Siendo algo que se repite habitualmente, no es menos cierto que la imaginación y las ganas pueden suplir con crecer la falta de dinero. Tal cosa sucede con Primer, una de las más grandes películas de ciencia ficción, brillantemente ejecutado sin apenas presupuesto. Comenzando con un simple planteamiento de viajes en el tiempo, la película va ganando progresivamente en complejidad hasta perderse ella misma en el laberinto que ha creado. Al final, no sólo está confuso el espectador, sino que los propios personajes ya no saben dónde están o quienes son. Un triunfo.
Y aquí está, toda entera:
(vía Kottke.org)