Veo en el boletín de novedades de Mondadori que el 15 de junio publicarán La solución final de Michael Chabon. Leí el libro en el 2005 y me gustó lo suficiente para considerarlo uno de los mejores libros que había leído ese año.
La solución final va de un detective, de avanzada edad, ya retirado, viviendo en el campo. Fue famoso por sus portentosas dotes de deducción, pero ahora se dedica a la cría de abejas. Sin embargo, debe abandonar momentáneamente su retiro para resolver un caso peculiar: a un niño, refugiado de la Alemania nazi, le han robado su loro. Hay muertos de por medio y una guerra de fondo, pero lo que importa es el loro. El loro tienen la particularidad de repetir ristras de números, y nadie sabe lo que significan
Chabon lo hace francamente bien. Para empezar, porque no es el pastiche típico. La solución del caso es trivial y el lector lo resuelve antes que el detective. Es más, la solución no depende de casos anteriores del protagonista, ni reaparecen las personas que conoció en otro momento. La historia sabe que el lector conoce el pasado del persona -o mejor dicho, cree conocerlo, porque su nombre no se revela- y juega con esas expectativas. Todo está envuelto en grandes dosis de ironía, lo que parece importante no lo es, y viceversa.
Brillante.