Leyendo en Arte y belleza en la estética medieval. En el capítulo cuatro, dedicado a la estética de la proporción, hablando de la estética musical, Umberto Eco comenta:
Con Boecio se verifica un hecho muy sintomático y representativo de la mentalidad medieval. Al hablar de música, Boecia se refiere a una ciencia matemática de las leyes musicales; el músico es el teórico, el conocedor de las reglas matemáticas que gobiernan el mundo sonoro, mientras el ejecutante a menudo no es sino un esclavo desprovisto de pericia y el compositor un instintivo que no conoce las bellezas inefables que sólo la teoría puede revelar. Sólo aquel que juzga ritmos y melodías a la luz de la razón puede decirse músico. Boecio parece casi felicitar a Pitágoras por haber emprendido un estudio de la música relicto aurium judicio, prescindiendo del juicio del oído (De musica I, 10).
Y luego añade:
Se trata de un vicio teoricista que caracterizará a todos los teóricos musicales de la primera Edad Media.
Y al leerlo no he podido evitar pensar en la informática. Sí, la informática es un estudio formal como lo pueda ser la física, pero también es una aplicación práctica en la que a veces no cuenta tanto la teoría como la experiencia. Sin embargo, a veces se oyen declaraciones que reclaman la informática como uno sólo de los aspectos, normalmente el puramente formal. Y siendo más concretos, ¿no suena un poco a la creación del software? Se tiende a destacar mucho el modelo y la construcción teórica, y a veces da la impresión de que se deja de lado, como una cuestión menor sin demasiado interés, la implementación concreta del diseño, incluso en ocasiones refiriéndose a ella, intentando ser despectivos, como «fontanería».
Pues eso, que suena un poco medieval destacar tanto el diseño, como si fuese eso lo único importante. Como si tener los planos de una casa fuese lo mismo que tener la casa construida.
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