Ayer, tras decidir que no, que después de más de 25 años ya no iba nunca más a leer los libros de mecánica cuántica de la carrera, decidí deshacerme de ellos:
Luego vi estas maravillosas esculturas que transforman esos ladrillos de papel en esculturas cristalinas. Ahora que su utilidad como vehículos transmisores de… bueno, de algo… va reduciéndose, pueden ganar un momentito de efímera eternidad:
By combining borax crystals with weathered books, magazines and computer manuals Arnold grows them into wonderfully organic forms that become artifacts or geological specimens. “The books, frozen with crystal growth, have become… imbued with the history of time, use, and nostalgia,” says Arnold. In selecting books to turn into aesthetic, non-functional objects Arnold revealed that she tries to use found books. But she will sometimes purchase titles, or use books from her own library if she finds them conceptually appropriate. (via The Creators Project)
(Por cierto, los colores que ves en la foto de mis libros de cuántica están mal. Lo que ves rojo es realmente azul. Lo que ves azul es un violeta tirando a amarillo. La portada es realmente verde, no blanca).