A Hollywood le encanta el mito de Frankenstein, y rara es la película de tema científico que no lo usa, advirtiendo siempre que no hay que «jugar a ser Dios». El problema es, claro, la repetición hasta el aburrimiento de la misma solución. Chris Mooney lo comenta a propósito de dos películas reciente: La venganza de los sith y La isla:
The trouble is that the argument against «playing God» is frequently an anti-intellectual mantra used to stifle debate about new technologies, the epitome of fear-mongering. And if the Frankenstein argument is politically troubling, Frankenstein-like flicks have serious aesthetic shortcomings as well. Sure, I understand the power of myth. I can see why certain stories get recycled over and over again. But isn’t there also something to be said for a little bit of originality now and again?
Una de las razones por las que Susan Calvin está entre mis personajes favoritos de todos los tiempos es por su ácida crítica al «complejo de Frankenstein». Yo también detesto cordialmente el mensaje de este tipo de películas. Frankenstein se salva porque es hoy por hoy el mejor ejemplo del género.
Pues que se preparen, el mismo ‘mantra’ se repite con Stealth (Aviones controlados por IA que se vuelven malas).
La tecnologia es malvada.