Sí. Por ejemplo, los teléfonos móviles son cada vez más diminutos. Y según una tienda de Tenerife, hay más cosas que se reducen:
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Sí. Por ejemplo, los teléfonos móviles son cada vez más diminutos. Y según una tienda de Tenerife, hay más cosas que se reducen:
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Lo del domingo por la noche en Tenerife merece contarse. Jorge y yo (Xavier estaba hecho polvo -estos jóvenes- y decidió quedarse a descansar) emprendimos una expedición en busca de un restaurante tailandés. Por desgracia, dicho restaurante estaba cerrado, por lo que nos dirigimos a otro que conocemos y donde sabíamos que podíamos encontrar algo ligero. De camino, vimos en un callejón un sitio llamado Baccus del que no sabíamos nada. Leimos la carta que tenían en la puerta y nos decidimos a entrar. ¡Qué bien hicimos!
Baccus es uno de esos sitios pequeños y muy agradables. Lo llevan la agradable Katarine (alemana) y el chef Salvatore (italiano). Se dedican a la cocina mediterránea: es decir, cocina de ninguna parte y de todas.
Decidimos colocar el sitio en nuestra lista de restaurantes preferidos al probar el carpaccio de atún, absolutamente delicioso:
Aunque la mousse de aguacate (con su carpaccio, es decir, aguacate cortado en rodajas) tampoco estaba nada mal:
De platos principales, un pollo relleno muy rico:
Y «penne» mediterráneo también delicioso:
A los dos nos quedó claro que volveremos.
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A ver si me pongo al día con restaurantes y con todas las fotos que tengo. Imagino que soy la ilustración perfecta de ese principio genial: dale una cámara a un tonto y llenará la bitácora de fotos de comida.
El domingo al mediodía fuimos a comer a un restaurante libanés, llamado, muy apropiadamente, El Líbano:
No me parece el mejor de los dos restaurantes libaneses que hay en Santa Cruz, pero efectivamente es el que más gusta. A mí, de la cocina de esos restaurantes lo que me gustan son dos platos.
Kipe naye (estoy usando los nombres que aparecían en la carta. En otros restaurantes las transcripciones son otras). Una carne picada y cruda mezclada con cosas que no conozco:
Del Kipe en cuestión hay una versión guisada que no recuerdo cómo se llama:
A mí me contaron que el Kipe naye se toma comiéndolo con un trozo de cebolla:
Y otro plato que me encanta es el Tapule, que es la mejor ensalada del mundo (si se trata de una ensalada):
Otros platos:
Humus:
Labne:
Arayez:
Pollo:
Pinchos:
De los que Jorge disfrutó mucho:
Papa:
Y para terminar té libanés:
Me sigue dando por saco la lluvia.
Yo no podría haberlo expresado mejor. En Santiago también está lloviendo de mala manera. Y yo que ayer me vine de los maravillosos veinticinco grados de Tenerife. ¡Ah!
Anoche cenamos en un restaurante llamado Dafne (sí, ya estamos en la noche del día siguiente. Voy retrasado. Es culpa de Xavier). La gracia del asunto es la siguiente: literalmente vimos cómo hacían el restaurante. Xavier ya me habló de él el miércoles: «Sabes, van a montar un griego frente a mi casa». El jueves, cuando llegué, ya tenían el cartel que decía Dafne (un nombre muy apropiado, supongo), y los obreros estaban en el interior intentando arreglar las paredes con las cajas de material por todo el suelo. El viernes la cosa ya ganaba aspecto de restaurante, hasta ayer, cuando pasamos delante y nos dijimos: «Parece abierto. No, imposible. Que sí, que parece que lo han terminado. Imposible. Pues pregunta. No, pregunta tú…» y un largo diálogo de besugos más. Resultado: fuimos los segundos clientes en estrenar el restaurante: unas chicas nos ganaron por unos minutos, cosa que a mí me fastidia mucho.
La entrada del restaurante es curiosa, con imágenes de Grecia (o eso dicen 🙂
Lo que bebimos fue una cerveza llamada Mythos (apropiado de nuevo, ¿no?)
