Nos fuimos a la librería a comprar Historia del pensamiento chino de Anne Cheng. Por desgracia, ya lo habían vendido. Pero como somos incapaces de salir de una librería sin comprar nada, pues nos llevamos un par de cosas, entre ellas esta biografía de Alan Watts, el mítico, orientalista, filósofo, epicúreo y demás…
Ya en la introducción promete. Como no cree en el tiempo lineal, pues no va a contar su vida de principio a fin siguiendo el orden. Y efectivamente, empieza saltando de recuerdos de un lado a otro, aunque razonablemente se ciñe a un orden. Eso sí, en una pocas páginas de introducción se las arreglas para lanzar pullas contra la filosofía, la teología y hasta la psicología; a defender la experiencia mística (aclarando que no tiene nada de sobrenatural); a comentar el lamentable estado de las prácticas deportivas y la falta de asignaturas de jardinería y sexo en las escuelas; y terminar dando los datos exactos de su nacimiento incluyendo la posición del sol y la luna en el zodiaco en aquel momento. Y va luego y pone una nota al pie que dice:
Doy todo estos detalles para complacer a mis muchos amigos que creen en la astrología, una primitiva ciencia teóricamente exacta aunque realmente impracticable. No me cabe duda de que estamos estrechamente ligados al lugar y el momento que ocupamos en el universo. Pero el mapa (o el horóscopo) no es el territorio -¿o acaso debería decir el celestiario?-, y el Cielo es un asunto inmenso.
Estaba en un bar, pero no pude evitar reír.
[Estoy escuchando: «BAI MIR BIST DU SCHOEN» de Lee Press-On and the Nails en el disco El Bando En Fuego]