Un interesante estudio, Twitter Reaction to Events Often at Odds with Overall Public Opinion, que sin duda no será demasiado sorprendente. Dice:
The lack of consistent correspondence between Twitter reaction and public opinion is partly a reflection of the fact that those who get news on Twitter – and particularly those who tweet news – are very different demographically from the public.
Básicamente, los usuarios de Twitter son un grupo autoseleccionado, formado por aquellos dispuestos a invertir su tiempo en ese servicio y también aquellos que pueden permitirse los medios tecnológicos para seguirlo. También se da el caso de que los menores de edad pueden participar en Twitter y, si nos centramos en un país, personas de otros lugares. No es por tanto de extrañar que el tono de Twitter no coincida con el de la sociedad en general.
Pero eso no explicaría por qué, como dice el texto, el signo de los comentarios va cambiando, oscilando entre izquierda y derecha según el tema. Eso indicaría que no hay una homogeneidad política en Twitter aunque uno podría pensar que sí hay cierta homogeneidad social. Para explicarlo hay que recurrir a otra observación, que se hace casi de pasada, relativa a la negatividad de Twitter: son más habituales los comentarios negativos que los positivos (en este caso, con respecto a las elecciones en Estados Unidos, aunque a mí me parece una tónica general de Twitter que observo desde el principio). Por tanto, es más fácil que alguien comente a la contra, es decir, cuando el tema de discusión le molesta. Si el tema de actualidad te parece bien, es menos probable que no te esfuerces en comentar tu satisfacción. No es más que una simple variación de la tendencia que lleva a los periódicos a considerar las noticias negativas como más relevantes que las positivas.
En cualquier caso, me quedo con esa negatividad y no dejo de pensar que es parte del diseño de Twitter. Un servicio en el que basta con escribir un par de frases, donde tienes una clara limitación de caracteres, es difícil expresar un pensamiento pausado y reflexivo. Todos sabemos que en cuanto quieres expresar algo en Twitter que tenga cierta complejidad debes recurrir a simplificar tu idea y a quitar palabras, operación de ajuste que fácilmente conduce a hacer que el mensaje acabe sonando más extremo de lo que pretendías.
Así mismo, el límite de 140 caracteres ofrecen una barrera de entrada muy baja. Es fácil llegar a Twitter, despachar lo que te molesta en pocas líneas y salir corriendo. Si los seres humanos tenemos ya una gran tendencia a la queja, no es de extrañar que un servicio así pueda exacerbarla. Su misma brevedad parece indicar su intrascendencia, por lo que no debemos pensar demasiado en las consecuencias de lo que escribimos.
Aunque tampoco conviene dejarse llevar y pensar que la solución es obligar a escribir al menos 500 palabras, creyendo que así potenciaremos otro tipo de pensamiento. Lo que sucedería en ese caso es que la gente que no tuviese tiempo se abstendría y el servicio se llenaría de personas con ganas y tiempo suficiente como para escribir largas parrafadas de odio, como sucede en mucho foros.