Jeque, Carlos Alonso Rico para los enemigos, es uno de esos detectives privados que sabe que es detective privado. Se ha leído las novelas, ha visto las película, y es consciente de que si los clichés del género se le aplican es de pura casualidad (lo que sucede, por cierto, más de lo que debería ser habitual). Además tiene su despacho en Santa Cruz de Tenerife, por lo que si conoces la ciudad, el placer de leer la novela se incrementa.
Y en suma, de eso se trata, de encajar al protagonista típico de una novela policiaca (por ejemplo, es un antiguo policía reconvertido en investigador privado, perennemente sin un chavo y con una secretaria que le resuelve todas las papeletas, al que le dan una paliza, que se lía con una sospechosa, etc…) en una geografía urbana poco habitual y alejada de las metrópolis, en un territorio que el lector más habitual (en una novela editada por CajaCanarias) reconozca como cercano.
La trama es la habitual y fácil de reconocer. Una corruptela en el puerto de Santa Cruz hace que el protagonista sea contratado por un transportista para averiguar qué llega al puerto de contrabando en unos barcos que él mismo fleta. Ese punto de partida la permite recorrer Santa Cruz desde los peores barrios, en busca de pista, hasta los mejores, para informar, y, por supuesto, contrastar la vida entre unos y otros. Curiosamente, el libro cambia ligeramente de tono y el protagonista abandona algo de su cinismo cuando tiene que viajar a Mauritania a completar la investigación. La descripción de la cultura del país es cálida y cercana.
Anclada en un momento histórico determinado -finales de los ochenta-, la novela hace muchas referencias a la historia reciente de España en ese momento, con el gobierno del partido socialista, pero el pasado franquista todavía lo suficientemente cercano como para ser una presencia palpable. El caso del cliente de Nouakchott es novela negra en el sentido más social del término, y claramente Jaime Mir pretendía aprovechar todos los recursos del género -perfectamente adaptados- para dibujar una ciudad en un momento concreto. Lo dicho anteriormente: probablemente se disfrute más si conoces un poco Santa Cruz de Tenerife.