La única pena de este libro es que tenga que dedicar tanto espacio al creacionismo. El creacionismo es una tontada como otra cualquiera, así que el tiempo dedicado a tratar sobre él es siempre tiempo que podría emplearse en algo más provechoso. Además, leído desde nuestro óptica –en un país donde el creacionismo todavía no causa problemas- quita espacio a un excelente libro sobre la evolución. Pero se entiende que el autor –viviendo en Estados Unidos, donde el creacionismo sí causa estragos en la educación- tenga que referirse a él de vez en cuando, en cuanto el libro trata precisamente de las pruebas que demuestran la veracidad de la evolución.
También hay que aclarar que el libro no usa el término «verdad» en su sentido más absoluto. Científicamente, no existe ese tipo de verdades, e incluso es difícil ver cómo podrían existir. El título se refiere digamos a una verdad más modesta, la idea de que le evolución –teniendo como mecanismo más importante la selección natural- es un hecho científico, un conjunto de ideas y procesos que parece describir bastante bien el desarrollo de la vida en la Tierra y que, por el momento, se ajusta a los hechos conocidos (o como dice el autor, «when we say that ‘evolution is true’, what we mean is that the major tenets of Darwinism have been verified»). Es una verdad tentativa y que viene acompañada del debido pliego de condiciones, pero también es la única verdad que la ciencia puede ofrecer. ¿Tal imagen podría cambiar en el futuro? Sí. Pero en todo caso será cuando haya pruebas de que se debe cambiar.
Por lo demás, Why Evolution is True es un libro excelente, escrito con un gran nivel didáctico, muy entretenido de leer que va repasando las pruebas de la evolución en distintos terrenos (la geografía, los fósiles, la genética, la especiación…) explicando algunos de sus conceptos más importantes por el camino. Por ejemplo, que si bien las variaciones genéticas son aleatorias, la selección natural no lo es.
Es más, al final viene con un capítulo dedicado a la especie humana, que aprovecha para echar por tierra una idea recurrente: que la evolución dicta cómo deberían ser las cosas, y por tanto alienta ciertos comportamientos. Si bien una teoría científica es una descripción del mundo, en la medida en que se ajusta a él niega otras posibles opciones. Pero de ahí a pensar que una teoría científica dicta cómo deben ser las cosas, que el hecho de que la naturaleza sea brutal –desde nuestro punto de vista- significa que nosotros debamos serlo, es caer en la falacia naturalista. No, nos dice el autor, la evolución no dicta cómo debemos comportarnos, ni qué debemos hacer. Eso es cosa nuestra.
Si te gusta la biología, este libro es más que recomendable. Las explicaciones son sencillas, pero se van acumulando para dejar un todo bastante consistente y, lo más importante, más que interesante.
[50 libros] 2010