En obras como Bola 8 o Dan Pussey, Daniel Clowes ha demostrado su capacidad para ver el aspecto más tarado e inadaptado de la personalidad humana. Una visión lúcida y precisa a la que no escapa el propio autor, que rara vez aparece representado bajo la luz más agradable. Pero no pretende ridiculizar, sino mostrar, y es capaz de comprender y perdonar las debilidades humanas.
Ghost World cuenta la historia de dos amigas, Enid y Rebecca, que acaban de terminar el instituto y durante su último verano juntas ven como la niñez se escapa y se acerca inexorablemente la madurez. La relación retratada es compleja y frágil, hecha de dependencias y complicidades más que de comprensión y cariño, más del temor a enfrentarse al mundo que de una verdadera necesidad de amistad. A Enid y Rebecca les une la complicidad ante un mundo al que se resisten.
Las historias de ese último verano son pequeños problemas e insatisfacciones; el primer sexo sórdido, la relación con personajes disfuncionales (como un ex-cura pedófilo), amigos con problemas similares que buscan sus propias estrategias para resistirse a la madurez (John Ellis, obsesionado con las mutilaciones y los asesinos en serie que no duda en aparecer en un programa de televisión caracterizado como «‘Chuck’ amigo de un pederasta»), la búsqueda continua de la infancia perdida por medio de peregrinaciones casi religiosas a lugares de antaño o la recuperación de antiguos discos infantiles, la fascinación con personaje que se perciben como peligrosos (como los satanistas de la cafetería), las bromas crueles, la separación posible para ir a la universidad, etc…
El dibujo de Clowes es efectivo, sin recrearse nunca en los aspectos negativos, dándolos a entender más que manifestándolos. Pero es en el guión donde Clowes demuestra su capacidad y dominio. Enid y Rebecca se manifiestan como personajes complejos y llenos de dudas, que en la superficie parecen simples y vulgares pero que ocultan un mundo interior lleno de temores y esperanzas. Ghost World es la historia de la transición de la niñez a la edad adulta, de las consecuencias no deseadas de tal cambio, pero de las variaciones inevitables que introduce en la vida. Todos los personajes están tratados con ternura, porque todos ellos ponen de manifiesto algún aspecto del tema de la obra; desde los que aceptaron el cambio demasiado rápido y han perdido su humanidad hasta aquellos que nunca dejaron la niñez atrás. Clowes puede ser crítico y sarcástico (como en su propio retrato personal introducido en el cómic), pero jamás es innecesariamente cruel.
El pasado no es más que un mundo fantasmal que se disuelve poco a poco. Enid y Rebecca deben aprender a vivir en otro mundo y mantener otro tipo de relaciones. Mientras tanto, Ghost World es el retrato de su último verano juntas y una prueba más de que el cómic puede tratar cualquier argumento, centrándose con sobriedad y tan bien como cualquier novela en los sentimientos y la vida interior.
Publicado originalmente en El archivo de Nessus.