Harry Potter y la Cámara de los Secretos de J.K. Rowling

(reseña publicada originalmente en el Archivo de Nessus)

La siguiente entrega de las aventuras de Harry Potter no defrauda. En realidad supera a la primera en ingenio y va camino de convertirse por derecho propio en un clásico de la literatura juvenil. Esta vez Potter tiene que hacer frente a otro curso escolar en la escuela de magia, a un monstruo invisible que ronda por la escuela a la caza de estudiantes y a un insufrible profesor de la asignatura de Defensa contra las Artes Oscuras. Insufrible en el sentido de creído; los buenos viejos enemigos de la escuela son una bendición comparados con este arrogante fotogénico. Y además, la Cámara de los Secretos, lugar donde reside una amenaza de limpieza étnica contra los estudiantes: uno de los fundadores de la escuela no estaba demasiado contento con que se enseñara magia a los que no provenían de familias de magos… y parece que dispuso las cosas para cortar por lo sano.

Este libro continúa allí donde terminó el primero y sigue atando los cabos sueltos de este: ¿Porqué expulsaron de la escuela a Hagrid, el encantador guardabosque? ¿Qué hizo Lord Voldemort mientras estudiaba en la escuela de magia? ¿Qué ocurre si se le hace tragar a una salamandra una bengala? Rowling derrocha ingenio con los diálogos (especialmente los de los gemelos Weasley) y las situaciones: un fantasma que no es admitido en un selecto club de decapitados por no estar lo suficientemente decapitado (siguiendo con la crítica de los sistemas de clases), el cultivo de mandrágora (de bebés chillones a adolescentes con acné), un mago empleado de un ministerio que regula el uso de magia sobre objetos mundanos que está fascinado con la mecánica (hasta el punto de hechizar un coche para que vuele) y que en palabras de sus hijos, si hiciera una inspección en su propia casa tendría que detenerse. Y la sombra de Lord Voldemart dando vueltas por todos lados…

La novela hace una crítica en su propio universo ficcional de los mecanismos de la segregación de una manera bastante efectiva, con la suficiente presencia para resultar una parte importante de la novela pero con el ingenio de no convertirla en un panfleto dirigido a niños sobre las virtudes de la tolerancia -después de todo, hay algunas personas que no pueden ser toleradas de ninguna manera, tales como Draco Malfoy, condiscípulo de Potter o la familia de éste. Y la trama es absorbente, mezclando la pura fantasía con la investigación detectivesca de una manera que recuerda a la de Enid Blyton. Después de todo, es la intención de la propia autora la de rescatar lo mejor de lo que ella leía cuando era joven, de recuperar ese espíritu de antes en la narración infantil. Otro detalle interesante de estos libros es su atemporalidad. Hay coches, aviones y teléfonos, pero no hay indicaciones exactas de fechas o de otras tecnologías, transcurren en algún lugar del siglo XX, y probablemente en Inglaterra, aunque el espacio de ficción es lo suficientemente amplio para adaptarse a cualquier lado(1)… Cualquiera en casi cualquier lugar puede identificarse con Harry Potter, y supongo que este es el gran mérito de este libro.

(1) Tiempo después, alguien me señalaría que sí hay un localizador temporal en la forma de una fecha de periódico, pero no creo que eso destruya el resto de mi argumento.

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Categoría: Reseñas

Xavier Riesco Riquelme

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