Charles Yu —el protagonista, no el autor— vive en un universo de ciencia ficción. Él lo sabe, todo el mundo lo sabe, el propio universo lo sabe. Resulta un poco extraño que le propio universo lo sepa, pero así son las cosas. El universo, llamado Minor Universe 31, es más bien pequeño (entre una caja de zapatos y un acuario, nos dicen). Por si eso fuese poco, no sólo es pequeño, sino que además las leyes de las física sólo se instalaron al 93%. Es un universo con viaje en el tiempo. El padre del protagonista inventó una forma de viajar en el tiempo para luego perderse en él. El protagonista se dedica a reparar máquinas del tiempo, oficio al que lleva dedicado nueve años, aunque en la central sólo han pasado unos días. Su madre, por cierto, vive retirada en un bucle temporal de una hora —todo lo que podían permitirse pagar— en el que prepara siempre la misma cena a una versión holográfica de su hijo.
El problema de nuestro héroe llega el día en que, tras dirigirse a su máquina del tiempo, se encuentra consigo mismo saliendo del artefacto. Por supuesto, dispara de inmediato contra su versión del futuro; justo lo que haría cualquiera en su misma situación. Pero antes de morir, su yo futuro le entrega un libro, indicándole que es la llave. La llave para salir, se entiende, del bucle temporal en que acaba de meterse. Una de esas llaves, todo sea dicho, que ni siquiera sabrías cómo encajar en la cerradura.
Hay otros detalles. TAMMY, el ordenador depresivo. Ed, el perro totalmente real y también totalmente virtual. La leyes que rigen el viaje en el tiempo se engloban bajo el nombre de Cronodiegética, porque el viaje en el tiempo es ante todo una cuestión de tiempos verbales, si están el tiempo pasado o en el tiempo presente. Y si tienes suerte, jamás tendrás que enfrentarte al subjuntivo. Un juego sobre el lenguaje y la comprensión humana del tiempo.
How to Live Safely in a Science Fictional Universe es una novela más ingeniosa que inteligente. Sabe perfectamente que es una novela de ciencia ficción y continuamente referencia su propia estructura y comenta lo que se espera de cualquier narración de ese género; por haber, incluso hay discusiones sobre el tipo de personajes que pueden habitar el universo narrativo. Por desgracia, es un libro que también me resultó extrañamente poco interesante. Aprecio las metáforas, el viaje en el tiempo como un viaje de exploración interior —el regreso al pasado como acto terapéutico. Comprendo su relación con la depresión, la tristeza y la desunión familiar que sufre el protagonista. Incluso disfruto de los chistes —las referencias a autores e historias de ciencia ficción— y la jugadas narrativas. Pero, creo que también esto mismo ya se ha hecho mejor, que a pesar de su pirotecnia verbal, el libro no contiene lo suficiente como para sostenerse, que está tan incompleto como el universo del que habla. En suma, es un libro que está demasiado encantado de contarse a sí mismo.
La idea a mí me ha parecido muy sugerente. ¿A qué otros libros te refieres cuando dices que se ha hecho antes y mejor? Gracias.
House of Leaves, por ejemplo. Una novela que sabe que es una novela. Varias veces.