Entrevista con Connie Willis realizada en Glasgow (1995). Publicada originalmente en BEM 49. La incluyo ahora dividida en siete partes.
PJR: Tu primera novela en solitario, Lincoln’s Dreams, trata de la guerra civil americana desde el presente, hay una especie de viaje mental en el tiempo, y es una novela fantástica muy diferente de cualquier otra novela fantástica. La protagonista sueña los sueños del General Lee, y al final decide conservar los sueños aunque eso significa poner en peligro su vida y abandonar al hombre que ama.
CW: Es otra vez una historia de amor. Dos personajes que se separan. Creo que las parejas que permiten que los separen son tontas, así que uno de mis problemas es buscar una razón real que no puedan realmente superar. En ese libro la razón es el sentido del deber y la responsabilidad.
Yo estaba enamorada de Abraham Lincoln. Todos los americanos aman a Lincoln; no le querían mucho cuando era presidente, pero ahora sabemos que fue nuestro mejor presidente. Como digo en el libro: él y Robert E. Lee eran dos muy buenas personas que a las que se les encargó realizar un asesinato en masa. Nos gusta pensar, en nuestro siglo, que las personas que dirige las guerras son malvadas. Pero en el caso de la guerra civil, eran buenas personas separadas irreconciliablemente por sus creencias, a un coste terrible.
Estaba enamorada de Abraham Lincoln y quería escribir el libro sobre Robert E. Lee, y acabé enamorándome también de él. Me sentía como si tuviese una guerra civil dentro de mi cabeza. Estaban en lados opuestos, pero era buenas personas y muy similares. Leí que al final de la guerra cuando el General Lee iba a rendirse, todo su ejercito, que en aquel momento ya no era un ejercito sino un montón de muchachos de treces años y viejos, descalzos, sin comida y sin caballos, intentó detenerle. «Seguiremos luchando por usted, General. No se rinda» le dijeron. Y yo pensé: ¿qué tipo de persona podría haber inspirado una lealtad como ésa? Y me interesé por la idea de la lealtad. Creo que la lealtad en su mejor sentido es una forma de amor. Creo que el deber en su mejor sentido es una forma de amor. Y la lealtad y el deber parece que se han convertido en insultos en el siglo veinte, porque se supone que tienes que hacer sólo lo que te interesa, sólo debes pensar en ti mismo. Pero creo que la lealtad y el deber pueden ser una de las más puras formas de amor. Me interesé por el tipo de gente que podía inspirar esa lealtad, y por el tipo de gente que siente responsabilidad por otros.
PJR: Así que toda gran historia es una historia de amor y viajes en el tiempo.
CW: Sí, eso es lo que creo. Eso es lo que creo.