Casas malditas de Ángel Gómez Rivero (Calamar Ediciones. ISBN: 978-84-96235-20-5) es un libro francamente llamativo. No sólo es de esos libros de bastante buen tamaño con buen papel, sino que además está generosamente ilustrado: fotografías en blanco y negro en su mayoría con un par de encartes de páginas a color (todo por 20 euros). Si bien empieza con casas encantadas en la «realidad», pronto pasa a la literatura y luego, en el grueso del libro, al cine. Lo dicho, tiene buena pinta:
Desde siempre han existido habitáculos con mala reputación. Caserones destartalados, mansiones victorianas, castillos medievales… o simplemente una casa en apariencia normal en cuyo interior hay «algo» que la distingue del resto.
Las leyendas urbanas -con casos como el de la británica rectoría de Borley o, más próximo a nosotros, el del malagueño cortijo Jurado-, la literatura y, sobre todo, el cine se han encargado de difundirlas, de sacarlas de las oscuridades insondables para hacerlas populares.
Se cuentan por cientos los relatos que hablan de ellas. Desde las fábulas góticas de Horace Walpole, hasta las más recientes fantasías terroríficas de Stephen King, pasando por la sentida literatura decimonónica. Y el cine jam´s dejó de interesarse por el tema, partiendo de los pioneros cortometrajes de Georges Mélies y de Segundo de Chomón, hasta la proliferación de nuestros días, con un camino intermedio abonado de títulos maestros como El hundimiento de la casa Usher, de Jean Epstein, La mansión encantada, de Robert Wise, o La leyenda de la mansión del infierno, de John Hough.
Casas malditas. La arquitectura del horror es un estudio pionero en torno al fenómeno de las casas protervas, maléficas, misteriosas y su tratamiento en el cine, acompañado de innumerables fotografías, datos literarios, curiosidades y anécdotas.
Olvide sus recelos, amigo lector, y entre en las páginas de este libro con valentía; penetre en todas y cada una de estas mansiones tocadas por lo sobrenatural, ya que, pese a la amenaza que representan, sin ellas la historia del cine no sería igual.
Ostrás, pues ese me interesa. Le echaré un vistazo en alguna librería que las cosas de cine siempre las disfruto. Visitando la web de la editorial encuentro otras cosas interesantísimas. Yo tengo en casa el de «La Espada Mágica» de Carlos Aguilar, una delicia si te gusta el cine de fantasía y aventuras.