Hoy Me Gusta, tercer episodio

En este caso, dedicado a La línea de fuego, un cómic de Manu Larcenet.

El episodio:

Las notas del episodio puedes encontrarlas en: 003: La línea de fuego o el viaje a la vanguardia

Podcast (en inglés) recomendados

Son los mejores podcasts que tengo en mi colección. A ellos vuelvo una y otra vez. Escucho más, pero estos son imprescindibles.

thememorypalaceThe Memory Palace es un podcast narrativo sobre distintos aspectos del pasado. También es el mejor podcast que escucho. Creado por Nate DiMeo, cada episodio está espectacularmente bien escrito. Trata tema fundamentalmente históricos, pero lo hace con unos niveles de reflexión y poesía absolutamente espectaculares. El autor es ahora mismo el artist in residence del Metropolitan Museum of Art: A Podcast Finds a Home, Delving Into Met History. No sé si los podcasts en general son arte, pero este sí que lo es. Un episodio para empezar: Butterflies.

loreLore es un podcast de miedo y terror. Pero la gracia es que lo que cuenta sucedió de verdad (aunque la explicación que se le daba en la época no era necesariamente verdad). Asesinos en serie, pueblos atacados por los vampiros, hombres lobo, asesinos en serie especialmente crueles, ladrones de tumbas que deciden que sale más a cuenta asesinar a gente que desenterrarla. Cada dos semanas Aaron Mahnke te cuenta una historia escalofriante que explora lo ilimitado de la crueldad humana. Un episodio para empezar: Episode 25: The Cave.

99percentinvisible99% Invisible va sobre diseño. Pero diseño definido de una manera tan amplia que encaja todo. Ya puede contarte cómo restauran un castillo escocés, cómo un gurú intentó crear una comunidad en medio de Estados Unidos o el sistema de cifrado usando discos de vinilo empleado durante la Segunda Guerra Mundial. Si lo pueden conectar con el diseño de alguna forma, les vale, lo que deja un podcast exquisitamente producido y temáticamente muy variado. Un episodio para empezar: Structural Integrity.

theoryofeverythingBenjamen Walker’s Theory of Everything ya lo dice en el título. En el podcast, la personalidad de la persona que lo crea suele ser fundamental. Pero eso es todavía más evidente en el caso de Benjamen Walker, con su tono de intentar descubrir y su actitud ligeramente cascarrabias. Trata todo tipo de temas, pero siempre desde la óptica de su interés personal. Y como le interesa todo… Eso sí, no se trata de un podcast de respuestas, sino de exploración, de conectar los puntos para ver qué imagen sale. Un episodio para empezar: You are so Pretentious

futilityclosetFutility Closet es creación de Greg y Sharon Ross. Sobre todo curiosidades históricas y hechos olvidados. Por ejemplo, la mujer que se dedicaba a llevar el tiempo por Londres o la historia del oso soldado en la Segunda Guerra Mundial. Este podcast es una gigantesca acumulación de curiosidad y hechos interesantes. Si lo escuchas, tienes garantizados muchos temas de conversación. Un episodio para empezar: Podcast Episode 119: Lost in the Taiga

hiddenbrainHidden Brain sobre el funcionamiento del cerebro. Pero en realidad, lo toca todo en cuanto lo pueda conectar. Por ejemplo, la naturaleza de la coincidencia o la mente de las personas que administran (sin poseer) grandes fortunas. Su presentador, Shankar Vedantam, hace de representante del oyente, tan desconcertado como tú, mientras intenta descubrir cómo entendemos el mundo y a nosotros mismos: Un episodio para empezar: Stroke of Genius: How Derek Amato Became a Musical Savant

notetoselfNote to Self sobre el impacto de la tecnología moderna en nosotros. Manoush Zomorodi explora y reflexiona con inteligencia sobre la relación que mantenemos con nuestros dispositivos. Lo bueno y lo malo para intentar preservar nuestra humanidad en un mundo digital. No es ni apocalíptico ni integrado, sino que intenta elucidar con inteligencia y sabiduría. Un episodio para empezar: 6 Algorithms That Can Improve Your Life.