Y un vino curioso llamado Naoussa Boutari, que según Xavier debe ser el Don Simón de Grecia:
De entrantes, una crema de aceitunas:
Y también Saganaki kefalotiri (una especie de queso empanado):
Y Sutsukakia (albóndigas muy ricas):
Y de platos principales:
Bisteki gemisto:
Mousaca:
Y Pastitsio:
Como acababan de abrir y no tenían todos los postres, nos prepararon un muestrario de lo que tenían, es decir, yogurt, baclavas y halvas:
El dueño corría por allí (ya saben, ojo del amo…). Me dejó sacarle una foto (básicamente le largué el teléfono a la cara) e incluso me dio permiso para ponerla en Internet:
El restaurante Dafne (c/ Méndez Núñez 4) nos gustó bastante. Aunque quizá las dos botellas de vino griego que bebimos contribuyesen a esa impresión 🙂
Hoy me tocó paseo solitario por La Laguna:
Hoy La Laguna estaba muy bien. Casitas de colores y bajas. Muchos sol. Un cielo espléndido y maravilloso. Calor y la posibilidad de pasear por calma. Curiosamente, estar en Tenerife me produce una sensación de calma absoluta y de tranquilidad. En Santiago tengo la impresión de estar desconcertado continuamente, como si todo fuese continuamente nuevo; supongo que ya soy demasiado viejo para adaptarme con facilidad a otras regiones (que llueva y que las casas sean grises tampoco ayuda a mi adaptación. A cambio, se come de maravilla). Sin embargo, en Tenerife todo me resulta familiar: los rasgos de la gente, el acento tan suave (diferente a mi propio acento de Lanzarote), los tremendos chorros de luz que siempre me ponen de buen humor (sospecho que se trata del mar que refleja la luz y llena el cielo). Aún así, La Laguna me induce una extraña sensación de tristeza, o quizá sea nostalgia: me da la impresión que viví demasiados años en esa ciudad.
En todo caso, aproveché para tomar unos churros con chocolate. Churros canarios, que son diferentes a los que encuentras en la península.
Y compré libros en una pequeña librería llamada El paso: Aforismos en el laberinto de Max Aub, e-topía de William J. Mitchell y El tío Tugsteno de Oliver Sacks.
Finalmente me decidí a comer con Jorge Riesco -uno de los componentes del trío de hermanos Riesco-, repitiendo restaurante japonés –Tokyo. Me gusta mucho el sashimi y el sushi y rara vez tengo oportunidad de probarlo. Siempre que estoy en Barcelona aprovecho para pasar por el Yashima, y estoy deseando volver al Oriental de Oporto (supongo que lo ideal sería irse a Japón a tomar comida japonesa, pero eso más bien va para largo, aunque dentro de poco hay en Tokio una conferencia sobre moblogging… mmm…)
Vamos a ver, tomamo Sashimi:
Tekka Maki (repetimos dos veces):
Aguacate maki:
y sushi, pero éste último estaba demasido rico y me olvidé de sacar una foto.
Ahora me voy a tomar algo con Jorge y José Carlos.
Un comentario sobre los restaurantes. Aunque parezcan caros, no lo son tanto, sobre todo si se comparan con los precios de restaurantes similares en la península, que cobran muchísimo más. De hecho, la hostelería en la península es en general mucho más cara, y en un establecimiento hostelero de Canarias (que no esté en zona definitivamente turística) el dinero cunde más.
