Usabilidad en el cine

Jakob Nielsen se marca una columna divertida (divertida por el tema, que él sigue siendo igual de seco): Los diez fallos de usabilidad del cine. Por ejemplo, el agente secreto que llega a un sistema informático y ya sabe usarlo, el interfaz en tres dimensiones o la dicotomía Access Denied/Access Granted. Todo esto en Usability in the Movies — Top 10 Bloopers.

—–

Freakonomics: A Rogue Economist Explores the Hidden Side of Everything es un libro sobre respuestas. Las respuestas se asumen correctas, pero eso no es realmente lo importante. Lo importante del libro es buscar respuestas, y aceptar, incluso alentar, que esas respuestas sean contraintuitivas, que sean completamente diferentes a las que uno esperaría en un primer vistazo al problema.

Ya desde el comienzo del libro se plantea un caso. Para evitar que los padres llegasen tarde a recoger a sus hijos en una guardería, se decidió instaurar una multa. Es decir, si el padre llegaba tarde se le cobraba una cantidad extra. El resultado fue que el número de padres que llegaban tarde aumentó. ¿Por qué? Pues según los autores, un problema moral (llego tarde y le hago perder el tiempo al personal de la guardería) se transformó en un problema puramente económico (puedo retrasarme un poco porque me basta con pagar una pequeña cantidad). La culpa desapareció y con ella la responsabilidad, al convertirse en simple cálculo aritmético de cuánto dinero puedo permitirme gastar.

Y ese modelo más o menos es el que siguen con todos los temas tratados: encontrar la respuesta oculta, la que no es evidente. ¿En qué se parecen los profesores a los luchadores de sumo? ¿Cuáles son las similitudes entre el Ku Klux Klan y los agentes de la propiedad inmobiliaria? ¿Cuánto gana realmente un traficante de droga? (muy poco, por lo visto). ¿Por qué se ha reducido la criminalidad? ¿Importa el nombre para el éxito social?

Repito que lo importante no son las respuestas concretas. ¿La legalización del aborto redujo dieciocho años después la criminalidad en Estados Unidos al reducir el número de criminales en potencia? Pues no tengo ni idea. Supuestamente, todos esos casos están analizados en artículos serios y con datos verificables. Pero creerlo no es necesario para disfrutar del libro. Se puede leer perfectamente como un ejercicio intelectual, en el que los autores -un economista y un periodista- te proponen y justifican algo en lo que no habías pensado.

[50 libros] 2006

Este libro me resulta fácil de reseñar. Porque ya lo hice hace ya unos años, cuando lo leí traducido. Deja vu una vez más, que dicen. Corto y pego:

Un cruce entre libro de autoayuda y ensayo literario, ésa es la fascinante e innovadora propuesta de Alain de Botton (autor de una magnífica novela intitulada Del amor, también publicada por Ediciones B). Con capítulos del estilo de «Cómo amar la vida hoy en día», «Cómo sufrir con éxito», «Cómo ser un buen amigo», «Cómo ser feliz en el amor» o «Cómo dejar un libro a medias», el autor va recorriendo la geografía de la obra y la vida de Proust e intenta compararla con la vida de cualquier ser humano. Pedante y excesivo, el resultado no podría ser más hilarante e interesante.

El defecto principal de los libros sobre literatura es que su lectura suele ser menos entretenida y fructífera que la lectura de la obra de la que hablan. Leer, por ejemplo, la abundante bibliografía sobre Borges es admirar más a un autor capaz de escabullirse y mantenerse siempre fresco ante el acoso de tanto papel secante. Alain de Botton ha querido huir de esa situación. No ha escrito un libro para explicar a Proust, cosa imposible e innecesaria, sino un libro para enseñar a amar a Marcel y a su obra. Y el centro principal de Cómo cambiar tu vida con Proust es siempre la obra monumental que representa En busca del tiempo perdido. Y con tal éxito, que raro es el capítulo en el que el lector no estalle en carcajadas ante un ingenioso comentario o ante una salida inesperada.

