Cuando a Roger Ebert se le ocurrió decir que los videojuegos no eran arte y jamás podrían serlo (opinión que aparentemente luego matizó debidamente), disfruté de la ironía y experimenté el desconcierto. Ironía porque casi todo lo que dijo sobre los videojuegos podría haberlo dicho sobre el cine (y claro está, todavía hay gente que no considera el cine como arte). Y desconcierto, porque viviendo como vivimos en una época donde tantas cosas han sido arte, ¿por qué no iban a ser arte los videojuegos?
O ya puestos.
¿Por qué no iba a ser arte Pokémon Go?
En concreto un Happening.
O quizá internet sea la obra de arte.
O una parte.
Admito que ya hacía el final no tenía claro cuál es la parte que se supone artística.
Pokémon Go Is a Massive Art Happening and You’re All Invited
If Virginia Heffernan’s recent book, Magic and Loss: The Internet as Art, has anything to add, thanks to satellites and being able to connect with others instantaneously both online and now online and in the real world at the same time, we’ve created possibly the biggest piece of art in human history, one that can’t be owned or controlled, at least not easily. Again, from Kaprow: “The whole situation is corrosive, neither patrons nor artists comprehend their role … and out of this hidden discomfort comes a stillborn art, tight or merely repetitive and at worst, chic,” which will probably mean that once advertisers figure out how to harness the world of Pokémon Go, it’ll be dead. But until then, the societal impact of such a fascinating place that’s merging both the online and physical realms at an alarming rate is enormous, and despite its early awkwardness, is a benefit to us all.
(Por cierto, el libro al que alude suena interesante).
Supongo que olvidamos con facilidad que “arte” es una palabra polisémica que se aplica a todo tipo de fenómenos y obras sin que realmente esté claro que deba ser así. Dentro de ese saco puede caer tanto una pintura rupestre como Tilsa Swinton dormida. En ese contexto, excluir una categoría completa suena a arbitrario, aunque sin duda es algo que hacemos todos los días.
Por mi parte, como creo que el arte se hace sobre todo en la interacción con con alguien que lo disfruta, que no hay novelas sin lectores ni películas sin espectadores, y que la intención del receptor es muy importante, no tengo problema es concluir que un videojuego pueda ser experimentado como arte y por tanto lo sea.
Y si quieren una idea más loca, y volviendo a la polisemia que comentaba, en mi definición personal, el arte se inició en algún momento a partir de 1870 o así… Lo anterior está muy bien, pero no es arte.
Señalo, por si no queda claro, que ambas ideas se contradicen entre sí.