Uno de mis restaurantes preferidos es El principito, situado en la ciudad de La Laguna (c/ Santo Domingo 26), Tenerife. Se trata de un extraordinario restaurante frances regentados por los incombustibles Philippe y Valentín (el chef). He ido muchas veces desde que lo descubrí, y siempre que estoy en Tenerife intento pasarme al menos una vez. Además, está decorado con mucho gusto y la música suele ser jazz o bosa nova. Cuenta con una clientela muy fiel y la carta es muy variada y deliciosa. Por ejemplo, anoche cenamos -Xavier, Rosi y yo-:
Paté de conejo (o eso nos dijeron):
Carpaccio de salmón y calamar:
Tarrina de foie al Oporto:
Mejillones rellenos de salmón:
Y mi debilidad personal, el delicioso steak tartare de buey. Es curioso que el steak tartare parezca un plato tan simple y sin embargo sea tan difícil de preparar:
Como curiosidad tenemos la carta del restaurante, formada por dos láminas metálicas unidas por bisagras. La mía incluso chirriaba:
Al final una muy buena cena terminada con Calvados. Luego nos fuimos a una fiesta organizada para apoyar a los becarios (La Laguna es ciudad universitaria), que los pobres se encuentran en una situación laboral terrible.
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Estoy en Tenerife. Me vine ayer cogiendo un avión a las seis y media de la mañana después de haberme levantado a las cuatro y media. La explicación del viaje es por un lado ver a los amigotes que corren por aquí, por ejemplo los hermanos «máximo riesco» -Xavier y Jorge-:
aprovechar un viaje que conseguimos por puntos de esas tarjetas que acumulas cuando compras y por otro lado tener una vacaciones alejadas de todo. La verdad es que últimamente estaba agotado tanto física como mentalmente, así que me viene bien para renovar las pilas.
Las ventajas de salir tan temprano es que llegas a tiempo para tomarte unas cervecitas y luego ir a comer. Con alegría descubrí que en el quiosco de la plaza Weyler ponen claras (con limón) si las pides con amabilidad. La clara es uno de esos inventos que yo asocio con la península, que por aquí no se conocía mucho y que yo estaba dispuesto a importar a cualquier precio:
La comida fue en uno de los restaurantes japoneses que hay en Santa Cruz. Dicen que no es muy bueno, pero a mí me deja satisfecho, aunque puede ser porque sólo pido Sashimi, Sushi y Teka Maki (rollitos de arroz, alga y atún) y quedo lleno y feliz. No hay nada como el pescado crudo para eso. El Sushi lo hacen un poco excesivamente picante, pero como ya lo sabíamos pedimos poco y disfrutamos de la sensación de quemadura en la parte superior del cráneo.
Jorge intentó que viese Thumb Wars, pero me quedé dormido en el sofá. El cansancio tiene esas cosas.
La cena fue en una pizzería muy buena llamada Toscazo. Como observarán, lo que me gusta de los sitios es sobre todo dónde se come. Incluso dejamos propina:
Hoy ha sido un día muy entretenido. Hizo bastante calor, con un buen solecito del que llevo disfrutando todo el día. El desayuno fue en el Corte Inglés que tiene un edificio de ocho plantas con una buena vista desde la cafetería:
Curiosamente, para algunos funcionarios es la cafetería más cercana para desayunar. Yo pedí agua con gas y me pusieron agua Firgas, la que vivía cuando era niño. ¡Cuántos recuerdos!
Toda esa zona la están edificando a marchas forzadas, sobre todo centros comerciales. Por desagracia, da la impresión de que serán sobre todo centros comerciales llenos de tiendas de ropa donde no se podrá comprar ni un libro ni un periódico.
Entre otros detalles de la zona, tenemos la torres gemelas de Santa Cruz, dos edificios que serán los alto de Santa Cruz. Según mi amigo Xavier, no son más que un ejemplo de «cargo cult» para atraer pequeños aviones (ajustado a la escala de los edificios).
Aunque por el momento sólo tienen edificada una de ellas:
Otro ejemplo de «cargo cult» lo tenemos en el auditorio de Santa Cruz: así la gente creerá estar en Sydney:
La verdad es que yo pensaba que semejante auditorio, que lleva años construyéndose, seguiría el camino de la Sagrada Familia y quedaría inacabado durante siglos. Pero aparentemente ya lo están usando aunque los obreros siguen corriendo por él intentando acabarlo.