Juguetón y lleno de humor, sabe sabiamente irse por otros derroteros al recorrer las enseñanzas de Proust. Así, por ejemplo, en el capítulo primero aprovecha para hacer una incursión en Proust padre para dedicar una sección a «Cómo el doctor Proust puede mejorar su salud» y los divertidos ejercicios de la época. Cómo cambiar tu vida con Proust es una obra de amor escéptica que nos acerca a la obra de Proust reconociendo la limitación de toda obra literaria. El libro comienza con una frase lapidaria «A pocas cosas nos dedicamos los seres humanos con tanto ahínco como a la infelicidad» y termina con un consejo devastador «Hasta los mejores libros se merecen que uno los deje a medias». La vida es lo importante. Incluso más que Proust.

Sólo puedo añadir un par de apuntes. Esta segunda vez me ha gustado mucho más, quizá porque la he leído en inglés. Además, he sentido el embate escéptico de la obra. Es una invitación a leer a Proust, a usar a Proust para pensar sobre la vida, pero en ningún momento es una invitación a perderse en Proust. Declara que las vicisitudes de la obra son mucho menos importantes que la visión ofrecida por el artista. Anima a ver el mundo moderno con los ojos del escritor en lugar de querer ver el mundo del escritor con ojos modernos. El tesoro de la literatura es una cierta forma de mirar y los libros no hay que tomárselos demasiado en serio.

Una pregunta curiosa se plantea en el capítulo titulado «How to Suffer Successfully»: ¿quién querrías ser, Robert o Marcel? Robert Proust era el hermano de Marcel Proust, un individuo totalmente diferente que vivió una vida muy diferente. Robert sufría accidentes de los que se recuperaba casi milagrosamente y no dudaba en chocar directamente contra la vida. Creo que la idea del capítulo, y posiblemente me equivoque, es que Robert, aún así, vivió una vida menos rica que la de su hermano. Robert sufrió menos y eso le abrió menos posibilidades para la reflexión. Robert no percibía el mundo tan bien como su hermano.

Por desgracia, no tenemos acceso a la vida interior de Robert Proust, como tampoco lo tenemos, a pesar de las miles de páginas que escribió, a la de Marcel Proust. Cualquier declaración sobre cómo percibían el mundo es pura conjetura por nuestra parte. Sufrir más o menos es sólo prueba de mala suerte. Por tanto, decidir sobre ese criterio quién tuvo mejor vida me parece futil.

Por otra parte, la verdad, yo preferiría ser Robert y tener la oportunidad de leer En busca del tiempo perdido. Si quiero.

No sé por qué se sorprenden. Ya saben que yo soy de Aristipo.

[50 libros] 2006

Me encanta cómo vienen envueltos los regalos de Amazon: con un sobrecito aparte indicándote que abras primero en regalo para no destrozar la sorpresa:

IMG_4953

Por supuesto, el libro trae una tarjetita firmada por Algernon, así que esa parte no es demasiada sorpresa.

IMG_4955

Y el libro al fin después de retirado todo el papel:

IMG_4956

—–

[Recibidos] Envío de Casa del libro

Hace poco me ofrecieron 40 euros en libros de Casa del Libro, como forma de dar a conocer los servicios del sitio. Como me encantan los libros, sobre todo si me salen gratis, dije que sí y elegí mis títulos: Pangea: ciberespacio, blogs y velocidad en el nuevo milenio de Vicente Luis Mora y Entre lobos y autómatas: la causa del hombre de Víctor Gómez Pin.

El envío llegó hace unos días:

IMG_4696

IMG_4698

Pangea lo elegí porque me llamó la atención mientras recorría el sitio; no tengo más información sobre él. Entre lobos y autómatas ya lo vi en la librería y me pareció interesante. Sin embargo, también me vibró el sentido arácnido dándome la impresión de ser un libro quizá un poco tontito. Vamos, que me debatía entre el interés que me producía y el rechazo, totalmente irracional, que sentía. La reseña publicada en El País no hizo más que reforzar la impresión de ser un libro con el único argumento de «lo digo yo» (pero eso bien puede ser un fallo del reseñador, no del libro). Ahora por fin podré comprobarlo.

