Ya dije que La investigación (Impedimenta. ISBN: 978-84-15130-10-9. 248 pp. PVP: 18,95€) es mi novela preferida de Stanisław Lem. Me parece que condensa admirablemente muchas de sus preocupaciones y que las discute sin hundirse en su posición filosófica. La leí varias veces (empezando ya en el instituto) en la edición de Bruguera (creo) y siempre me ha gustado. La recuerdo, años después ya, como una ilustración de que correlación no implica causalidad (escrita muchos años antes de que la frase se pusiese de moda) y como el reverso de otra novela: La fiebre del heno (que espero que se publique, junto con los cuentos de robots y los viajes del Pirx). Sólo añadir que esta edición de Impedimenta es bastante agradable y contrasta considerablemente con la vieja edición en bolsillo (me encanta el plano de la portada).
De la contraportada:
Gregory, un joven teniente de Scotland Yard, recibe el encargo de investigar una serie de extraños sucesos que tienen intrigada a la policía. De diversos puntos de la zona metropolitana de Londres llegan informes sobre cadáveres aparentemente resucitados que empiezan a levantarse y caminar, a vestirse y recorrer largas distancias antes de desaparece sin dejar rastro. Nadie encuentra una explicación racional para lo sucedido, y lo que comienza siendo una anécdota intrascendente acabará convirtiéndose en una auténtica plaga. ¿Se trata realmente de muertos que vuelven a la vida? ¿Estamos ante un caso de ladrones de cuerpos? Pronto se hará evidente que el principal misterio no radica únicamente en las investigación en sí, sino en los efectos que los sucesos tienen sobre el propio lector.
Stanisław Lem nos seduce con una intriga policíaca de tintes filosóficos y metafísicos, en un Londres neblinoso y nocturno en que casi ninguna pregunta tiene respuesta.