radiolabRadiolab es muy variado. Ciencia, sociedad, cultura. Todo cabe dentro de este podcast. Las historias (la gamba pistola, el origen de los programas de cámara oculta) están contadas con un nivel narrativo impresionante. Escuchar este podcast es ante todo, dejarse llevar por una buena historia. Un episodio para empezar: The Girl Who Doesn’t Exist.

arrvlsArrvls. Gente que nace. Gente que muere. Gente que se desplaza. El chico que perdió completamente la memoria en un viaje al Himalaya, por ejemplo. Un podcast que explora cómo somos en el momento del cambio, en el flujo de nuestro ser. Un episodio para empezar: Cosmic Wind.

inourtimeIn Our Time. Un programa de BBC Radio 4 que se distribuye en forma de podcast (para beneficio de todos). Es probablemente el más variado de todos los de esta lista. No hay tema cultural que se le escape: religión, ciencia, filosofía, literatura… la matemática de la India, Hildegarda de Bingen, Matteo Ricci y la dinastía Ming. No soy capaz de contar la de temas que he descubierto gracias a este programa. En cada episodio, Melvyn Bragg reúne a varios académicos y los guía expertamente. Un episodio para empezar: The Needham Question.

Todos valen la pena.

Y ahora la petición: ¿me puedes recomendar podcast de este estilo en español? Si sabes de alguno, cuéntame en Twitter.

Ando leyendo Sapiens: A Brief History of Humankind por recomendación de María Castro (lo estoy leyendo en inglés, pero está publicado en España con el título: Sapiens. De Animales A Dioses. Una breve historia de la humanidad). Llevo muy poco, pero está resultando una lectura muy interesante.

Por supuesto, la historia de la humanidad está muy íntimamente relacionada con la tecnología. De hecho, el autor señala hace unos 70.000 años como el punto en el que se produjo una revolución cognitiva, lo que él llama la mutación del Árbol del Conocimiento. Pero incluso antes, es evidente que controlar el fuego fue un momento muy importante.

Pero controlar, poder crear o manipular el fuego es ya una tecnología. Aunque inicialmente no lo sepas crear y tengas que esperar a un fenómeno natural, el simple hecho de poder conservarlo y usarlo es ya tecnología. Una tecnología que ya por sí sola aumenta considerablemente lo que un ser humano puede llegar a hacer. Y todo eso sucede mucho antes de la aparición de la ciencia (que siendo generosos podemos situar hace unos 2.500 años, aunque la verdad es que la ciencia tal y como la conocemos ahora es más bien algo inventado en los últimos 200 años).

Lo digo porque ese ejemplos (y casi cualquiera desde hace 70.000 años hasta hace muy poco) invierte nuestra creencia habitual sobre la relación entre ciencia y tecnología. La realidad es que la tecnología es muy anterior a la ciencia y que es precisamente la tecnología la que acaba permitiendo la aparición de la ciencia (por supuesto, la tecnología exige conocimiento, pero conocimiento no es lo mismo que ciencia). Hoy en día, por supuesto, ciencia y tecnología son tan increíblemente dependientes una de la otra que resulta muy difícil decidir dónde termina una y donde empieza la otra. Por cada ejemplo de tecnología imposible sin ciencia podríamos dar otro ejemplo de descubrimiento científico imposible sin tecnología.

Pero al principio, en el origen de todo, la tecnología fue primero.

Música para 18 músicos

https://www.youtube.com/watch?v=zLckHHc25ww

Creo que simplemente voy a plantearme invertir unos días en YouTube y dedicarme a ver vídeos de obras de Steve Reich, porque cada vez que encuentro algo suyo me encanta.

(Sí, la de cosas que le quedan a uno por descubrir).

En este caso, se trata de “Music for 18 Musicians”, compuesta entre 1974–1976. A pesar de su nombre, por lo visto no es aconsejable usar solo 18 músicos. Digamos que 18 es un número mínimo.

