#44 The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy de Douglas Adams

No recordaba yo que esta novela fuese tan tremendamente triste. La leí cuando se publicó en España a principios de los 80. Entonces, claro, me pareció un libro divertidísimo, repleto de humor y con unos personajes cada cual más raro que el anterior, exquisitamente anárquicos y desquiciados.

Ahora, leída casi un cuarto de siglo después, me ha parecido todo eso… y también muy triste. No sólo porque salga un androide depresivo (que no deja de ser un chiste), sino por esa sensación de cosas que se terminan. Es decir, hay decadencia, final, destrucción. Incluso hay una ballena que muere a los pocos minutos de alcanzar la consciencia. El imperio galáctico hace tiempo que pasó, y sólo queda una masa de funcionarios más bien brutotes. Es como una novela sobre el crepúsculo de las cosas, sobre la entropía y la vejez.

¿Era Douglas Adams un hombres especialmente pesimista? ¿Había visto y vivido tanto que no tenía demasiada fe en la humanidad? No lo sé. Lo que sí sé es que mi admiración por el libro y su autor ha aumentado considerablemente. Me parece que hace falta una inteligencia especial, una sensibilidad muy particular, para escribir un libro simultáneamente tan triste y tan gracioso.

Tengo una regla: no vuelvas a las obras que te gustaron de joven. Me alegra saber que hay excepciones.

[50 libros] 2007

Categoría: Silva

Pedro Jorge Romero

Show 10 Comments
  • Fran 21 noviembre, 2007, 2:03 pm

    Para triste la película. Se pasa totalmente por el forro el espíritu del libro.
    Tengo una nueva regla: no veas las películas de las obras que te gustaron de joven.

  • Javier 21 noviembre, 2007, 2:36 pm

    Lástima que no fuese el libro 42.

  • Elías 21 noviembre, 2007, 2:54 pm

    A mí me pareció tan divertido como los últimos episodios de Los Simpsons (es decir, nada).

    Puede que también sea cosa de la edad. Quizás tendría que haberla leído de joven.

  • SegFault 21 noviembre, 2007, 2:59 pm

    Yo lo he leido mucho más recientemente, pero igualmente lo he pasado muy bien al hacerlo.

  • DkT 21 noviembre, 2007, 4:16 pm

    Vaya, yo lo tengo en la lista de adquisiciones pendientes, pero tendré que comprarlo y leerlo rápido, antes de dejar de ser joven… si es que aún estoy a tiempo…

  • Javier 21 noviembre, 2007, 5:05 pm

    DkT, lamento decirte que si te preguntas si eres joven o no, es que ya no lo eres. Es como comprar el pan: si te preguntas si has ido a comprarlo o no, es que no has ido. Si eres de verdad eres joven, ni te lo planteas.

  • PAtodegoma 22 noviembre, 2007, 12:38 am

    Y ¿no puede ser que Douglas Adams pensara: «guau, si resulta que ahora la ballena cobra consciencia el chiste queda mas gracioso» y luego nosotros le sacamos tres o cuatro lecturas a la consciencia de la ballena y encumbramos al autor como uno de los grandes?

    No se, esto es algo que muchas veces me pregunto, cuanto tiene de «escrito a conciencia por el escritor buscandole ese transfondo» y cuanto de «conclusion sacada por el lector que le viene que ni pintada al escritor» por llamarlo de alguna manera.
    Esto me suele pasar muchas veces en peliculas mitificadas. ¿ese plano tan magnifico esta filmado asi para dar sensacion de poder o es que simplemente le gustaba enfocar desde abajo con la camara? xd.

    Aunque bueno, quizas en ello radica la diferencia entre un gran autor/director y uno que no lo sea, en que escriben/dirigen grandes cosas sin necesidad de pensarlas..

  • grungesoul 22 noviembre, 2007, 10:18 am

    Me encanta la guía del …. Me la leí hace unos años (era joven y sigo siéndolo) y realmente me impactó. Coincido contigo Pjorge en que es una novela de humor triste pero yo creo que también toca otro tema como es el de la insignificancia del ser humano. Arthur descubre el sentido de la vida y sin embargo la(su) vida sigue igual.

  • JJ 25 noviembre, 2007, 12:44 pm

    ¿Porqué no volver? Es como si la descubrieras nuevas capas.

  • Daurmith 28 noviembre, 2007, 11:19 am

    Adams era un pesimista lúcido. Se nota más en otros libros, sobre todo en «Last chance to see», donde tiene una descripción despiadadamente exacta de los turistas que van a ver al dragón de Komodo.

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