Por esa zona también me encontré un grafitti que me resultó muy gracioso:
Ayer compré una tarjeta de Movistar Activa con la teoría de probar su conexión GPRS antes de decidir por una u otra. La conversación que tuve con el servicio técnico fue más o menos así:
Ella: ¿Marca y modelo del móvil?
Yo: Nokia 3650.
Ella: ¿7650?
Yo: No, 3650.
Ella: ¿7650?
Yo: No, no, 3650.
Ella: ¿3650?
Yo: Sí. Es un modelo nuevo de Nokia.
Ella: ¿Cómo sabe usted que ese modelo permite GPRS?
Yo: Lo pone en el manual.
Ella: Un momento.
[al rato]
Ella: ¿Me da el número IMEI?
Yo: ¿Qué?
Ella: Pulse *#06#
Yo: ¿Y la tecla de llamada?
Ella: Sí, y la tecla de llamada.
Yo: Pero ya estoy hablando por el móvil.
Ella: Bien, pues lo podrá encontrar bajo la batería. Lo mira y vuelva a llamar.
Yo: Vale, entonces lo miraré y volveré a llamar.
Lo que me resultó más curioso es que no supiesen nada del 3650 cuando sale en su publicidad de e-moción.
Xavier tiene una de esas maravillosas gafas de sol ciberpunk en las que te reflejas:
Hoy comimos en casa de Xavier y Jorge. De postre un yogur Celgan. ¿Qué tiempos?
Por la tarde subí a centro comercial La Laguna a ver a mi amigo Fonsi, que lleva una tienda por esos lares. Para llegar hasta allí hay que coger la guagua:
atravesar el puente de cristal:
que cruza la autopista:
y llegar al otro lado donde pillas una guagua gratuita que finalmente te deja en el centro comercial. Supongo que podría haberme bajado en Guajara e ir caminando, pero me hacía gracia la otra aventura:
Fonsi lleva una tienda de ropa, así que aproveché uno de los grandes espejos para hacerme un autorretrato. Por suerte, no se me ve muy bien:
Aquí les presento a Fonsi. El texto dice: «¿Algo para mi momia?», lo que no deja de resultarme curioso:
Esta noche nos vamos a cenar a uno de mis restaurantes preferidos del mundo mundial. Ya contaré.
Una cosa más. Paseando por Santa Cruz me encontré varios curiosos grafitos. Uno de ellos en el muro de un instituto de secundaria:
¡Vaya, vaya!
JJ lamenta la lenta pero segura desapareción del disquete de toda la vida. La verdad es que a mí el disquete nunca me gustó. Ni el disco de 5 y 1/4 ni el de 3 y 1/2. Siempre tuve mala suerte con ellos. Se me estropeaban en el momento más inoportuno, tiempo después eran ilegibles y demás. No lloré cuando las disqueteras grandes desaparecieron de los ordenadores y dudo mucho que dedique ni diez segundos a recordar la única que queda en el equipo (de hecho, si se estropease, ni me molestaría en cambiarla). Como Fernand0, tengo un pen de esos (aunque sólo de 32 megas) y estoy encantado con él. Con su cuerdecita me lo pongo al cuello y me voy por ahí:
Aunque evidentemente, lo que a mí me gustaría sería sentarme delante de cualquier ordenador y tener acceso a todos mis datos de forma segura. Pero mientras tanto…
Comprendo la nostalgia. Incluso la ejercito de vez en cuando, aunque no me gustaría seguir con los equipos del pasado. No cambiaría mi iPaq por el ZX-81 que tuve. Pero lo que definitivamente me sorprende del comentario de JJ es el final cuando dice:
En fin, decir adiós a los discos blandos es decir adiós al más entrañable desorden, y decirle hola a lo práctico, eficiente, pero sin corazón.
¡Hombre, no le digas a mi pobre pen que no tiene corazón!