Por cierto, cuando empezamos a hablar del envío, les comenté que Casa del libro haría bien promocionando entre los bitacoreros su sistema de afiliados.

Perspectiva

Tan cierto.

Tabblo

El otro día discutía con fernand0 (por una cuestión que no viene al caso) y tuve que sacar Tabblo como ejemplo. Resulta que no conocía la página y además le encantó. Tanto, que me reclamó mis propios tabblos. Yo no era usuario, pero bueno, por satisfacer a fernand0, importé mis fotos de Flickr y por el momento me he hecho dos: The Stockholm Archipelago y Volcanos.

Posturas Wii

La Wii es una consola realmente curiosa. Dependiendo del juego, la forma de jugar puede llegar a ser muy diferente a la de una consola normal. Zelda es un videojuego más convencional, pero Wii Sports resulta ser una delicia. Puedes jugar al golf, por ejemplo, de una forma bien distinta, sosteniendo el mando como si fuese un palo. Lo que lleva, claro está a que la gente adopte posturistas bien llamativas delante de la consola.

Wii Motion es una recopilación de fotografías en Flickr de gente jugando con la Wii, y las posturas que adoptan. Por ejemplo:

Francamente, no se me había ocurrido lo de subirme al sofá.

O esta otra:

(vía Boing Boing)

Vaya País, de Werner Herzog (coord.)

Si crees que España se limita a Madrid, el centro de Barcelona y algunas calles, no muchas, de Sevilla, este libro es para ti. Si crees que el país quizá sea, a lo mejor, un poquito más grande, pues mala suerte. Tendrás que esperar a que otros corresponsales extranjeros -venidos de Bali, la India o China- escriban otro libro. En mi caso, por ejemplo, Canarias sólo aparece para hacer ese chiste tan original.

No pretendo dar a entender que el punto de vista del libro sea más bien limitado y que su visión del país se acerca en ocasiones a la de un miope intentando describir una esquina de La Gioconda a cuarenta metros de distancia. Nada más lejos de mi intención. Pretendo que quede claro. En su defensa, el libro está escrito más en broma que en serio. Y cuando el comentario da en la diana, acierta de pleno (las tertulias radiofónicas son por lo general insufribles, cierto, y cualquier persona que guste de los argumentos racionales las evitaría).

En cuanto al contenido, pues hay de todo, como era de esperar. Eso sí, he aprendido al menos una cosa curiosa del país. Resulta que puedes entrar en cualquier bar de España y tirar los desperdicios al suelo. Yo jamás he visto tal cosa, pero dada la insistencia con lo que lo dicen -lo repiten varios- no dudo que sea cierto. Lástima que ésos sean los únicos bares que visitan los corresponsales.

Bueno, vamos a lo nuestro. Entre lo que está bien, «España vista desde el arenero. Los niños, los mimos y lo contrario» de Cécile Thibaud sobre lo que significa tener y criar hijos en España (yo, por suerte, cuando vino la enfermera no estaba en la habitación) y «El discreto encanto de la tradición. Por qué tantos hombres españoles se visten como en la serie Cuéntame» de Michela Coricelli sobre lo mal que vestimos los españoles (tienes toda la razón, por cierto).

Con los pies firmemente plantados en el planeta bizarro, tenemos a Martine Silber que en «La inexplicable paciencia de los españoles. Sorpresas de una francesa fogosa» descubre que los españoles somos seres pacientes que rara vez nos quejamos. Leyéndolo comprendes su error y lo que quería decir en realidad, pero no es buena señal que debas recurrir a la exégesis. Y el propio compilador se marca «¿Me entiende usted? De cómo los españoles son egocéntricos y cómo les va», que construye una demencial teoría sociológico-psicológica a partir de una peculiaridad del español. Tiene que ser una broma, pero en este libro a veces resulta difícil distinguir los chistes de las afirmaciones serias.

