Pues no tengo problemas para contectarme desde aqui (bueno, no hay acentos en el teclado). Lo puedo hacer desde el mismo hotel, eso si, pagando una pequeña fortuna.
Vaya sí que hay acentos.
Bueno, a lo que iba. Ayer llegamos agotados, así que dimos un largo paseo y nos metimos en un cine. Suecia es un país civilizado y las películas son en versión original.
Vimos Minority Report que nos sorprendió francamente. Esperábamos una cosa mucho peor y la verdad es que está bastante bien. Muy bien dirigida, con grande imágenes (que no son necesariamente efectos especiales) como el Jano bifronte que componen los protagonistas en un momento determinado. La historia es razonablemente inteligente (quedan algunos cabos sueltos y algún agujero en la trama sin explicar) e induce un nivel razonable de reflexión (sobre todo, porque hay más de una escena -especialmente la impresionante de las arañas rastreadoras- que parecen un comentario sobre el cruel mundo del futuro que ya estamos creando).
Para los que esperaban otra cosa, en realidad no es una película de ciencia ficción. Es un thriller de detectives, una variante del argumento del tipo acusado injustamente (o no) que debe demostrar su inocencia. Transcurre en el futuro, sí, pero exceptuando los precogs, casi podría estar situado en el mundo de ahora mismo. Esto no es una crítica. Me importa bien poco si es ciencia ficción o no, lo que me importa es que es una buena película.
Aún con todo, Spielberg no consigue evitar estropearla al final. Eso sí, es justo al final, no como pasaba en AI que hundía la película 20 minutos antes de que acabase. En esta también hay un largo epílogo que algunos podrían considerar innecesario, pero al menos está muy bien integrado en la trama.
Hoy nos dedicamos a recorrer definitivamente Estocolmo. Dimos un paseo en barco bajo los puentes, pasando frente a algunas de las islas más importantes. Dos horas nos ha durado, y la verdad es que ha valido mucho la pena. Yo que estoy acostumbrado a ver el mar, siendo de donde soy, me he sentido como en casa. Sobre todo porque hace un calor apabullante. Y el nivel de luz es impresionante.
Luego dimos paseo en carro de caballos por la ciudad vieja y pudimos visitar el museo Nobel. Aproveché para comprar libros, pero es que soy un «visioso».
Por el momento Estocolmo me está resultado una ciudad absolutamente preciosa. Ya la considero mi primera ciudad favorita de Europa. No sólo es una belleza, sino que también está francamente bien conservada. Me gusta sobre todo la cantidad de colores de los edificios. En Galicia todo es gris, y me pusieron como excusa que los colores se estropean con facilidad. Pero aquí que las condiciones climáticas deben ser peores los usan con total libertad.
Nada, cuestiones culturales, he decidido.
Ahora corto, que nos vamos a tomar algo a un bar que nos han dicho está hecho completamente de hielo. Ya veremos…
Estocolmo… donde se ponga Ponferrada…