La idea es bien simple. Somos el conjunto de nuestros recuerdos, o quizá, de nuestros estados mentales, y la continuidad de nuestra existencia se fundamenta en la continuidad de esos recuerdos o estados, quizá en la continuidad de nuestra mente. Por tanto, si desaparezco en un punto y reaparezco en otro punto con los mismos recuerdos y demás, esa segunda persona soy yo, y no ha habido ninguna discontinuidad. Sin embargo, la situación no es tan clara cuando el original y la copia persisten por igual. ¿Cuál de los dos soy yo? En caso de tener que hacer desaparecer a una de ellas, ¿cuál sería?
Este pequeño corto de la televisión canadiense, del año 1990, plantea ése y otros problemas filosóficos y éticos de una forma muy divertida, directa y con una animación muy lograda.
(Vía Ecos del futuro)
¿Has leido «Gente de Barro» de David Brin? le da vueltas al tema en una novela muy entretenida
por si no tuvieras suficientes libros para leer… 😉
Conozco el libro, pero no, no lo he leído.
Y sí, la pila es ahora mismo inmensa 🙂
Me ha gustado mucho. Muy buen cortometraje de animación.
Gracias por recomendarlo.
Lease también, «Pensar como un dinosaurio» de JAmes PAtrick Kelly, premio Hugo 1996 en la categoría de «Novelette» (lo siento, no sé a qué corresponde exactamente en castellano).
La confusión entre quién es el «yo» y quién el «otro» cuando se copia a una persona es uno de los argumentos recurrentes de los libros de Phillip K. Dick.
Aunque también hace muchísimo hincapié en otros temas relacionados con el concepto de la realidad del «yo»: personas que no saben si son reales o no, implantación de recuerdos ficticios, conciencias virtuales, clonación, la imposibilidad de distinguirte de tu clon… si se piensa en cualquiera de sus cuentos o novelas famosas se puede percibir que este tipo de argumentos siempre están presentes.