Jitanjáfora (Grupo Editorial AJEC. ISBN: 978-84-96013-28-5) de Sergio Parra tiene pinta de ser muy interesante. El principio está muy bien, aunque no he tenido tiempo de leer más (en la página de la editorial se puede leer un adelanto).
La magia no existe.
Bajo este original planteamiento comienza Jitanjáfora, una ambiciosa novela de magia contemporánea que dinamita las convenciones del género y reinventa el concepto de hechicero.
En ella, Conrado Marchale, toxicómano en fase de rehabilitación, a punto de abandonarse de nuevo al conjuro de la heroína, recibe una carta que dará un giro a su vida. Junto a Adolfo Figueredo, un obeso intelectual que siempre ha permanecido enclaustrado en su biblioteca, descubre cómo ingresar en una cofradía de hechiceros que no creen en la magia y tampoco la practican, al menos no de la forma convencional.
Rodeados de otros marginados sociales, iniciarán un férreo programa académico para aprender los secretos de la magia, asistiendo a extrañas clases impartidas por preceptores que semejan freaks de circo. Porque la magia no existe. Y, sin embargo, se codearán con criaturas extraordinarias, dominarán hechizos, manejarán varitas mágicas y combatirán el Mal.
Una exagerada y extravagante propuesta sobre la magia de verdad, cotidiana y laica, no apta para todos los estómagos. Un manual de instrucciones para dominar el sutil potencial que anida en nosotros. Un sarcasmo monumental.
A quien interese el significado de la palabra que da título a este libro: El escritor cubano Mario Brull, escribió esta poesía:
Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alifera
alveolea jitanjáfora
liris salumba salífera
Lo que dió pié a Alfonso Reyes para acuñar el término Jitanjáfora para referirse a las combinaciones de palabras sin significado. En su libro La experiencia literaria (Ediciones Losada, S.A., Buenos Aires, 1942), el tal Alfonso Reyes dedica un capítulo a este fenómeno. En las canciones infantiles hay numerosos ejemplos de este tipo de composiciones en las que prima la sonoridad frente al significado:
De la una la tuna
de dona la tola
tela canela
cala la pala
pampamirón,
vete si quieres
que tú no eres
el coloborón.
Si te gusta la «magia» deberías leerte American Gods, de Neil Gaiman… ¡muy buena! 🙂
Si «American Gods» muy buena no quiero ni imaginarme lo que debe ser una novela muy mala…
Locke haciendo amigos 🙂