En el valle Mumin tienen un problema: se acerca un cometa que va a acabar con el mundo. Y comprenderán, en un lugar donde todos se dedican a pasarlo bien, eso de que se acabe el mundo mata el ánimo de cualquiera. Todo se ha vuelto gris, además, y mamá Mumin considera que es un incordio tener que estar limpiándolo todo.
Por tanto, el Mumintroll abandona a papá y a mamá Mumin y parte, en compañía de sus amigos, en busca del observatorio, donde se lo explicarán todo y les darán la hora exacta del impacto. Por el camino, van encontrando seres totalmente estrafalarios, cada uno con su personal obsesión; obsesión que no varía ni siquiera con la inminente llegada del cometa. Los personajes tienen una curiosa interacción, y cada uno de ellos es en cierta forma parodia y sátira amable de algún tipo humano (el filósofo, el científico…).
En muchos aspecto, La llegada del cometa es un delicioso cuento existencialista. Los personajes van a lo suyo, aunque estén caminando por el fondo de un mar vacío, un poco como si siguiesen aquella máxima de «si hemos de morir, que sea pensando en algo estúpido». Su próxima y casi segura destrucción no parece afectarles excesivamente. Parecen lamentar más no volver a comer tarta que el hecho de que quizá no vayan a seguir con vida.
Para niños a los que no les importe entrever el abismo.
dentro de un par de días tendrás «el Sombrero del Mago» en camino…