La estructura de la obra es un ciclo de 11 acordes. La obra se inicia y se cierra con unas partes llamadas “Pulsos”, que repasan esos 11 acordes. Entre las dos, 11 secciones, cada una de ellas una pequeña composición usando cada uno de los acordes. Más detalles los da el propio compositor. De fondo, un ritmo constante.

El resultado es sencillamente fascinante. Una combinación extraordinariamente sutil de sonidos.

El regreso del verdadero Batman

El verdadero Batman es, por supuesto, el de la serie de televisión de los años 60 (que, aparentemente, cumple 50 años) que también tuvo una película en su momento. Fue el Batman divertido, alegre, ingenioso y simpático, antes de que esos esfuerzos por hacer que los superhéroes fuesen duros, “realistas” y demostrasen los mucho que sufrían arruinasen el género para siempre.

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Pero alegría de las alegrías, ahora hay nueva película del Batman bueno, una continuación animada de la serie, con Adam West, Burt Ward y Julie Newmar. Se llama Batman: Return of the Caped Crusaders. E incluso anuncian segunda parte.

El trailer:

(vía Batman: Return of the Caped Crusaders

El pudin de ciruela

Una anécdota que aparece como uno de los ejemplos a analizar en Fluke: The Math and Myth of Coincidence, de Joseph Mazur. El libro trata justo sobre eso, como la coincidencias que parecen monumentales y cargadas de significado son realmente una consecuencia a esperar del mundo.

Por cierto, el libro lo descubrí gracias en el episodio 45 de Hidden Brain, donde también cuentan esta misma anécdota, porque es bastante chula. Aparentemente, sale en L’Inconnu del astrónomo Nicolas Camille de Flammarion, un libro que aparentemente está lleno de coincidencias como esta.

Básicamente, Émile Deschamps, un poeta, le contó a Flammarion que cuando era niño en un internado conoció a un emigrante inglés llamado M. de Fortgibu. Este le propuso probar el pudin de ciruela, que en esa época era un plato desconocido en Francia.

Diez años después, iba por la calle y dio con un restaurante que lo servía. Deschamps se acordó y entró a pedir un poco. Resulta que ya habían servido el último, pero el encargado muy amablemente le preguntó al cliente si estaba dispuesto a compartirlo. El cliente resultó ser M. de Fortgibu.

Años después, invitan a Deschamps a una cena. La anfitriona anuncia que va a servir pudin de ciruela, que traen a la mesa. Deschamps cuenta su historia y bromea diciendo que espera la llegada en cualquier momento de M. de Fortgibu.

Llaman a la puerta y anuncian efectivamente la llegada de M. de Fortgibu. Resulta que a él también le habían invitado a cenar, pero no a esa cena. Se había confundido y se había equivocado de puerta.

Tres veces había comido pudin y tres veces se había cruzado con el mismo hombre. Su reflexión era “¿qué habría pasado una cuarta vez?”

La vida misma, vamos.

¿Cuántas personas eres?

He aquí un vídeo de CGP Grey (si no conoces los vídeos de CGP Grey, probablemente te estés perdiendo algo interesante. Una recomendación: Humans Need Not Apply (Inglés, 15’)). Va de unas posibles implicaciones de la comisurotomía, una operación en la que se corta el cuerpo calloso que une los hemisferios cerebrales, impidiendo la comunicación entre ellos. Desde ese momento, los hemisferios actúan de forma casi independiente.

Por supuesto, lo que cuenta el vídeo es conocido desde hace mucho tiempo (la primera operación fue en 1962) y ya lo sabías si leías divulgación científica en la época en la que esos casos se comentaban mucho (es curioso como los temas de divulgación científica fluctúan con el paso de los años. Se habla mucho de ellos durante un tiempo, desaparecen y luego vuelven).

También es verdad que la conclusión del vídeo no se deriva necesariamente de lo que cuenta. Es decir, la tesis del vídeo de que eres dos personas, porque cada hemisferio realiza la mitad del trabajo de ser tú, cada uno es autónomo y cada uno tiene funciones y preferencias propias podría ser un simple efecto de la operación. Quizá ese estado sólo se manifiesta cuando has cortado el cuerpo calloso.

