¿Por qué?

«¿Por qué?», que dos palabras tan maravillosamente poderosas acompañadas de su entonación inquisitiva. En el momento justo, puedes detener en seco las discusiones más acaloradas, derribar las defensas más absoluta y callar la boca a cualquiera. Se le ponen a uno los pelos de gallina de pensar en tanto poder.

Pero el poder implica responsabilidad, y por tanto, «¿por qué?» es una pregunta a plantear con cuidado, en el momento adecuado, porque corres el peligro de que se vuelva contra ti mismo. Muchos «¿por qué?» uno tras otro y podrías quedar paralizado por la incertidumbre más absoluta sin hacer nada (por favor, no me pregunten por qué es mejor hacer algo que no hacer nada). Por eso, hay más de una actividad humana que se beneficia de no preguntarse demasiado por su razón de ser.

Las bitácoras, por ejemplo. Dice hoy Orihuela:

Creo que la reflexión acerca de lo que sean los blogs es parte de la naturaleza del bloguer. Es más, creo que blogueamos, entre otras razones, para averiguar por qúé lo hacemos.

Yo espero que no sea así. De hecho, espero que ese tipo de preguntas queden relegadas, por el proceso natural de crecimiento del número de bitácoras, al conjunto de personas realmente interesadas en ellas. Yo celebro siempre el encuentro de una bitácora de cuarta generación (una asignación arbitraria, no sé cuántas generaciones ha habido) a las que no preocupa la naturaleza del medio sino que lo usa todos los días para contar cosas interesantes que no tengan nada que ver con las bitácoras y especialmente sin cuestionarse por qué lo hace.

[Estoy escuchando: Novocaine For The Soul de Eels en el disco Beautiful Freak (03:08)]

Categoría: Silva

Pedro Jorge Romero

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