Hoy, antes de la charla me he tomado un café. Insistí en que me lo cobrasen a precio de Zapatero, pero la encargada insistió a su vez en cobrármelo al precio de siempre: 70 céntimos.
Lo que no me suponía es que el asunto dichoso del café diese para el insulto colateral. Es un fenómeno que se da cuando estás metiéndote con alguien y en la refriega caen también insultos a otros que simplemente pasaban por allí. Lo vi en la misma cafetería en la que me lo tomé, pasando las páginas de La voz de Galicia, en una columna titulada «El café del presidente». En este caso, se mete con Zapatero, pero con las ganas se le va la mano y le cae también a los señores taberneros. Dice:
Ya ven, si vendes el café a 80 céntimos o menos lo más probable es que tu local sea una tasca, mal aseada y sin encanto. Dicho queda. Aunque no deja de ser raro en un periódico como La voz de Galicia, que normalmente es muy atento con sus lectores y que procura defender sus intereses y no meterse con ellos (a la encargada de la cafetería le indignó bastante el comentario de la columna, por cierto). El columnista sigue ejecutando luego una divertida maniobra retórica y pretende que el presidente del gobierno respondía realmente a la pregunta «¿cuánto vale un café en una cafetería normal?»; traducción: en la cafetería que a mí me interesa para intentar dejarte mal. Afirma también que el precio medio es de 1,20 euros, pero estoy casi seguro de que no tiene un informe adecuadamente realizado para afirmarlo. Vamos, que estoy casi seguro de que eso es lo que le cuesta a él el café, respuesta a otra pregunta completamente diferente. Lo que está claro es que el autor de la columna ni siquiera lee el periódico en el que escribe: Se puede tomar café en Galicia por 22 céntimos.
La verdad es que estoy totalmente de acuerdo con Martínez Soler, que decía ayer:
Al día siguiente, las portadas de los principales diarios de pago vuelven a dar la razón a los entrevistadores de TVE, pues sólo titulan con la anécdota de los 80 céntimos del café que todos conocemos. O sea, una frivolidad insignificante, una gracieta que da, a mi juicio, para una columna, pero no para ir a cuatro columnas como en El País, antaño tan sobrio
Efectivamente, daba para una columna…
Cafetería pegando al ayuntamiento de la ciudad de Zapatero, es decir, León, 1.20 euros. Resto de cafeterías colindantes donde se reparten los funcionarios de una u otra ideología, incluso los que no tienen ninguna(sic.), 1 euro. A mi la anécdota me ha dado para escribir 2 comentarios en tu blog el mismo día, cosa que no había hecho nunca.
Genial el comentario anterior;Por cierto PJorge, ya sabe ud. que hay que distinguir : café,cortado,barraquito,leche y leche,media mañanita,sólo,descafeinado,…
😉
Cierto, cierto…
Hombre, pone «generalmente», y generalmente los sitios mejores suelen ser más caros, los teléfonos mejores más caros, las casas mejores más caras y los garbanzos mejores más caros. Por lo general suele ser así. Hay excepciones, por supuesto, y en este caso quizás muchas excepciones, pero la mayoría de las veces la regla no falla.
Pero eso habría que demostrarlo. Decir generalmente no le exime…
Que yo sepa, demostrar sólo se puede demostrar lo absoluto. Y si dice «generalmente» no es algo absoluto. Digo yo.
Por otra parte, y ya poniéndonos estrictos, decir que en tascas poco aseadas y sin encanto se puede tomar café por lo que dice el Presidente no implica que no se pueda tomar en otros lados.
No sé, a mí lo que me parece es que hay que ser un poquito tiquismiquis para darse por ofendido por esa nimiedad.
Aparte de esto, «generalmente» (espero que me perdones por usar esta expresión jejeje) a mí también me cuesta el café alrededor de 1,20? en cafeterías normales (quitando máquinas, facultades y esas cosas, «en la calle» como decía el señor que preguntó).
Un saludo.
Perdona mi torpeza, ¿cómo se pueden poner aquí saltos de línea?
Un saludo.
70 centimos es lo que cuesta en cualquier cafetería de la Universidad de Santiago de Compostela.
30 céntimos en las máquinas que hay en muchos de los centros de la USC. A lo mejor el presi se ha pasado por aquí a tomar un cafelito. 🙂
Alberto
Es muy fácil de demostrar, kism. Por ejemplo, si hace una estadística y le sale que un 70% de los sitios cumplen sus condiciones, le doy el generalmente por válido. Por otra parte, hace falta ser tiquismiquis para centrarse en ese comentario del presidente del gobierno cuando seguro que dijo barbaridades de verdad. Pero claro, para discutirlas habría que ser serios. No vi el debate, pero por lo que me comentó un amigo, había por donde pillarlo en muchas ocasiones…
En eso (en que hace falta ser tiquismiquis para centrarse en ese comentario del presidente del gobierno) estoy totalmente de acuerdo contigo. Me parece una tontería y además me parece totalmente normal que un presidente del gobierno no sepa cuánto cuesta un café o el cuarto y mitad de chopped.
De todas maneras resulta curioso, vamos…
De hecho, le has dedicado una entrada, jeje 😉
No le he dedicado una entrada a que no lo supiese. Le he dedicado una entrada (dos en realidad) a mi asombro de que alguien considere que eso fue lo peor o lo más interesante que dijo.
Sin ánimo de darle más importancia a lo del café, discrepo respetuosamente. Lo que dice el autor es que si el bar es cutre => probablemente el café es barato, y lo que tú criticas es que el autor haya dicho que el café es barato => El bar es probablemente cutre. Has criticado la recíproca, que no se cumple necesariamente. Todos los españoles son europeos, pero… 😉
Discrepo yo también. Critico exactamente lo que dice 😉