Al final, lo más curioso del libro es que tantos corresponsales europeos, 15 de 18, vean el país como si fuese Marte. Exageran para lograr el efecto cómico, eso está claro, pero no deja de resultarme llamativo. Por esa razón, los dos mejores textos y los más sinceros me parecen «Cultura de palabras, cultura de silencios» de Masako Ishibashi (Japón) y «Episodios nacionales. Vivencias de una mexicana en la vieja y la nueva España» de Patricia Alvarado (México). Son de los pocos que suenan a reales, a que su extrañeza es efectivamente producto de las distancias geográficas y culturales.

[50 libros] 2006

Los ovnis ¡vaya timo! de Ricardo Campo podría haber sido mejor libro y es una lástima que no lo sea. Y no creo que la culpa sea totalmente de su autor, al que he visto dar conferencias y está sobradamente capacitado para la tarea, sino más bien del planteamiento de la colección.

Lo primero que está claro es que los responsables de la colección no saben que tipo de libros quieren hacer. Es decir, claramente quieren producir libros escépticos, pero no está tan claro que realmente deseen llegar a gente que no esté convencida de antemano. Podría objetarse que poner «¡vaya timo!» en los títulos no es precisamente la forma más razonable de acercarse a alguien que quizá crea un poco. Pero hay que reconocer que es una brillante decisión de marketing: sabes perfectamente de qué van los libros sin tener que leerlos.

No, más bien el problema nace del formato carta elegido para los libros. El género epistolar queda muy bien en las novelas y eso, pero no está tan claro que el ensayo se beneficie. La carta suena altiva y prepotente, el formato elegido por alguien que sabe y consiente en compartir con la sabiduría. Podría argumentarse que las cartas no van dirigidas al lector, pero al menos a mí se me hace muy difícil leer un «tú» y no pensar que me hablan a mí.

En cuanto al libro en sí, es una especie de sándwich donde dos extremos muy interesantes abren y cierran un punto medio bastante más deficiente. El libro empieza muy bien y analiza un caso concreto para ver sus posibles explicaciones racionales. Es muy buena táctica, porque la tentación en estos libros es empezar con un repaso histórico, lo que resulta menos didáctico. Aquí, sabiamente, se deja para luego. Explicar el proceso es tarea mucho más importante, y está bien que se haga así.

La mitad del libro, sin embargo, va hacia atrás. Aquí se explica cómo es el mundo de los creyentes en la ufología, ovnilandia, cómo razonan, cómo ven el mundo. Y ése es el problema. Después de decirnos que las cosas hay que demostrarlas, tenemos páginas y páginas donde alguien da su opinión sobre el mundo de la ufología sin aportar casi ninguna cita o mayor prueba. Hay que creerlo porque así lo dice el autor. Un ejemplo tonto: se dice que von Däniken era hostelero, lo que suena cerca del ad-hominen. Después de todo, podía tener razón o equivocarse independientemente de su profesión.

Se nos dice, incluso, lo que piensan los creyentes en los ovnis («los peor es la sensación de repugnancia que el creyente siente ante el escepticismo», en la página 84) y yo no puedo evitar preguntarme cómo lo sabe. Y ojo, no dudo que crean esas cosas y otras peores, pero no se puede defender en una página la necesidad de aportar pruebas y saltársela a la torera a la siguiente.

Pero lo más curioso del libro es el brillante epílogo. En él, Ricardo Campo cuenta su viaje desde lector de libros sobre ovnis en los 80 -como muchos de nosotros- a divulgador e investigador escéptico. La historia ocupa diez páginas y es buenísima, compensando todo el libro. Es más, no puedo evitar pensar que esas diez páginas debieran haberse ampliado para ocupar todo el libro. Que ese ejemplo hubiese despertado con mayor facilidad el escepticismo de más gente. Pero ése no es el libro que decidieron hacer y lamentablemente se quedaron a medio camino.

[50 libros] 2006

#10 White Light de Rudy Rucker

Rudy Rucker dice no hacer ciencia ficción, sino transrealismo. No sé si el palabro es el más adecuado, pero comprendo el sentimiento. La ciencia ficción es habitualmente una literatura muy segura, que no se arriesga y que le da al lector lo que el lector quiere leer. La ciencia ficción está muy domesticada, y Rudy Rucker quiere salirse. Le quiere decir al lector cosas que el lector preferiría no leer.

