Pues resulta que el aeropuerto de Lanzarote, entre otras cosas, tiene una terraza en la que uno puede tomar el sol y beber algo mientras espera el avión. Eso sí, te advierten que no hay megafonía ahí fuera.
Los días estuvieron algo nubosos, pero la temperatura era muy agradable. Y cuando salía el sol, la cosa ya era una delicia.
[Estoy escuchando: «Englishman in N.Y.» de José Antonio Ramos y Polo Ortí en el disco Para timple y piano]
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