Dice José Antonio Marina en Ética para náufragos :
Cada vez que producimos una frase expresiva, precisa, brillante, no mecánica ni casual ni ecolálica, estamos ejecutando un acto de libertad y alterando lujosamente las leyes físicas y psicológicas que rigen la caída de los graves. Encomendamos el control de nuestra acción a los valores elegidos. En fin, que mantener un buen estilo en el escribir o en el vivir es un alarde de talento creador.
Y cuando ya ha construido su metáfora de la vida como escritura, añade:
Reconocernos como autores, a pesar de la confabulación de determinismo y azar que parece guiar nuestras vidas, es una de las principales tareas éticas. El hombre, que es un ser de empeños y claudicaciones, renuncia con facilidad a su condición de autor para convertirse en robot, plagiario o marioneta. O en río, como diría el poeta. Las rutinas nos aguardan siempre, ofreciéndonos un seno maternal, cálido o adormecedor, donde adoptar una postura fetal y descansar. Podemos abandonarnos a esos automatismos regresivos y luego quejarnos de su monotonía. Incluso puede ser delicioso cortarnos los pies y llorar después nuestra cojera, pero no se lo recomiendo al lector.
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