Ayer me regalaron El elefante desaparece, de Haruki Murakami, una antología de relatos publicada hace muy poco en España. La había leído en inglés hace mucho tiempo, pero la verdad es que compruebo que no recordaba muchos detalles. Por ejemplo, no era consciente de que fuesen cuentos tan tremendamente divertidos, con un humor que vacila entre lo absurdo y lo demencial (al menos, los tres que llevo leídos), con su tono habitual ligeramente fantástico. Me encanta especialmente «Nuevo ataque a la panadería».
Pero a lo que iba, la edición que me regalaron es una que viene con una camiseta de esas que llega en bloque y hay que meter en agua para desempaquetar (cosa que mi hija procedió a hacer de inmediato) y con una divertida tarjeta de un elefante en lo que parece una especie de archivo abandonado. Por supuesto, si te pones a inclinarla, el elefanta aparece y desaparece. Tal que así:
Lo que sí recuerdo de El elefante desaparece es la sensación de ser muy buena recopilación de cuentos de Haruki Murakami, al nivel al menos de Sauce ciego, mujer dormida o Después del terremoto (no así Hombres sin mujeres, de la que sólo me gustó un cuento, y justo es el que parece que llegó extraviado de otra recopilación). Por ahora, la sensación persiste. A ver qué pasa en cuanto la termine.
Por cierto, la camiseta dice «Keep calm and read Murakami» y sale, como no, un gato. Por desgracia, la camiseta es de color gris. No se puede tener todo… Pero la llevaré con orgullo.
(Gracias a Javier Alonso en Twitter descubro que ese tipo de imágenes, que al inclinarlas el cambio de ángulo ofrece sensación de movimiento, se llaman lenticulares. La Wikipedia tiene un breve artículo explicativo sobre la impresión lenticular).