La Biblia es un libro que parece haber existido siempre. Sin embargo, es evidente que alguien lo escribió en algún momento, que durante mucho tiempo sus textos fueron copiados a mano y que los documentos que han llegado hasta nosotros no tienen que corresponder con los originales. En el caso concreto del Nuevo Testamento, ¿quién redactó los textos?, ¿con qué precisión se copiaban?, ¿qué cambios se introducían? y ¿por qué motivo? Bart D. Ehrman intenta responder a estas preguntas en Misquoting Jesus, relatando la compleja historia de esos textos bíblicos.
La primera parte del libro se dedica a explicar todo el conjunto de manuscritos conocidos y cómo se establecen las relaciones entre ellos y los cambios que se han introducido de unos a otros. Es la parte, desde un punto de vista científico, más interesante, porque ofrece una introducción a un campo del saber bastante desconocido (al menos, para mí).
La segunda parte se refiere ya a cambios concretos, que el autor reúne en tres grandes grupos: errores, cambios teológico y cambios sociales. Los errores, por supuesto, representan con diferencia la mayoría de los cambios de un manuscrito a otro; el copista no acababa de entender algo o por descuido introducía una variación. El segundo tipo de cambios se producía para favorecer una interpretación teológica sobre otra, para dar más importancia a algo en detrimento de otro aspecto o para clarificar el sentido de un párrafo haciéndole decir lo que se suponía que debía decir. El tercero, son cambios introducidos para ajustarse al contexto social de la época: reducir la importancia de la mujer en las comunidades cristianas originales, cambiar la posición de los judíos o la relación de los cristianos con el paganismo.
Al final, el autor lo resume de la siguiente forma:
In that respect, the scribes changed scripture in ways that we do not. In a more basic sense, though, they changed scripture the way we all change scripture, every time we read it. For they, like we, were trying to understand what the authors wrote while also trying to see how the words of the authors’ text might have significance for them, an how they might help them make sense of their own situation and their own lives.
En suma, un problema de interpretación.
Por cierto, la edición de bolsillo del libro termina con una lista de diez citas famosas que no estaban originalmente en el Nuevo Testamento.
Umm… cómo decirtelo?… ¿me lo prestas? 😉