Sí, yo estaba allí. Fue hace tanto tiempo, aunque parece que sólo han pasado cinco años. La Tierra todavía se estaba solidificando y la superficie era un poco pegajosa. Ibas caminando de un lado a otro y al final acababas con la planta de los pies cubierta con una capita de lava caliente. Todo apenas había empezado. Yo incluso tenía el charco primordial a dos metros de mi casa. De vez en cuando me llegaba hasta él y lo miraba durante un rato, preguntándome –tampoco es que tuviese otra cosa que hacer- cuándo iba a surgir algo de allí. También tenía un poco de miedo de que alguien llegase de otro momento, metiese la mano y se lo cargase, pero eso no pasó nunca.