Lisa Jardine habla de la certidumbre. Lo hace, comentando una curiosa anécdota. En pleno siglo 17, encargaron a un capitán naval que probase unos novedosos relojes de péndulo. La idea era utilizarlos para determinar la longitud. Al final del viaje, el capitán volvió hablando maravillas de los relojes, de como les habían salvado la vida a todos. Pero alguien no se creyó la historia. Y el incrédulo era nada menos que Christiaan Huygens, el hombre que había fabricado los relojes. ¿Por qué no lo creía? Porque los datos eran demasiado perfectos, los resultados estaban demasiado cerca de lo que todos deseaban oír. La historia del capitán resultó ser falsa.
Lisa Jardine es autora de una excelente biografía de Robert Hooke que leí el año pasado. Ahora tengo para leer su biografía de Christopher Wren, que parece todavía mejor (es una de esas lecturas inspiradas por El ciclo barroco). Pero no sabía que su padre era Jacob Bronowski. Lo suyo debe ser cosa de familia.
(vía Pharyngula)
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