Que lo consiga o no, ya es otra cosa, claro.

En cualquier caso, White Light claramente es uno de esos libros. Su protagonista es un individuo más bien desagradable llamado Felix Rayman. No desagradable por mala persona. Desagradable por ser un hombre normal, más bien mezquino y egoísta, que vive una vida asombrosamente parecida a la del propio Rudy Rucker. Matemático aficionado a las drogas, le gusta meditar debajo de su mesa.

Tanto medita, o tanto se droga, que llega a experimentar episodios donde sale de su cuerpo, se convierte en el pato Donald o acaba encontrándose con el diablo y Jesucristo. Hasta que se sale por completo de la realidad y acaba en otro lugar, Cimön, una especie de inmensa aguja rocosa que con dos lados (hay un bonito diagrama para explicarlo). Una punta de la aguja está hundida en un mar cósmico. Al extremo opuesto, por un lado de la aguja, se llega al infinito absoluto. Por el otro lado, hacia el mismo punto, se alcanza el cero absoluto. Es decir, en un extremo, el cero y el infinito coinciden.

El protagonista comienza su peregrinaje en el lado del infinito, y comprueba con alegría que puede contar hasta aleph cero, incluso varias veces (a medida que se avanza hacia el absoluto, los infinitos son cada vez mayores y no se pueden contar con igual facilidad). Se aloja brevemente en el hotel Hilbert -que no tiene tejado, porque siempre hay un piso más- y conoce a personajes curiosos como Cantor o Albert Einstein, y también a un simpático escarabajo fácil de identificar.

Al otro lado, está la biblioteca de las formas, donde todos pueden contar su vida y todas sus posibles vidas, y también el vertedero y la casa de Cantor. A medida que se acerca uno al cero, la cantidad de números que se pueden contar se va reduciendo.

No sigo. Felix vuelve, cuenta su historia, hay un par de vicisitudes personales y un intento por demostrar que todo fue real. Pero lo importante del libro es el fascinante paseo por Cimön, por esa región de números infinitos y finitos, una región imposible, que no puede existir, pero que se alza allí ante nosotros. En ese aspecto, White Light es un triunfo. Yo diría que es una especie de Planilandia donde los triángulos tienen mucha más personalidad.

Rudy Rucker tiene un talento especial. Es capaz de hacerte creer, por un momento, que puedes contar hasta infinito. Dos veces.

[50 libros] 2006

Slayer: the Last Days of Sunnydale, de Keith Topping, es un libro para seguidores incondicionales de Buffy. No tiene ningún sentido si no lo eres, y si no has visto jamás un episodio, apenas podrás entenderlo. Asume, correctamente, que no sólo disfrutas de la serie, sino que la vives, la comprendes y la analizas.

En concreto, Slayer: the Last Days of Sunnydale es una guía no autorizada de la séptima, y última, temporada de Buffy. Lo primero que viene es un comentario sobre lo sucedido anteriormente en la serie. Y al final, hay un capítulo sobre Buffy en internet y otro dedicado a analizar la serie tras su final. En medio, una discusión, capítulo a capítulo, de toda la temporada.

Creo que lo mejor será poner un ejemplo. El capítulo 127 de la serie, «Selfless», uno de los mejores de esa temporada, que cuenta el origen de Anya.

Pues bien, se detalla un poco el argumento, se cuenta el trasfondo histórico del episodio, se comenta el detalle curioso de que Willow apruebe todos su exámenes, se menciona la ropa que llevan en ese episodio, se aclaran las referencias (Juez Dread, a los teleñecos y demás), se describe una escena eliminada, se repiten los consejos de Dawn a Willow, se recuerda las confesiones de Spike, se revela la sorpresa del episodio (la decisión final de D’Hoffryn), se detallan las apariciones de los actores en otras serias y películas, se estudian los giros lingüísticos de este episodio, se aclara el consumo de alcohol, se glosan las mentiras de Anya a Willow, se desvelan los fallos lógicos del episodio (si Anya se llamaba Aud, ¿por qué Olaf la llamaba Anyanka?), se detalla alguna que otra peculiaridad de la forma de hablar de de Spike, se citan los mejores diálogos del episodio, se presentan notas (aquí el autor hace el comentario sobre el episodio, destacando sobre todos cómo encaja en la serie en general y cómo contribuye al desarrollo de los personajes), se menciona la banda sonora, se recogen los comentarios aparecidos en la prensa, se extraen detalles curiosos, se repiten los comentarios del equipo y los actores y, al final, los comentarios de Joss Whedon.