El teclado del Nokia 3650 tiene una disposición diferente a la habitual. Las teclas numéricas están dispuestas en un círculo:
Cuando se anunció el teléfono algunas personas mostraron su inquietud con respecto a esa disposición del teclado. Básicamente el argumento parecía ser que la disposición tradicional (en filas y columnas) está tan estandarizada que cualquier variación haría difícil la manipulación del teléfono. Bien, dejando de lado que el teclado tradicional no tiene nada de natural y que se trata de una disposición arbitraria que como mucho respeta el orden de lectura occidental, estamos hablando de un teclado que tiene diez teclas. Es decir, no hay muchas formas de confundirse.
Supongo que es posible que la disposición del Nokia 3650 plantee dificultutades para alguien que sea capaz de marcar o escribir sin mirar el móvil (y aún en ese caso, estoy seguro de que se habituaría). Pero si no es así, debo decir después de varios días que no sólo se acostumbra uno con rapidez al teclado, sino que es incluso más cómodo. No es extraordinariamente más cómodo, pero sí lo suficiente para que se note en el uso habitual. Y encima el diseño es diferente 🙂
Por tanto, en este caso le doy un punto a Nokia.
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¿Qué haces un sábado de semana santa cuando llueve? (Decir que en Santiago llueve es como decir que en el Sahara hace calor). Pues irse a desayunar a un hotel. Por suerte, tenemos uno justito al lado de casa, llamado Palacio del Carmen. Evidentemente, desayunar en un hotel es carísimo, pero por suerte tengo un buen saque, así que al menos en mi caso compensa. Sólo en jamón serrano (ese manjar de dioses que algunos no saben apreciar) creo que tragué el precio del desayuno.
Lo agradable de ese hotel es la situación del comedor, con enormes ventanales que miran al jardín. Llovía, pero aún así la vista era bonita.
El resto de la mañana lo pasamos de compras. Vale, en realidad lo pasó Sara de compras -no es que a mí no me guste ir de compras, todo lo contrario, me encanta- mientras yo esperaba con un libro (The Electric Meme) en una peluquería -me apetecía más leer. La explicación es que habíamos quedado para cortarnos el pelo y la verdad es que allí se estaba calentito. ¿A qué irme a otro sitio? Todo esto para contar dónde fuimos a comer: al Asador Castellano. Solomillo como dios manda.
El sitio nos encanta. No sólo la comida está buena, sino que el lugar es cómodo y a pesar de estar en un semisótano (o similar, de esas cosas nunca estoy seguro) está muy bien iluminado (algo a tener muy en cuenta si uno intenta escapar de un día de lluvia persistente).
El resto del día se invirtió en jugar a Empire Earth y ver Once and again.
Un día de semana santa muy relajado.
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Hoy, aprovechando el día de fiesta, nos fuimos a Orense a estar con unos amigos. En particular, comimos en un restaurante vegetariano llamado Todobio (de los que juran usar sólo productos provenientes de cultivos ecológicos). Todo muy bueno. En particular, mi arroz basmati con curry estaba delicioso:
Tuve también la oportunidad de beberme una cerveza ecológica y también una cola ecológica que tenía exactamente el mismo sabor que las pastilla de cola que tomaba en mi infancia. Qué nostalgia. Luego paseo por Orense:
Por cierto, artículo en el suplemento Ciberpaís comentando que en todas partes están prohibiendo el uso de teléfonos con cámara. Comprendo la histeria, pero con la misma lógica podrían prohibir las cámaras, digo yo. Vale, la cámara es mucho más evidente, pero con el equipo correcto, puedes sacar una foto desde muy lejos sin que nadie se aperciba. En cualquier caso, ciertamente plantean problema de protección de la intimidad. Comenta el artículo que esos teléfonos emiten un ruido cuando se saca una foto. Yo, que estoy pegado al teléfono, apenas lo oigo, así que valiente mecanismo.
Una fotografía de Miguel, también tomada con el Nokia 3650. Especial para sus tías Eva y Rosa.