Es decir, lo que el vídeo cuenta es sugestivo y da a entender la tesis, pero está lejos de demostrarla. Lo cual no deja de resultarme curioso, porque creo que tiene toda la razón.

¿Dos cerebros autónomos?

Probablemente no.

¿Pero dos personas?

Ni de lejos.

Muchas personas.

O sistemas, o agentes o como te apetezca llamarlos.

Eso sí, debo admitir que lo que dice el vídeo es una posibilidad y que mi impresión personal es completamente errónea. Quizá efectivamente nuestros dos hemisferios sean razonablemente autónomos, cada uno con sus preferencias y cada uno con sus habilidades (uno sabe hablar, mientras que otro reconoce las caras), pero que se comunican entre sí, de forma que rara vez notamos las discrepancias.

Mi problema con la idea es que dos me parecen pocos.

Yo concibo más mi mente como aspectos o sistemas cada uno haciendo de las suyas y ocupándose de sus tareas, cada un con sus preferencias y deseos. Voy a decir que son “inteligencias” que están ahí, de fondo, cuya actividad sólo es evidente si prestas mucha atención, pero cuyas acciones acaban llegando a la mente consciente en momentos determinados. Es decir, la parte de mí que cree ser yo no es más que uno de los muchos sistemas que hay corriendo por mi mente, y no es necesariamente el más capaz ni el más listo de todos ellos.

A veces, sin embargo, el proceso se manifiesta de una forma mucho más evidente.

Por ejemplo, en el caso de Historia de dos laberintos.

Para empezar, mi sensación es la de no haber escrito ese texto. Mi sensación es la de haberlo copiado. Copiado directamente de mi cabeza, a donde llegó prácticamente como está ahí, palabra a palabra. Me ha pasado varias veces y es siempre extraño y desconcertante. Pero imagina que algo así te sucede continuamente. ¿Te puede extrañar que alguien acabe creyendo en las musas o en entidades sobrenaturales? Si crees que tu mente es todo lo que tú puedes percibir de ti mismo, ¿de dónde ha salido ese texto?

Para mí es evidente que salió de una parte de mi cerebro que claramente decidió escribirlo. O mejor dicho, asumo que simplemente creó su estructura y luego, en el proceso de llegar a mi consciencia, fue recogiendo las palabras o quizá eso sucediese en el proceso de “leerlo”. El efecto es similar al de tener una hoja mental de papel colgando en la cabeza y tú simplemente vas leyendo y transcribiendo lo que pone. Mi “única” aportación fue añadir las referencias a Borges, porque no puedes escribir sobre laberintos sin referenciar a Borges. Está prohibido o algo…

Voy a intentar una imagen.

Mentalmente yo vivo en un salón muy bien iluminado. Hay un montón de cosas y si no lo pienso mucho, da la impresión de que no hay más. Pero en realidad, si presto atención soy consciente de que vivo en una casa mucho mayor, de la que el salón no es más que una zona muy reducida. El resto está totalmente a oscuras, o quizá sea invisible, pero de vez en cuando surgen cosas de otras zonas de la casa que llegan hasta mi salón.

Aquí dentro no estoy solo.

La caza del Carualo, de Lewis Carroll

El poema narrativo The Hunting of the Snark es mi libro preferido de Lewis Carroll. Me gustan los libros de Alicia (sobre todo A través del espejo), pero The Hunting of the Snark tiene algo… Por esa razón me fastidia que no sea más conocido y que sus ediciones queden casi siempre a la sombra de los libros de Alicia.

Hasta ahora.

La caza del Carualo

La estupenda edición de Nørdica Libros

Me alegra enormemente hablar de La caza del Carualo, la excelente edición de The Hunting of the Snark que ha hecho Nørdica Libros: tapa dura, muy buen papel, unas maravillosas ilustraciones de Tove Jansson (autora de los libros de los Mumin), una traducción excelente (de Jordi Doce), maravillosamente fluida, que se toma alguna libertad cuando debe y, por si el conjunto no pudiese ser mejor, el texto completo en inglés al final, por si te apetece comparar.

Vamos, una edición para comprar y para regalar.