Y esa misma fórmula se repite más o menos con cada episodio. Los buenos momentos de reflexión se intercalan sabiamente con grandes dosis de trivialidades. La mezcla es perfecta.

Ya ven, para seguidores totales. Al final, consigue dejar una sensación muy positiva de la séptima temporada, e incluso, al rematar, el autor agradece que la serie se cancelase antes de que se estropease. Ahora vive en DVD. Y así será durante mucho tiempo.

[50 libros] 2006


De los que conocieron a Borges, Norman Thomas di Giovanni debe ser el más elegante. A lo largo de La lección del maestro apenas se mete con nadie, y cuando lo hace, es con suma ironía. Sólo en una ocasión «pierde los papeles»; al hablar de las grandes dificultades para publicar en español el famoso ensayo autobiográfico que escribió en colaboración con Borges. Vamos, que se le entiende perfectamente el enfado.

En general, leer libros sobre Borges es un ejercicio que oscila entre la esterilidad y el tedio. Suelen aportar muy poco, centrándose casi siempre en el ejercicio más bien fácil de desenterrar más referencias en esta o aquella palabra de uno de sus cuentos. Es decir, habitualmente son menos interesantes que leer los cuentos de Borges. El autor lo expresa de la siguiente forma: «En general, las interpretaciones de la obra de Jorge Luis Borges son más complicadas que la propia obra de Borges». De hecho, podría considerarse que los estudios borgeanos pertenecen a una rama de la literatura fantástica. Lo mejor que se puede decir de ellos es que aprendes palabras nuevas. Por ejemplo: rizoma.

Éste es un libro sobre Borges muy personal, pensado principalmente como homenaje y para ofrecer un bosquejo de su relación con Borges. En ese aspecto, los mejores momentos son en los que habla de él. Particularmente fascinante es el método tan compenetrado que empleaban para las traducciones. Impracticable en la mayor parte de los casos, pero igualmente llamativo.

Otros momentos del libro defienden el sentido del humor de Borges, destacando que muchos de sus cuentos se pueden leer como grandes bromas, chistes desarrollados durante varias páginas. Chistes que hay que saber leer, pero también muy divertidos. «El Aleph» es un gran ejemplo, con ese personaje genial, Carlos Argentino Danieri. Citándole de nuevo: «Esos comentaristas son tan serios que no entienden que Jorge Luis Borges era uno de los grandes escritores humorísticos de nuestro tiempo». No es el primero en decirlo, pero está bien repetirlo (yo una vez se lo dije a una profesora de literatura española y me miró como si hubiese blasfemado).

Otras excursiones se dedican al doble en Borges o a las fuentes de Historia universal de la infamia. Pero para mí, la gran sorpresa es la reivindicación de Evaristo Carriego, considerando al libro como un ejercicio literario, piedra fundacional de toda la literatura de Borges. Es una defensa tan bien fundamentada que deja ganas de retomar Evaristo Carriego.

La lección del maestro es un libro sencillo y elegante. Combina muy bien la parte personal con los comentarios sobre la obra de Borges y su persona. No abruma en ningún momento y se lee con bastante agrado. Ayuda mucho que la traducción, de Marcial Souto, sea tan buena.

Una cita: «Al final, las explicaciones, incluso las mejores, dejan de iluminar y empiezan a idiotizar».

[50 libros] 2006


Ángel Sefija por tercera vez

Ya ha salido la tercera recopilación de las páginas de Ángel Sefija que publica todas las semanas la revista El Jueves. Se llama Ángel Sefija por tercera vez y lo edita Astiberri. En esta ocasión, además, el prólogo lo he escrito yo.

