David Fernández describe las distintas fases de su aproximación a una tecnología nueva:
1ª Fase: Terror. «¡Dios, esto es complicadisimo! ¡Soy incapaz de hacer nada con esto! ¡Además no me funciona nada! Paso, lo dejo, que le den …»
2ª Fase: Me acerco «ma non tropo» (unos dias después). «…Igual si cambio esto… uhmmm, parece que falla «correctamente», algo ha cambiado… un error distinto…»
3ª Fase: ¡Funciona! (Euforia desatada) «Tengo una idea… y si modifico… y si pongo aquí… uhmmm leí mal la documentación esto era así y… (silencio mortal, dedo índice flota sobre la tecla enter)… ¡FUNCIONAAAAA! ¡PUUUULOOOOOO!»
4ª Fase: Trivial (y se lo cuento a mis amigos) «¡Pero si es una tecnología trivial! ¡Y además muy facilita y comoda! ¿Tu no haces el cafe con ella ? Seguro que esos adaptadores y esos proxys que abstraen el modelo de cafetera e independizan su localización, desacoplandola del agua del grifo, mejoran mucho tu vida… «
Lo confieso, reacciono casi exactamente igual. La única diferencia en que en algún momento de la fase 1 y 2 me pregunto «¿Encontraré por internet algún tutorial de diez minutos sobre esta cosa?».