En cuanto al poema en sí. Pues he hablado tantas veces de él que no me apetece repetirme. Es más, incluso grabé un episodio completo de mi podcast Hoy Me Gusta dedicado al poema: (002: La caza del Snark o el vértigo del mapa en blanco).

Las ilustraciones de Tove Jansson para *La caza del Carualo* son muy diferentes a las originales de Henry Holiday, pero juegan estupendamente con el tono extraño y delirante del poema. Además, su estilo cruce entre lo geométrico y lo figurativo añaden una deliciosa dimensión al poema.

Una de las ilustraciones de Tove Jasson para La caza del Carualo

Una de las ilustraciones de Tove Jasson para La caza del Carualo

Hoy Me Gusta

Es un podcast, otro más, llamado Hoy Me Gusta que va, pues eso, de cosas que me gustan. Es corto (por ahora no pasa de los 20 minutos) y es así en plan un poco elucubrar sobre libros, cine, televisión, etcétera, y comentarlas un poco. Espero tener un episodio nuevo cada dos semanas.

Si tienes un gestor de podcasts, para suscribirte probablemente solo necesites buscar Hoy Me Gusta en la app. Si no lo tienes, aquí van los dos primeros episodios.

Quiero dar las gracias especialmente a Máximo Gavete, que diseñó este logo espectacular:

Hoy Me Gusta

En Shaking Hands With Death se publica una conferencia de Terry Pratchett, a raíz de su enfermedad, sobre la muerte digna o, mejor dicho, sobre una vida digna que acabe con una muerte digna.

Por suerte, no hay que comprarse el libro, porque la conferencia, leída por Tony Robinson porque el autor no podía, se puede ver en vídeo.

Non-Stop Inertia, de Ivor Southwood

El libro de hoy es Non-Stop Inertia, de Ivor Southwood. Es un libro sobre la realidad del trabajo actual, cada vez más atómico. Muy buena lectura.

Una vez más, unas notas y a hablar unos minutos:

Lamento que en este vídeo no se oiga ningún martillazo.

Maurizio Cattelan, de AA. VV.

La verdad es que no me apetecía nada, es agosto y me siento muy vago, escribir la reseña del libro Maurizio Cattelan (es una enlace afiliado a Amazon.es), así que me hice un pequeña esquema y me puse a hablar. Así acaba uno con un vídeo. Todo muy verite y demás. Incluso se oyen golpes de martillos en algún momento.

Por cierto, tras leer el libro me hice un gif.

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En defensa de la abstracción

Desde mi punto de vista, la invención de la fotografía fue lo mejor que le pudo pasar al arte. De pronto, liberado de tener que copiar la realidad (aunque en muchos casos, el mirar una de esas pinturas figurativas se nota bastante que al artista lo que le apetecía era pasar el pincel por el lienzo sin más miramientos) para satisfacer a los clientes, de pronto el arte podía ponersea… bien, a hacer lo que le diese la gana. En cuando la cosa empieza a volverse interesante de verdad. Otras rupturas vendrían más adelante.

En ese aspecto, no estoy seguro de que la abstracción necesite demasiada defensa. Después de todo, como dice el vídeo, eso de representar el mundo tal y como lo vemos (algo muy diferente a intentar representar el mundo tal y como es, que realismo no es lo mismo que realidad; hay más cosas en el cielo y en la tierra, bla, bla, bla…) es simplemente un breve momento de la historia.

Predecir el futuro

¿Los gurús lo hacen así? Me sorprendería mucho que no usasen un sistema como el propuesto por Tom Gould.

Predecir

Se trata de juntar términos y ver qué sale. Luego te pones a justificar el resultado, explicando con todo lujo de detalles por qué esa innovación es totalmente inevitable. Da un poco igual si tienes razón o no. Si la tienes, te puedes apuntar el tanto. Si no la tienes, dentro de una semana nadie se acordará.

Por otra parte, así es como se escribe ciencia ficción.

Un libro al día

Y yo que pensaba que 50 libros al año era un desafío (fácilmente alcanzable, pero desafío). Pero he aquí que me encuentro con el amigo Zach Weinersmith.

