The Philosopher at the End of the Universe de Mark Rowlands

¿A quién preferirías tener de profesor de filosofía, a Sócrates o a Schwarzenegger? (yo no tengo duda). Ésa es la pregunta que se plantea Mark Rowlands en este libro. El truco es el siguiente: usa películas de ciencia ficción para ilustrar problemas filosóficos clave, de esos problemas con los que los filósofos llevan rompiéndose los cuernos desde hace siglos. Mis lectores a su vez lectores de ciencia ficción se preguntarán por qué películas y no libros. El propio autor responde:

But why movies? Why not focus on the great science-fiction novels and short stories: Jules Verne, H. G. Wells, Aldous Huxley, Philip K. Dick, Kurt Vonnegut, Arthur C. Clarke. Well, I am a big fan of science-fiction writing. But when I read science fiction, I don’t read it for the writing. I read it for the ideas. In this, science fiction is perhaps much closer to philosophy that it realises. I don’t mean this as a criticism of science-fiction prose; personally I’ve always rated conceptual content as way more important than literary skill (as you will probably glean from th echapters to follow). But if were are interested in the ideas and concepts they express, science-fiction films provide a medium that is a least as good as science-fiction writing. Indeed, in some respects it is better. Philosophy is abstract, and abstract is difficult. Focusing on abstract issues, debates and disputes made concrete in the sort of visual scene provided by cinema is, I think, far and away the best way of learning philosophy.

También se defiende de otra posible crítica. ¿Por qué escoger películas que la crítica considera como malas? Repuesta:

The truth is that many of the so-called bad, or lowbrow movies, embody complex philosophical themes, ones that leave allegedly sophisticated art house movies for dead. The critic who thinks Total Recall, for examples, is a bad film just because of its gratuitous violence, is a philosophical moron -he wouldn’t recognize a complex philosophical point if he was pissing on it. Philosophy is all around us; we engage with virtually every day. And, perversely enough, we find most of it in very popular, critically questionable films.

Comprenda que no puedo sino reconocer la inteligencia de un hombre capaz de admirar la calidad de ese peliculón que es Desafío total, una de las mejores plasmaciones en el celuloide de la duda ante lo real (no en vano, Dick andaba detrás del invento). Y hay que reconocer que el hombre sabe sacarle partido al asunto.

En el primer capítulo, habla de Frankenstein (la versión de Ken) y aprovecha la película para discutir el sentido de la vida. En primer lugar, da un ligero rodeo para explicar la naturaleza de la filosofía. Dice que la filosofía nace del absurdo, es decir, cuando comprendemos que hay una disonancia fundamental entre nuestras dos formas fundamentales de ver el mundo. Por un lado, nos consideramos héroes y protagonistas principales de nuestra propia vida. Por otra parte, es evidente que no somos ni héroes ni protagonistas del mundo exterior. Por un lado, parece que controlamos nuestro destino. Por el otro, evidentemente hemos sido modelados por fuerzas genéticas y sociales que existían antes de nosotros y existirán después. Intentar conciliar esas dos visiones es el fundamento de la condición humana: la vida debe tener sentido, pero la vida no puede tener sentido.

Con esa alquimia la criatura se convierte en reflejo de todos nosotros. Fabricado, cosiendo órganos en lugar de por genética, arrojado al mundo por su creador, sin embargo aspira a un poco de control de su situación. Como todos nosotros, tampoco pidió existir, y sin embargo, aquí está.

Inevitablemente, aparece Sísifo de por medio. El autor se admira de la deliciosa crueldad de los dioses, al haberle impuesto un castigo tan terrible. El castigo no está, efectivamente, en el esfuerzo físico para arrastrar la piedra hasta el borde, sino en el hecho de que dicha piedra ruede de inmediato al fondo y el proceso deba iniciarse de nuevo. Incluso si la piedra no fuese más que un guijarro, nos aclara, el castigo sería igual de terrible. ¿Y si los dieses hubiesen instalado en Sísifo el deseo irresistible de arrastrar piedras, la felicidad de empujar perpetuamente? Peor, al menos desagraciado Sísifo tiene algo de dignidad.

The meaning of life is, of course, the ultimate philosophical problem. This is not only because it is the most importante -although it is. It is because every other deep philosophical problem, every other philosophical problem worth worrying about, is a variation of this theme. The problem will arise because we are broken, splintered -unreconciled- creatures. The othe problems we are going to look at, the big problem of philosophy, all arise in this way and from this source.

Una cosa más. El libro es divertidísimo de leer. El autor está tan convencido de la importancia de lo que dice que no se molesta en ser serio. Escribe con ingenio, plantea problemas empleando exageraciones e hipérboles, haciendo bromas y chistes. Pero lo que discute es potente. Y lo sabe.

[Estoy escuchando: «Indian love song» de Artie Shaw en el disco Jazz Masters Artie Shaw]

Categoría: Silva

Pedro Jorge Romero

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  • fronk 30 junio, 2002, 3:00 pm

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