Hace un par de días me preguntaron si yo celebraba fiestas comerciales. Dije que sí, porque fiestas siempre faltan y cualquier excusa es buena para hacer una celebración (antes era joven y tonto, y hacía distinciones; ahora soy algo más sabio). Pues bien, ayer fue mi primer día del padre oficial -el año pasado lo celebré extraoficialmente, pero es que ya no podía más- y lo pasé muy bien. La madre y la hija me despertaron por la mañana y me dieron unos regalitos. Luego pasé el día trabajando sin parar para terminar una traducción (los mil pequeños detalles accesorios que hay que tener en cuenta antes de decretarla acabada).
Una de los efectos más curiosos de tener una hija -aparte de la falta crónica de sueño y el cansancio continuo- es la ralentización del tiempo. Había ido notando, supongo que como muchos, que con la edad el tiempo parecía pasar más deprisa. Las eternidades de la infancia se habían convertido en meses, semanas y recientemente en días, como si de pronto mi vida fuese esa escena típica de las películas donde se ven volar las hojas del calendario. Llegué a tener la impresión de que iba a cumplir los 80 en un par de años más. Sin embargo, el nacimiento de Eva provocó un parón brutal en esa tendencia. Ahora el tiempo pasa muy despacito, y ocho meses me parecen una eternidad: miro atrás y veo un montón de cosas en este corto espacio de tiempo. Es una sensación muy agradable que me permite disfrutar con tranquilidad de la vida. Durante el embarazo, un amigo me comentó que tener hijos rejuvenecía. A lo mejor se refería a eso. En todo caso, pienso aprovecharla, porque seguro que el acelerón volverá algún día.
La niña y su madre me regalaron unos libros:
Y una película:
Pues a mí me pasa al revés… el tiempo se me pasa mucho más deprisa que antes. El día a día se me pasa volando, pero cuando echo la vista atrás no me puedo creer que solo haya pasado un año.
Has debido ser un gran padre, menudos regalazos 🙂
Eso es lo que me pasaba hasta que nació la niña.
Hola Pedro! Pues a mí me pasaba y me pasa, el tiempo volando!!! No recuerdo tener la sensación de «tiempo de sobra» y ahora con la niña, mucho menos. Cada día tengo más proyectos en la cabeza y menos tiempo para llevarlos a cabo. Un abrazo.
Yo no tengo sensación de tiempo de sobra. El tiempo no sobra. Simplemente, tengo la sensación de que pasa más despacio.
bien sabe mi amigo Panta de lo que me quejo yo de la falta de tiempo pero dudo mucho que tener un hijo me ayudara a solucionarlo! glubs!
Que grande es Satoshi Kon!
gracias papa por todo lo que has hecho por mi