Si no le conoces, Zach Weinersmith es el creador de Saturday Morning Breakfast Cereal, un webcomic curioso. Trata todo tipo de temas, tiene un sentido del humor en ocasiones absurdo e infantil, sin vacilar para recurrir a un chiste de “caca, culo, pedo, pis” si eso es lo que le pide la situación. Pero también de pronto se embarca en deliciosas elucubraciones sobre el futuro o hace chistes sobre extraños aspectos de la ciencia o el mundo.

Es, por tanto, un cómic hecho por alguien que claramente ha leído mucho.

Y ahora ya conozco su secreto.

Lo cuenta en The Hustle Economy, un libro sobre las carreras creativas freelance bastante interesante y que vale la pena leer. Está compuesto por ensayos cortos donde cada autor va exponiendo su visión de cómo es eso de ganarse la vida haciendo vídeos en YouTube (Mike Rugnetta, de Idea Channel, uno de mis héroes personales (se me hace raro eso de tener un héroe personal que es claramente mucho más joven que yo, pero así son las cosas)) o, como es el caso, cómics en internet.

Y de todos los ensayos, el que más me sorprendió es el de Weinersmith. Es además el último, por lo que quizá el editor pensó que era el broche ideal para cerrar la colección.

¿Y qué dice?

Entre otros consejos, dice que tienes que ser aburrido.

Que si tu misión en la vida es entretener a la gente, tú debes ser una persona aburrida. No salir de fiesta, no irte de paseo por ahí, sino quedarte en casita y leer libros, muchos libros.

¿Cuántos?

Él dice que unos 3 por semana. Que en las buenas semanas, 7 libros. Y no novelas de ciencia ficción o fantasía, sino libros sobre todo tipo de temas, lecturas lo más variadas posibles, libros que nadie más esté dispuesto a leer.

¿Y por qué?

Porque su trabajo como creador de cómics es ser más interesante que tú. Si no es más interesante que tú, ¿qué te iba a contar? Y a falta de ánimos para ir por ahí de aventuras, la alternativa es leer mucho, pero mucho, mucho de verdad.

Quizá no tanto como un libro al día. Eso ha sido hipérbole por mi parte. He mirado sus lecturas de junio, y son 18 libros en 30 días. No está mal.

Ahora ya sé cómo se inventa algunos de sus grandes chistes sobre ciencia.

Me entretiene porque se esfuerza por llevar una vida aburrida.

Conectadas

La verdad es que se han puesto de moda los canales de Telegram. Básicamente, son caminos unidireccionales donde recibes información enviada por sus administradores. Los hay de todo tipo y condición, pero en general son una forma útil de mantenerse al tanto de lo que está de lo que alguien está haciendo. No tienes forma directa de responder, pero eso rara vez es un problema.

Yo estoy en varios (es más, también tengo varios para distintas proyectos en la que estoy trabajando), pero de entre ellos, mi preferido es Conectadas.

Se define como “Información y herramientas para que el feminismo se oiga en la red. English and Spanish links” y consiste en justo eso, enlaces sobre feminismo. La frecuencia es muy reducida, por lo que no es complicado seguirlo y lo que enlazan suele ser más que interesante.

Si usas Telegram, dale una oportunidad.

Pokémon Go como arte

Cuando a Roger Ebert se le ocurrió decir que los videojuegos no eran arte y jamás podrían serlo (opinión que aparentemente luego matizó debidamente), disfruté de la ironía y experimenté el desconcierto. Ironía porque casi todo lo que dijo sobre los videojuegos podría haberlo dicho sobre el cine (y claro está, todavía hay gente que no considera el cine como arte). Y desconcierto, porque viviendo como vivimos en una época donde tantas cosas han sido arte, ¿por qué no iban a ser arte los videojuegos?

O ya puestos.

¿Por qué no iba a ser arte Pokémon Go?

En concreto un Happening.

O quizá internet sea la obra de arte.

O una parte.

Admito que ya hacía el final no tenía claro cuál es la parte que se supone artística.

