Sabes que una novela te va a gustar cuando al poco de empezar te encuentras con un diálogo como este:
-Sí, está usted casado, con una señora absolutamente encantadora que se llama Paola y que le ha asistido noche y día. Esta noche ha sido la única que la he obligado a irse a casa, estaba al borde del colapso. Ahora que usted se ha despertado, voy a llamarla, pero tendré que prepararla, y antes aún tenemos que hacerle otras pruebas.
-¿Y si la confundo con un sombrero?
-¿Cómo dice?
-Hay un hombre que confundió a una mujer con un sombrero.
-Ah, el libro de Sacks. Un caso famoso. Veo que es usted un lector al día. Pero no es su caso, porque, si lo fuera, a mí me habría confundido con una estufa. No se preocupe, quizá no la reconozca, pero no la confundirá con un sombrero. Volvamos a usted. Bien, usted se llama Giambattista Bodoni. ¿Le dice algo?
Poco después, dicha Paola manda a su marido a comprar flores. Como la floristería estaba cerrada, el marido regresa con los testículos de un perro, con vejiga y todo, metidos en una botella de formol. A mí no me dejarían meter algo así en casa.
Como habrán comprobado por la última frase del diálogo anterior, la novela abunda en chistes.
Bodoni por el tipo de letra?
Tiene también latinajos o párrafos en sánscrito, como suele hacer Eco?
No, hombre, no. Sólo en múltiples lenguas incomprensibles. Y es aconsejable leerlo con el diccionario cerca 🙂
Ah, menos mal…
el aleph de los libros…
dan ganas de tener amnesia para leerlo de nuevo!!!!
A slight case of retrograde amnesia