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La verdad es que todo ha sido más fácil de lo que esperábamos. El teléfono se conecta al ordenador por Bluetooth sin problemas, aunque lo de configurar Bluetooth (en nuestro caso, añadirle un adaptador USB al ordenata) puede ser algo complicadillo (la cosa no está muy clara y hay que jugar un poco con las opciones para que funcione todo bien). En cuanto a GPRS, la cosa también ha ido bien en buena parte. Los de Amena no sabían nada del 3650 (aunque no te lo dicen así, te dicen «no está homologado por amena»), pero me dieron las instrucciones de configuración del 7650 (que aparentemente son idénticas) y ha funcionado a la primera, aunque el servicio es extremadamente lento. Por cierto, pjorge.com se ve fatal en un móvil.
En lo que respecta al teclado, decir que no importa en absoluto la forma. Es perfectamente cómodo de usar, se acostumbra uno enseguida y no se echa en falta para nada la disposición en columnas (que después de todo, tampoco es nada natural). Mi única queja es que la teclas con muy pequeñas, aunque eso me pasa con casi todos los móviles.
Lo único que todavía no funciona es el correo electrónico. No consigo conectarme a un servidor de correo de ninguna forma. No sé dónde puede estar el problema. Si alguien sabe, por favor que me lo cuente. Tampoco he conseguido usarlo de modem con el iPaq. Puede que sea un asunto del infrarrojos, o puede que simplemente no se haga así y esté haciendo el tonto.
Aquí dejo un par de fotos de hoy. No son tal y como las saca el teléfono. Siempre reduzco las fotos, una teoría que tengo.
El teléfono viene con una tarjeta de memoria adicional de 16Mb. Por el momento no hemos podido evaluar si es mucho o poco (habría que bajarse e instalar algunas aplicaciones), pero la cámara asegura ser capaz de almacenar más de 270 fotos.
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Spike es uno de los personajes más divertidos de Buffy cazavampiros. Primero, porque es malo maloso como el más malo. Vamos, más malo que la quina. Pero no es un malo solemne de los que hacen el mal por llamamiento del destino: Spike es simplemente amoral. Incluso cuando se vuelve bueno, es un bueno renuente que se resiste a cada paso del camino. Es también capaz de amar, y amaba profundamente a su vampira Drusilla, y ama sinceramente a Buffy ahora. Moralmente, se ha convertido en un personaje lleno de tonos de grises, más humano que vampiro. Curiosamente, posiblemente sea también el más inteligente de todos los integrantes de la panda y ciertamente es el que mayor ojo psicológico tiene. Él es, por ejemplo, el único que se da cuenta de que Willow está a punto de derrumbarse después de separarse de Oz, mientras los amigos de la muchacha piensan que lo está llevando bien. De hecho, es esa capacidad de penetración psicológica lo que le permitió matar a dos cazadoras, y contarle a Buffy con todo lujo de detalles por qué ella no ha corrido todavía la misma suerte.
Creo que lo de la perspicacia psicológica tiene su explicación. A Spike lo llaman también William el sanguinario, pero no por sus crímenes, sino por su vida mortal de poeta pusilánime: era tan mal poeta que todos decían que destrozaba los versos (Spike se vengó de los que de tal cosa le acusaban clavándoles en la cabeza una escarpia -«spike»- de ahí su nombre actual). Puede que Spike ya no tenga alma ni le lata el corazón, pero sigue teniendo su fondo de poeta (sanguinario, eso sí).
Como en casa somos muy devotos de Buffy y especialmente de Spike, Sara ha conseguido que le regalen una estatuilla del vampiro más cachondo del buffyverso, que, por cierto, se dice está inspirado en Sid Vicious. Lo hemos colocado, como se merece, en un lugar de honor en la biblioteca junto a Harry Potter.
Hoy por fin hemos conseguido un Nokia 3650. Bueno, en realidad lo ha conseguido Sara, que el teléfono es suyo, pero ha prometido dejarme programarlo y esas cosas. Mi primera impresión es muy positiva, sin haberlo encendido (ahora mismo está en ese periodo de miles de horas de carga). Me gusta el tamaño, que no me parece grande en absoluto. Pero claro, yo tenía un Nokia 3210 y aparentemente es un teléfono enorme. He sacado una fotito con los dos teléfonos juntos y para que sirva de referencia, el ratón.
