciona.

Hola

Un texto.

—–

Nouse

¿Se te cansan los brazos de tanto mover el ratón? Pues no te preocupes, porque es posible que pronto puedas controlar el ordenador empleando la nariz. ¿Los botones?, preguntas. Basta con parpadear. Es el nouse.

Audition

Me encantan como hacen estas cosas. Audition está rodada con tanta tranquilidad que si uno no supiese que es una película de terror (porque lo dice en la carátula del DVD) y porque sale alguna imagen inquietante, casi podrías creer estar viendo una comedia agridulce. Incluso cuando llega el estallido de violencia final (una escena de tortura y mutilaciones con mucho tonos sexuales), hay tanta tranquilidad y precisión en el desarrollo de la escena que el efecto es todavía más impactante. Hemos visto muchos pies cortados en otras películas de terror, pero posiblemente ninguno cortado con tanto mimo y primor como aquí, y luego desechado con tanta desatención.

Aoyama, un viudo hombre negocios, decide un día volver a casarse (él, que ni siquiera se da cuenta de que tiene el amor delante de las narices). Todo por un comentario de su hijo -el nuevo Japón, en contraste con su padre que vive en un mundo que desaparece con rapidez- quien no parece tener ningún problema para ligar: les habla a las chicas sobre dinosaurios (por lo visto, esos trucos funcionan en Japón. Yo tengo un amigo que intentaba ligar hablándoles a las chicas de Java, pero no funcionaba igual de bien). El problema es que Aoyama no sabe por dónde empezar. Porque lo que realmente quiere es una amante esposa como las de antes. Pero nada, a su amigo se le ocurre la genial idea de montar una audición, con la excusa de una supuesta película, para encontrarle esposa.

Audition se puede entender de muchas formas, pero una muy evidente es el comentario de la posición de la mujer ante los ojos de esos dos hombres. Aoyama y su amigo no son malas personas, pero hay algo ciertamente sádicos en ese desfile de señoritas dispuestas a hacer cualquier cosa delante de esos dos caballeros. Sumisas son, un rato, y cualquiera de ellas sería una esposa perfecta. Pero Aoyama ya venía previamente encaprichado de Asami, quien parece la más perfecta de todos. Lo que no saben es que si Aoyama buscaba esposa, Asami buscaba…

Asami vive en un apartamento. Se sienta en el suelo y se mantiene cabizbaja aguardando continuamente. ¿El qué? Quizá que salte la trampa. Su única compañía: un saco blanco que se agita, retuerce y gruñe cuando suena el teléfono. ¿Qué hay en el saco? Quizá un antiguo amante mutilado. Quizá la propia Asami, encerrada en el papel que se espera de ella. Quizá su locura, que salta cuando suena la alarma. Como sea, lo impresionante es verla erguirse y sonreír cuando sabe que todo se ha puesto en marcha.

Porque verán, Aoyama ha quedado definitivamente atrapado. Aún sabiendo que algo no va bien, incluso desestimando las protestas de su amigo, se interna en un mundo complejo, hecho de recuerdos del pasado de Asami (¿abusaron de ella o abusó ella de alguien para convertirlo en su acosador? ¿Asesinó a una persona? ¿Es sádica o masoquista? ¿O es ambas cosas a la vez?) y un laberinto de sueños -con sueños dentro de sueños- que tejen una red mortal. ¿Cuánto de lo que vemos es real, cuánto producto de la imaginación de Aoyama?

La pobre Asami sólo quiere que la amen incondicionalmente. Como eso es imposible, se venga, diseccionando con cuidado a su víctima viva. ¿Es un fantasma de una sociedad antigua al que sólo puede derrotar la nueva sociedad? Quizá.

Ya he hablado de la tranquilidad de la película. También me gusta su sentido del humor, que se combina con la tragedia. El guión y el director van entrelazando temas, pasando de la sátira social al comentario feminista. Un detalle interesante es que Aoyama es un buen hombre, y un padre preocupado; y tampoco está nada claro que Asami sea ontológicamente mala. Y el final -que no voy a discutir, aunque ya me gustaría- ofrece una de esos golpes brutalmente irónicos que me voy encontrando habitualmente en las obras japonesas. Debe ser cultural.

El mito de Bourne

Considerando lo poco que me gustó la primera película, ¿qué hacía yo en una sala de cine viendo la continuación El mito de Bourne? Baste decir que de pesares como éste y otros está compuesta la existencia humana.

En cuanto a la película, es marginalmente mejor que la primera. A saber, se eleva un palmo por encima del fango. Carece de la más mínima originalidad (todos los elementos son clichés robados de otras múltiples películas de espías; por ejemplo, apenas empezar ya le han matado a la novia -pobre Franka Potente- para que la venganza esté clara) y la «trama» se resuelve de la forma más previsible posible (el malo maloso aparece al principio con un gigantesco cartel en la cabeza que lo señala como tal) y el plan de los malos es absolutamente idiota (si no hubiesen pretendido implicar a Bourne se hubiesen salido con la suya) y la CIA es idiota (creer que es un agente superentrenado como Bourne cometería el error de dejar una huella). Hay momentos muy graciosos (cómo volar una casa con una tostadora) y los habituales intentos patéticos de dotar el personaje de profundidad moral (Bourne no tiene ningún reparo en dejar un reguero de coches destrozados y cadáveres mutilados a su paso, pero luego no mata a los malos malos de verdad porque no es lo que ella «hubiese querido». Aparentemente la pobre se pirraba por tullir a inocentes transeúntes que pasaban por allí).