Pokémon Go Is a Massive Art Happening and You’re All Invited

If Virginia Heffernan’s recent book, Magic and Loss: The Internet as Art, has anything to add, thanks to satellites and being able to connect with others instantaneously both online and now online and in the real world at the same time, we’ve created possibly the biggest piece of art in human history, one that can’t be owned or controlled, at least not easily. Again, from Kaprow: “The whole situation is corrosive, neither patrons nor artists comprehend their role … and out of this hidden discomfort comes a stillborn art, tight or merely repetitive and at worst, chic,” which will probably mean that once advertisers figure out how to harness the world of Pokémon Go, it’ll be dead. But until then, the societal impact of such a fascinating place that’s merging both the online and physical realms at an alarming rate is enormous, and despite its early awkwardness, is a benefit to us all.

(Por cierto, el libro al que alude suena interesante).

Pokémon Go

Supongo que olvidamos con facilidad que “arte” es una palabra polisémica que se aplica a todo tipo de fenómenos y obras sin que realmente esté claro que deba ser así. Dentro de ese saco puede caer tanto una pintura rupestre como Tilsa Swinton dormida. En ese contexto, excluir una categoría completa suena a arbitrario, aunque sin duda es algo que hacemos todos los días.

Por mi parte, como creo que el arte se hace sobre todo en la interacción con con alguien que lo disfruta, que no hay novelas sin lectores ni películas sin espectadores, y que la intención del receptor es muy importante, no tengo problema es concluir que un videojuego pueda ser experimentado como arte y por tanto lo sea.

Y si quieren una idea más loca, y volviendo a la polisemia que comentaba, en mi definición personal, el arte se inició en algún momento a partir de 1870 o así… Lo anterior está muy bien, pero no es arte.

Señalo, por si no queda claro, que ambas ideas se contradicen entre sí.

Una breve conferencia, Libertad de conciencia: el ataque a la igualdad de respeto, de esta filósofa norteamericana sobre el respeto a todos los grupos en la cuestión de conciencia. Y especialmente, sobre la mejor forma de encajar ese respeto en el marco jurídico.

El uso de la palabra conciencia en lugar de religión es muy deliberado (como queda claro en la entrevista que cierra el volumen y que amplía algunos detalles) porque su intención es incluir a todos los grupos, incluyendo a los no teístas.

Libertad de conciencia

Nussbaum rechaza como excluyente tanto las posturas pro-religiosas (establecer algún tipo de religión oficial) como las anti-religiosas (negar toda religiosidad). Más interesante, también rechaza muchos argumentos de asimilación, porque en el fondo implican aceptar lo que en su día fue una cuestión religiosa (el domingo como día festivo).

Uno de los métodos de la conferencia es ir examinando (casi siempre dentro del contexto de Estados Unidos) casos que parecen similares y luego comentar las distintas decisiones que se derivaron, con la intención de comprobar si eran ajustadas o no. Así mismo, plantea como sería necesario resolver cuestiones como el uso de drogas rituales o la vestimenta religiosa.

Por supuesto, no trata ningún caso realmente complicado, porque el tono de la conferencia no va por ahí y le llevaría mucho más espacio matizar todos sus detalles. Pero en ese sentido, la entrevista final amplía detalles que permiten vislumbrar por dónde irían posibles argumentaciones.

Un libro que hace reflexionar estés o no de acuerdo con lo que dice. Su argumentación es sólida y clara. Tu posible respuesta debería ir por el mismo camino.

Es cierto que dado un cambio tecnológico siempre hay alguien que protesta porque ese cambio destruye algo valioso o puede ser dañino. Pero no es menos cierto que a pesar de que esos temores pueden estar equivocados, también pueden ser perfectamente válidos y exigir actuar.

Por esa razón no me convence del todo el enfoque de Pokémon Go y el fin de la civilización occidental: incompresión, tecnofobia y cambio social, aunque valoro su fondo. Efectivamente, el juego Pokémon Go no parece plantear serios problemas. Es divertido, te hace salir a la calle y sigue básicamente la misma lógica que casi cualquier otro juego de Pokémon (con lo que la crítica social, ideológica, cultural o psicológica se puede hacer desde hace décadas).