Mañana veremos el, no dudo que lento y laborio, proceso de configuración. Ya seguiré contando.
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Un blog en español dedicado a refactoring. También encuentro una página que no conocía: Agile Spain.
(vía JavaHispano)
Cuentan que VisiCalc, creado por Bricklin y Frankston, solito hizo nacer la industria informática. No soy historiador de los ordenadores como para saberlo, aunque los autores de Fire in the Valley: The Making of the Personal Computer destacan la gran importancia que tuvo en su momento. Podría considerarse que VisiCalc fue la primera herramienta real, un programa que alguien que no fuese programador querría usar, una herramienta difícil de emular con métodos convencionales: la hoja de cálculo. Y además, demostró que para vender hardware, éste debe ejecutar software que la gente quiera usar (a mí me gusta decirles a los informáticos -es mucho mejor si son informáticos de carrera, es más divertido- que el sistema operativo es el programa menos importante de un ordenador. Se ponen rojos de furia, pero es cierto. ¿Cuántas personas se compran un ordenador para ejecutar Linux o Windows?). Cuentan que VisiCalc vendió muchos Apple II.
Pues bien, la historia de VisiCalc se puede seguir en la página web de Dan Bricklin, en la sección de historia. Más aún, magia de las magias, se puede uno bajar una versión para PC que todavía se ejecuta bajo una ventana MS-DOS en Windows. Y el ejecutable sólo tiene 27.520 bytes (un .com, ¡qué tiempos!). Un poquito de historia corriendo en tu Pentium 4.
Acabo de recibir The Pragmatic Programmer, que asegura ser capaz de convertirme en mejor programador.
(También he recibido varios libros sobre Buffy cazavampiros: «Buffy the Vampire Slayer» and Philosophy: Fear and Trembling in Sunnydale y Fighting the Forces: What’s at Stake in «Buffy the Vampire Slayer»?. A este paso, acabaré teniendo más libros sobre Buffy que libros de programación. De producirse, no sé si tal fenómeno me convertiría en mejor programador o en peor fan de la serie).
The Pragmatic Programmer está organizado alrededor de una serie de consejos, 70 en total, que, en principio, te permitirían mejorar el código que produces diariamente (o nocturnamente, cada uno programa cuando quiere). Que los consejos deben ser razonables ya me lo imagino, porque quien más o quien menos cualquier programador aplica algunos de ellos en su trabajo. Pero los hay ciertamente curiosos. Por ejemplo, el último es «Firma tu trabajo» (el libro viene con una cómoda cartulina final donde están todos en orden junto con una serie de cosas que debería comprobar periódicamente: «¿Estoy resolviendo el problema adecuado?») y aclaran «Los artesanos de antaño se sentían orgullosos de firmar sus trabajos. Tú también deberías sentir lo mismo».
Aunque confieso que me ha encantado el número 4: «No vivas con las ventanas rotas». «Corrige los errores de diseño, las decisiones equivocadas y el código de mala calidad en cuanto los veas». ¿Por qué? Es decir, aparte de tratarse de cosas malas, ¿por qué hacerlo de inmediato? Bien, todo se fundamenta en una curiosa concepción de la entropía urbana. ¿Por qué hay vecindarios donde todo parece estar en deterioro y luego justo al lado hay otro donde todo parece estar en su sitio y ordenado? Pues bien, nos explica los autores, todo es culpa de las ventanas rotas. Si dejas una ventana rota sin reparar ya instalas en la mente de los miembros de la comunidad la idea de que no te importan demasiado tus condiciones de vida, y entonces, ¿por qué debería importarles a ellos? Poco después, el edificio está lleno de ventanas rotas tapadas con cartón, grafitis cubriendo las paredes, coches quemados, etc…
Por tanto, no permitas que eso le suceda a tu código. No instales en la mente de tus compañeros, y, más importante, en la tuya propia, la idea de que no te importa tu código. Mantenlo en buenas condiciones para que los demás vecinos también cuiden de él.
Y con esto, niños y niñas, termina la parábola zen de hoy.