Lo malo no es que la película sea tonta, porque películas tontas las hay a montones. El problema es que es tonta mientras la ves, que ya es un pecado capital. Bueno, lo de ver es un decir, porque como un 40% de la película no se puede ver. La escenas de acción y pelea están montadas a fragmentos no ya cortos, sino cortísimos, casi infinitesimales, y es imposible hacerse una idea de lo que está pasando. El director parece pensar que emoción significa mostrar confusión. Por eso, los mejores momentos son aquellos en que Bourne juega al gato y al ratón con sus antiguos jefes. En la distancia y con cierta inteligencia.

No dudo que harán más películas de Bourne (supongo que el hombre tendrá pasado suficiente para ir minándolo durante muchos años más) pero estaría bien que la próxima vez intentasen escribir un guión antes de pasar a la sala de montaje.

Bordados de Marjane Satrapi

Las mujeres se reúnen tras la comida y hablan de sus cosas. ¿De qué hablan? Pues repasan sus vidas, cuentan historias, diseccionan realidades, prejuicios o lugares comunes, examinan alternativas y en general pasan un buen rato. O eso cuenta Marjane Satrapi en este extraordinario Bordados que entre dibujos y textos va construyendo lentamente un tapiz, o bordado, que ilustra la vida de las mujeres en su país Irán.

Satrapi aprovecha toda la página, dibujando incluso con las palabras. Los textos están «escritos a mano» e interaccionan y informan los dibujos. Las historias son en ocasiones trágicas, a veces patéticas, otras graciosas. Todas ellas están unidas por el hilo común de las mujeres reunidas alrededor del té. El fin último es hablar, charlar. A nosotros nos ilustran, creando un reflejo de la condición de la mujer en cierto momento determinado (aunque uno acaba sospechando que en algunos aspectos el país es lo de menos).

Al principio me sorprendió un poco ver este cómic en las librerías no especializadas. Tras leerlo, lo comprendo perfectamente. Está imbuido de una sensibilidad que pueden conectar muy bien con lectores no habituados. Además, su combinación de dibujo (sin recuadros y composición secuencial) y mucho texto hacen que a primera vista no parezca un cómic. Si así venden más, bien está.

Una cita:

Cuando la serpiente envejece, la rana le da por el culo.

Pues nada, aquí está:

Investigative journalist Mark Opsasnick investigated the case and concluded that the Mount Rainier story, as popularly held (and which Blatty used as a basis for the novel), could not be true. For one thing, the family that occupied the home at the time the alleged possession took place did not have a boy there, demon-possessed or otherwise: the occupants were childless. Long-time neighbors denied that anything horrific or supernatural had ever occurred there. There was, however, an actual exorcism done (not in Mount Rainier but in Garden City, Maryland), though virtually all of the gory and sensational details were embellished or made up. Simple spitting became Technicolor, projectile vomiting; (normal) shaking of a bed became thunderous quaking and levitation; the boy’s low growl became a gravelly, Satanic voice. And so on. Those interested in the full details can find them in articles by Opsasnick. One is «The Haunted Boy,» published in Fortean Times, Number 123, page 34; another is in Strange Magazine, 1998, Number 20. The piece is also available online at www.strangemag.com.

Amigos y cuentos de ciencia ficción

El fin de semana pasado visité a mis amigos Ricard, Joan Manel, Mercé y Gay y Joe Haldeman (que venían a España a participar en Kosmopolis). Lo pasé muy bien, porque su compañía es siempre agradable.

Joe es escritor de ciencia ficción y también da clases sobre cómo escribir ciencia ficción nada menos que en el MIT. Me dejó sorprendido cuando me dijo que este año iba a usar en clase «El día que hicimos la Transición» (en su versión en inglés, «The Day We Went through the Transition«, y hace poco publicado en la antología Year’s Best SF 9). La dinámica de la clase parece consistir en asignar las lecturas y luego realizar una puesta en común sobre el sentido del cuento. Comentamos algunos detalles locales de la historia.

No sólo pasa uno el día con amigos, sino que se lleva sorpresas como ésta.

Desayunar sushi

Doy fe, en el aeropuerto de Barcelona se puede desayunar sushi. Gran lugar.

Eso sí, es más bien sushi de nombre que otra cosa.

No le tires piedras a las tortugas

gbaunix

¿Qué es gbaunix?, preguntarán ustedes (o no). Pues se los voy a decir: Unix en una GameBoy. Suena a broma, sí.

(vía BoingBoing)

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