Te metes con tu propio móvil y hablas todo lo que quieras y todo lo alto que quieras. No parece mala idea.
«In five years, it could be completely passé to be at a table in a restaurant and not get up to use the cellphone booth,» says Mr. Boehm, who paid around $3,500 to install a plush, brown and blue velvet-appointed booth at his own new restaurant, called BOKA. A discreet note on the menu tells diners about the booth.
Los suyo es que tuviera también para cargar el teléfono, que yo soy muy olvidadiza y voy siempre justo de batería.
Pero es que eso ya lo inventaron hace dos años:
http://www.pjorge.com/archivo/2002/10/16/12:40:51/