Sin embargo, eso no quita que un juego de este tipo (que usa el GPS y te obliga a moverte por el mundo) pueda tener sus problemas. El peligro de que te atropelle un coche. El meterte donde no debes en tus deseos de encontrar ese Pokémon que quieres. O cuestiones de privacidad. Temores a los que simplemente podría objetarse que muchas otras tecnologías ya tienen esos mismos problemas y que se resuelven con facilidad con un mínimo de precaución. O incluso quizá dentro de la misma app, por ejemplo, no mostrándote un Pokémon cuando llegar hasta él pueda ser un problema.

No sé, hay muchas formas de responder.

Pero no tiene mucho sentido catalogar todo posible objeción a una tecnología como “tecnofobia” (aunque es muy cierto lo de que “para muchos, el hecho de que miles de personas hagan cosas que ellos consideran raro es una causa de estrés y ansiedad”). Puede ser simple tecnofobia, efectivamente, o tener raíces de incomprensión generacional, pero en ese caso la cuestión se dirime analizando la tecnología en disputa en este momento, y decidiendo qué criticas son válidas y cuáles no, e intentando resolver las que parezcan más urgentes si efectivamente encontramos un problema.

Por esa razón, aunque puede estar bien recordar que otras (incluso muchas) objeciones a ciertas tecnologías fueron erróneas, no se trata de una respuesta demasiado sólida. Después de todo, es bien posible que en este caso concreto, el que sea que estemos evaluando ahora, los críticos tengan razón.

Estoy muy de acuerdo con la conclusión de que es necesario desarrollar, y recordar emplear, herramientas que nos permitan evitar cierto “determinismo tecnológico”, la tendencia a rendirnos como si la tecnología fuese algo autónomo que no está sujeto a voluntades o deseos humanos. El análisis nos exige lo contrario, aceptar nuestro papel como agentes del cambio tecnológico. Habitualmente el aparente “determinismo tecnológico” sigue los dictados de ciertos intereses económico y sociales que hacen más factibles ciertos caminos frente a otros. Y eso también es algo en lo que uno puede estar en desacuerdo a pesar de que la tecnología en sí no tenga ningún problema. Es decir, puedes pensar fácilmente que a pesar de que cierta tecnología sea factible, otra bien diferente cumple mejor con los fines sociales que buscamos.

Lo que pretendo decir: aceptar toda nueva tecnología no es el argumento contrario a rechazar toda nueva tecnología. Ni siquiera son realmente posturas opuestas. Se puede ser tecnófilo para unas cosas y tecnófobo (o ludita) para otras. Hay tecnologías que nos beneficias y tecnologías que no nos benefician. Lo importante, en un punto en el que estoy totalmente de acuerdo con el artículo, es saber decidir qué es lo importante en cada caso.

Welcome to Night Vale

En algún lugar de los Estados Unidos hay una ciudad donde todas las conspiraciones son ciertas. Hay ángeles. Policía secreta. El gobierno controla el clima. A la alcaldesa la eligen unas misteriosas criaturas primigénias. Hay sacrificios de sangre. Los bibliotecarios son los animales más peligros del mundo. Y, lo que es peor, una enorme y despiadada corporación puede un día tomar el control de tu pueblo.

Bienvenido a Night Vale.

welcome to night vale

Welcome to Night Vale es un podcast narrativo. Cuanta la vida cotidiana en esa ciudad, por medio de la voz del locutor de la radio local, el siempre alegre Cecil, que puede informar de los mayores horrores como si fuesen las ocurrencias más cotidianas. Que relata la campaña electoral entre un dragón de cinco cabeza y la vieja sin cara que vive en tu casa como si eso fuese de lo más habitual. El pobre Cecil es incluso capaz de reconciliar el más absoluto horror cósmico con recomendaciones para el mejor sitio donde comer pastel invisible.

Con sus noventa episodios hasta ahora, no ha decaído en ningún momento y sigue siendo un podcast tan sorprendente e ingenioso como la primera vez. Por supuesto, es obligatorio empezar a escucharlo desde el primer episodio.

No te arrepentirás.

And now, the weather.

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