Al día siguiente de la matanza las cosas están confusas. Hay muchas dudas sobre los autores del ataque, las informaciones son dispersas y nadie en realidad sabe nada. Aparte de la magnitud enmudecedora de la tragedia y el tremendo sufrimiento de las víctimas y sus familiares, yo sólo tengo tres cosas claras: 1) hay que mantener la calma; 2) hay que seguir informándose sobre lo sucedido hasta descubrir quién lo ha hecho y 3) hay que ir a votar el domingo: las manifestaciones están muy bien, pero el valor que asignamos a una democracia se mide por el número de votos que depositamos en las urnas.
Simplemente decir que politizar el atentado es ejemplo de insolidaridad, de egoismo, de farsa, de aprovechamiento injustificado, de inconsciencia, de mala fe, de poca diligencia y de muchas más cosas.