A Carlos Giménez le caía muy bien Pepe —el dibujante José González, famoso sobre todo por su versión de Vampirella—, tanto, que ha decidido dedicarle una biografía en cómic (con éste como primer tomo). Pero tan bien le caía que es lícito plantearse si más que biografía no estaremos ante una hagiografía. El mismo autor no hace nada por despejar ese temor cuando declara al empezar que José González era «un hombre excepcional», dictamen que no deja de repetirse, con variaciones, a lo largo de la obra.
Por suerte, Carlos Giménez es Carlos Giménez, el mejor narrador que ha dado el cómic español. Nadie mejor que él para encuadrar este primer volúmenes entre dos momentos que definen completamente su versión del personaje. El primero de ellos, un niño vestido de flamenca que canta en un balcón de la Barcelona de 1946. El segundo, una inversión de tal calibre que disipa cualquier duda sobre la capacidad de Carlos Giménez para mantener el equilibrio entre la admiración y, lo que parece, una comprensión cabal del hombre.
Entre esos dos momentos, una serie de anécdotas que poco a poco van dibujando a un José González con tal cantidad de talento innato que no puede hacer nada mal, que incluso hace bien lo que está haciendo mal (como cantar en inglés). Tanto talento en realidad, que ni siquiera tiene que prestar atención a lo que hace. Un hombre generoso, inconstante, caprichoso, genial en su relación con los demás pero que también podía ser inconscientemente cruel. Para algunas cosas una fuerza de la naturaleza y para otras una especie de niño grande.
Y tras esas anécdotas, presentadas en orden cronológico, el volumen también refleja la transformación misma de España, un elemento importante al tratar de un personaje cuya homosexualidad declarada le situaba directamente fuera de la sociedad y por lo que se te podía aplicar la ley de «vagos y maleantes». Por esa razón, podría pensarse que Carlos Giménez ha vuelto al universo de Los profesionales. Pero Pepe, cubriendo muchos de los mismos momentos, hace lo posible por alejarse de esa obra anterior. No se usan los nombres reales de las personas, pero tampoco los nombres que se usaban en Los profesionales. Pepe es sobre todo la historia de Pepe.
Sé que hay quien pone objeciones al método impresionista escogido por Carlos Giménez y lamentan la ausencia de una línea menos episódica. Yo sin embargo creo que es casi imposible definir a una persona en una biografía, y que por mucho que lo intentes el ser humano real se te escapará por entre los huecos, independientemente del método que uses. En el caso de Carlos Giménez, la estructura por la que opta es justo la que sabe manejar extremadamente bien y es evidente que cree que la selección de momentos va ofreciendo una imagen aproximada de Pepe, nos va permitiendo tener un modelo mental, aunque no totalmente preciso, de quién era.
Y creo que lo consigue. Este primer álbum es un excelente comienzo con un Carlos Giménez entregado a lo que cuenta.