Imperial, diseñado por Mac Gerdts, es un excelente juego de control y dominación de países. Se juega sobre un tablero que representa a seis grandes potencia, algunos territorios neutrales que se pueden conquistar y Suiza (que no se puede ocupar).
Pero la gracia del juego es que por un lado hay jugadores y por otro hay países. Un jugador puede controlar un país, puede controlar varios o puede no controlar ninguno. La idea es que cada jugador en realidad es un inversor, que va comprando bonos de los países en juegos. El objetivo es tener la mayor fortuna al final del juego, y esa fortuna se calcula según el desarrollo alcanzado por cada país y los bonos que tengas en la mano. Por tanto, se puede jugar sin dirigir un país, o incluso, sólo llevando un país durante algunos turnos. Los países son de usar y tirar y su única función es hacerte más rico. Las acciones realizadas por cada país -ejecutadas por el jugador que posee la mayor inversión en ese país y que por tanto hace de gobierno- tienen como único fin incrementar la riqueza de sus inversores.
El juego es muy sencillo de aprender, pero más difícil de jugar. La delicia, y la dificultad, del juego radica precisamente entre esa distinción entre países y jugadores. En otros juegos, lo normal es llevar unos colores durante toda la partida. En Imperial es muy importante saber se flexible y desechar el país cuando ya no es útil. La identificación de un jugador con un país es lo primero que hay que olvidar al jugar al Imperial.
Si quieren saber más, les recomiendo la excelente reseña de Pedro Jareño.
Por lo que dices se parece bastante al ekonos, en el que los jugadores compran y venden acciones de compañías, las añaden sucursales, las potencian para lanzar «opas» sobre sucursales de otras compañías… y donde también hace falta saber cuando un barco no va a ser rentable.