Entrevista con Connie Willis realizada en Glasgow (1995). Publicada originalmente en BEM 49. La recupero aquí dividida en siete partes.
PJR: Recuerdo un maravilloso ensayo tuyo sobre la comedia que se titulaba algo así como «Aprendiendo a escribir comedias o por qué es imposible y cómo hacerlo». Si aprender a escribir comedia es imposible, ¿cómo se escriben las comedias?
CW: [ríe] Es imposible, pero a la vez… Algunos opinan que la comedia no debería ser analizada para descubrir por qué es divertida, porque si lo haces ya no será graciosa. No creo que sea cierto. Creo que se puede analizar la comedia y que la comedia se apoya en muchos elementos: sorpresa, anticipación, exageración, subestimación y demás. Creo que todos los escritores tienen la oportunidad de ser escritores cómicos, porque la comedia y la ironía están muy cerca la una de la otra. Ambos son en cierta forma modos de ver el mundo desde una perspectiva doble: tenemos esto porque por otra parte también tenemos esto otro. Creo que si eres un escritor que hace uso de la ironía ya tiene los materiales precisos para la comedia.
Pero mucha gente no ve el mundo como algo divertido. Yo lo veo muy gracioso. Terry Pratchett dice que los escritores humorísticos tienen vidas más divertidas que el resto de la gente: les suceden cosas graciosas y por eso se convierten en escritores humorísticos. No sé si es cierto, pero muchas cosas me parecen graciosas.
PJR: «Incluso la reina», por ejemplo, es una historia muy divertida y a la vez una historia muy seria.
CW: Sí. Exactamente. Shakespeare es mi héroe, bueno, uno de mis héroes, Fred Astaire es también uno de mis héroes. Shakespeare solía emplear el mismo material para hacer una tragedia y luego una comedia. Romeo y Julieta es una tragedia pero en El sueño de una noche de verano la historia de Pyramus y Thisbe es una farsa. Luego tomó el mismo material y lo convirtió en una comedia agridulce en Mucho ruido y pocas nueces, y ya mayor hizo algo a medio camino entre la tragedia y la comedia en Un cuento de invierno. No creía que hubiese temas graciosos y temas trágicos, creía que todos eran iguales y la diferencia estaba en el tratamiento.
Creo que hubiese podido escribir una historia realmente seria, realmente triste o realmente furibunda con el mismo tema que «Incluso la reina», pero decidí que debía ser graciosa porque trata sobre la relación entre generaciones, y siempre he creído que eso es gracioso por sí mismo.
PJR: En cierta forma, en ese cuento la comedia ayuda a dejar claro el mensaje.
CW: Sí. Si escribes historias seria entonces golpeas a la gente en la cabeza con ellas y gritas: «tengo esta importante opinión política que quiero expresar, escuchadme, escuchadme». Pero con la comedia puedes hacer que la gente te escuche sin darse cuenta que te está escuchando.
PJR: Como dice Gardner Dozois: una trampa donde el ratón se ríe mientras le cortan la cabeza.
CW: Exactamente.