Ángel Sefija por tercera vez

Esa asociación con el libro, claro está, me impide comentarles lo bueno que es. No puedo hablarles de la gran capacidad de observación de su autor, Mauro Entrialgo, y el análisis que va presentando de mil y una situaciones cotidianas. Tampoco puedo decir que Ángel Sefija gana muchísimo en recopilación, porque al ir leyendo página tras página se aprecian ritmos internos en los temas e intereses tratados. Ni siquiera puedo recomendarles los dos volúmenes anteriores, que son igual de buenos. Sobre todo, me encantaría explicarles que Mauro Entrialgo es uno de los mejores autores de humor gráfico de España, con un sentido del humor que corta directamente hasta el hueso.

Eso, una lástima que no se los pueda recomendar.

Para ti que eres friki…

Un TIE Fighter hecho de pan de jengribre.

Que lo disfruten con salud.

(vía Boing Boing)

Blog-a-thon Sagan

Announcing the Carl Sagan memorial blog-a-thon. Para recordar el próximo 20 de diciembre el décimo aniversario de la muerte de Carl Sagan.

Next month, December 20, 2006 will mark the tenth anniversary Carl Sagan’s passing. In his honor, I am organizing a special memorial «blog-a-thon» among Sagan’s fans throughout the blogosphere. If you’re a Sagan fan with a blog, you can participate by posting something related to him on or near that date.

A preparar esos homenajes.

(vía Pharyngula)

—–

Entre Greg Egan y Alastair Reynolds

Fernand0 me pasa el enlace a Más allá de la nanotecnología en la ciencia-ficción, donde se comenta mi novela El otoño de las estrellas -escrita en colaboración con Miquel Barceló- junto a dos novelas de Greg Egan y Alastair Reynolds, dos autores destacables (hay que advertir que las novelas están escogidas por el tema).

Me alegro, más que nada porque me ha permitido descubrir La Singularidad Desnuda, bitácora que me ha resultado muy interesante y que voy a añadir inmediatamente a mi agregador.

Este año participo en la lotería bitacorera. ¿Qué es la lotería bitacorera? Pues confieso que ando un poco espeso y no lo entiendo muy bien, por lo que recurriré a la voz de los supertacañones.

Pero en resumen la cosa es así: seis individuos acusados de un crimen que no habían cometido… a no, eso es otra cosa. Empiezo de nuevo, seis individuos -todos hombres, para que se note el feminismo- compran décimos de lotería -uno cada uno de ellos individualmente- y luego reparten participaciones en sus respectivas bitácoras, pero en plan colectivo. Es decir, si cumples las condiciones, participas en todos esos décimos. Los individuos desprendidos y maravillosos son respectivamente: Xavi, rvr, JJ, Canopus, fernand0 y yo mismo.

Mi número es el siguiente:

¿Y para participar qué hay que hacer? Pues me alegra que me hagan esa pregunta. Citando al doctor Bunsen (podría haber citado a Beaker, pero francamente, tengo problemas para saber cuál es cuál):

Este año para participar hace falta publicar un microcuento (de un párrafo, o unas pocas líneas, y de tema libre) (en la bitácora propia, en los comentarios de cualquiera de las bitácoras participantes, o en cualquier otra), y mandar el enlace al mismo en un mensaje de correo electrónico a loteriabitacorera@gmail.com y participará con 10 céntimos del décimo adquirido por mi (39999), 10 céntimos del décimo adquirido de fernand0 (35111), 10 céntimos más del décimo que adquirió Xavi (02991), 10 en el de canopus (71049), 10 en el de PJorge (77756) y 10 en el de rvr (21515).

Y, evidentemente, hay unas sencillas normas:

* Sólo una participación por persona.

* Sólo se aceptan participaciones enviadas por correo electrónico.

* Recibiréis una respuesta dónde se indicará vuestra participación. Si pasado un periodo de tiempo razonable no recibís ninguna respuesta, volved a enviar el mensaje (pensad que estamos a las puertas del periodo de fiestas… esperad, por favor, unas cuántas horas antes de insistir).

