Sabemos desde hace dos años que algunas regiones del nuestro genoma han evolucionado a toda pastilla desde que la línea humana y la del chimpancé se separaron. Esas regiones «aceleradas» y propias del ser humano se llaman HACNS, y se han estado quietecitas durante cientos de millones de años, apenas sin evolucionar en la inmensa mayoría de los animales vertebrados, hasta que los cambios se han disparado en nuestro linaje. Se trata de secuencias de ADN no codificante, que no tienen nada escrito en el código de los genes, y por tanto no son estrictamente genes (aunque a efectos de la teoría de la evolución funcionan como tales).
El PaleoFreak – ADN que nos hace humanos: empecemos por el pulgar