De este autor leí su recopilación anterior, Hombres salmonela en el planeta porno, que me gustó excepto la historia que da título al libro, y la novela Hell que me resultó muy interesante. Venía razonablemente predispuesto a favor, porque la voz que usa para narrar me gusta mucho. Pero debo decir que Estoy desnudo y otros cuentos me ha parecido muy inferior, casi una recopilación de chistes escatológicos en los que el autor se recrea como un crío repitiendo «caca, culo, pedo, pis» una y otra vez. Se leen bien, sí, pero en general no son muy interesantes.
Soy consciente de que hay muchos elementos adicionales en estas historias. Por ejemplo, las recorre una fuerte corriente de crítica social, sobre todo dirigida al oficinista medio. El personaje habitual se mete en problemas por algún fallo de carácter: renuncia tanto al sexo para avanzar que luego no sabe reaccionar, o sus líos amorosos le hacen acabar desnudo en la calle. Pero mi impresión es que la crítica social queda enterrada rápidamente bajo lo grotesco. Es un poco como si Tsutsui en muchos de los cuentos no supiese mantener en equilibrio los distintos elementos que intenta introducir simultáneamente y perdiese a favor del chiste más evidente.
Los cuentos que más se acercan a la ciencia ficción son algo mejores, explorando -siempre dentro de lo grotesco, de lo exagerado hasta el extremo- los problemas de comunicación entre especies. O quizá entre culturas. O quizá entre individuos. En ese aspecto, enlaza con lo anterior, porque muchos de los problemas de los oficinistas nacen precisamente su incapacidad o imposibilidad de comunicarse
Pero puedo decir que un cuento me ha gustado mucho: «La ley del talión». Es el único donde creo que todo funciona a la perfección, que una situación totalmente ridícula se va llevando hasta cotas cada vez mayores de absurdo sin abandonar en ningún momento la sátira demoledora. Un preso se fuga de la cárcel, para ir a ver a su familia, y acaba refugiado en la casa de un asalariado. El hombre al volver a su hogar decide que la mejor respuesta es ir a casa del preso y secuestrar a su familia. Desde ese momento la violencia va escalando sin parar en una sucesión ridícula y absurda de desafíos y respuestas. Tsutsui no deja en ningún momento de apuntar a la diana y el comentario social resulta impresionante. Un cuento realmente notable.
Si quieres leer a Tsutsui, yo recomendaría más bien ir a por Hombres salmonela en el planeta porno.