* Sólo pagaremos si el premio tiene sentido… es decir, no se hará reintegro ni premios pequeños, entendiendo como mínimo 30 euros de premio por una participación.

* El pago se hará por transferencia bancaria (o personalmente) descontando los gastos de comisión del banco.

* El periodo de aceptación de participantes finaliza cuando se produzca la primera de estas circunstancias:

– El 21 de diciembre a las 12.00 GMT

– Se llega al número de 100 participaciones

* Cuando se llegue a cualquiera de estas circunstancias, avisaremos a través de nuestras bitácoras.

Ahora, el espacio reservado para las cláusulas legales que nos protegen y nos liberan de toda responsabilidad si hay el menor asomo de problema. Pero como somos una pandilla de infelices, nos fiamos en la buena fe de todo el mundo 🙂

* La relación de direcciones recogidas con los participantes en este juego no se utilizará para nada más que informar sobre este acontecimiento. Está almacenada al servidor de GMail (Google) y se hará una copia de seguridad privada. Una vez pasado todo esto se destruirá.

* En caso de premio, el pago se hará una vez nosotros lo hayamos cobrado.

* En caso de duda, se pedirá una identificación fehaciente de la personalidad del propietario de la dirección de email.

* En caso de problemas con alguna dirección de correo en el momento de repartir el premio, no insistiremos más de 5 veces durante un mes.

* No nos hacemos responsables de cualquier daño provocado por acción u omisión fuera de nuestro control a vuestros sistemas informáticos durante el proceso del sorteo.

* Se trata de un regalo y no se establece ninguna relación contractual, con las condiciones anteriores y posteriores.

* El fichero que se crea a partir de los correos recibidos es un fichero doméstico y, por lo tanto, no está sujeto a la LOPD. No se hará cesión de datos a ninguna parte y será destruido un golpe celebrado el sorteo y repartido el dinero entre los afortunados lectores.

Hay varias fotos de décimos: un décimo, dos décimos, tres décimos, cuatro décimos… Lástima no ser el conde Draco.

Suerte a todos.

Crimes against logic, de Jamie Whyte

Crimes Against Logic es una introducción al pensamiento lógico escrita por un filósofo. Tiene apenas 160 páginas y su subtítulo ya lo dice todo: «Exposing the Bogus Arguments of Politicians, Priests, Journalist, and Other Serial Offenders».

Es una introducción, digo, porque el tono es más bien cercano e inmediato. Se trata de advertir contra esos usos para no dejarse engañar. En ese aspecto, no pretende ser sistemático y cubrir todos los fallos de razonamiento, sino aquellos que políticos, sacerdotes, periodistas y otros puedan usar más asiduamente. Por esa razón, es un libro muy accesible, escrito también para entretener.

Destacaría sobre todo, el primer capítulo, dedicado a «el derecho a tu opinión». Denuncia el «derecho a la propia opinión» como un no-argumento, una afirmación que no aporta nada y sólo sirve para parar en seco cualquier discusión. Tener una opinión no es un argumento a favor o en contra de una postura, es simplemente una afirmación sobre tu vida interior. Tus opiniones sólo tendrán valor para los demás en la medida en que puedas fundamentarlas con otra cosa.

En otros capítulos trata opciones retóricas como «¡Cállate!» o las palabras vacías. Las palabras vacías son especialmente queridas por los políticos, que las usan continuamente. Por ejemplo, un político es capaz de decir sin rubor que está «a favor de los niños». Claro está, ¿quién está en contra de los niños? ¿O en contra de la paz? ¿O favor del hambre en el mundo? Esas declaraciones no significan nada. Lo realmente importante son las medidas concretas que se planteen para resolver los problemas.

Parte de la gracia de leer el libro radica en que su autor está enfadado. Ya lo dice el mismo nada más empezar, que le encanta escribir cartas a los periódicos con el nombre de «Outraged of London». Ese enfado es muy divertido y es la fuerza que impulsa muchos de los argumentos del libro: se enfada por el mal uso de la lógica y la razón. Pero también me parece uno de sus puntos flacos. Porque la furia es muy fácil de desestimar.

[50 libros] 2006

1 112 113 114 264

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies