Confusión

Sigo confuso con el asunto de los juegos en Grecia. De hecho, he realizado una búsqueda en Google y mi confusión persiste. No parece haber nada claro sobre el asunto. O mejor dicho, parece haber muchas interpretaciones.

Por ejemplo, tenemos esta noticia (creo que hay que registrarse para leerla) en The New York Times relativa a algunos escándalos con el juego dentro del propio gobierno Griego. Aparentemente, ése sería la razón última de la ley. Luego, tenemos a C:Net con otra noticia donde se da una visión algo tremendista de la situación. Ya el titular de la noticia -In Greece, use a Game Boy, go to jail- ofrece una posición muy clara. Según esa versión, lo que ha pasado es:

The Greek government has banned all electronic games across the country, including those that run on home computers, on Game Boy-style portable consoles, and on mobile phones. Thousands of tourists in Greece are unknowingly facing heavy fines or long terms in prison for owning mobile phones or portable video games.

Y luego, posteriormente, añade:

Greek Law Number 3037, enacted at the end of July, explicitly forbids electronic games with «electronic mechanisms and software» from public and private places, and people have already been fined tens of thousands of dollars for playing or owning games.

Lo que se dice, es que el gobierno aprobó la ley en un esfuerzo por evitar el juego con apuestas, pero que creó una ley muy ambigua al ser incapaz de distinguir un tipo de juego de otro.

Pero luego me encuentro con esta versión en español de la historia donde se dice:

La ley de prohibición general de los juegos electrónicos con monedas en lugares públicos, excepto en casinos, fue aprobada por el Parlamento el pasado 11 de julio, y con ella se intenta luchar contra la conversión de juegos electrónicos en juegos económicos.

Una versión más tranquila en la que no parece haber ningún problema para ciudadanos que no sean dueños de cibercafés, o al menos no estén jugando en ellos.

Claro, lo lógico ahora sería buscarse la ley y leerla. Por desgracia, no hablo griego y de todas formas, aunque lo hablase, ¿cómo podría estar seguro de haber encontrado el texto real de la ley?

Por ejemplo, Ovidiu Predescu se hace eco en su bitácora de la noticia citando la misma fuente de C:Net. Pero el añade un enlace a gamelan.gr que ofrece una traducción al inglés de la ley (también se puede leer en el caché de Google ). Los dos primeros artículos dicen:

Article 1

Game categories

According to notion of the commands of the current law:

a. Mechanical games are those, that depend on one’s muscle force.

b. Electrical games are those, that depend on electrical mechanisms.

c. Electromechanical games are those that depend on electrical mechanisms and the use of one’s muscle force.

d. Electronic games are those, that depend on both electrical-electronic mechanisms and software.

e. Entertainment technical games are those, whose result depends exclusively on the ability and skill of the player, and are used solely for entertainment.

The category (e) also includes all card games which had been characterised as «technical» games, according to the statement of law F.E.K A21.

Article 2
Game prohibition

1. Operation and installation of any game of type (b), (c) and (d) of Article 1, including computer games, placed in public places such as hotels, cafeterias, organization halls and in any other public or private place, is prohibited.

2. Operation of games of type (e) is allowed in devices of type (a). Regarding these games, it is prohibited to place bets. Such bets will attract penalties described in Articles 4 and 5.

Supongamos por un momento que esa traducción sea razonablemente exacta. En ese caso, parece que no estamos ante un caso de prohibición real de todo tipo de juegos, sino ante una ley tan mal redactada que su lectura inmediata da a entender esa prohibición. Desde ese punto de vista, aparentemente las dos versiones de la historia podrían ser correcta: una se basaría en la intención de la ley (prohibir los juegos con premio en metálico) y otra en su lectura estricta.

Pero sigo igual. Y es de ese problema del que realmente quería hablar. Tanta búsqueda no me ha aclarado nada y sigo sin poder señalar a una fuente y poder decir: «aquí pone exactamente lo que pasa».

Curiosamente, paseándome por Libertonia me encontré con este comentario de Javier Cantero muy irónicamente titulado: «Curso de ética webloggística». En él habla precisamente de ese tipo de problemas; de las dificultades con las que se encuentra uno para verificar las noticias que lee en Internet en general y en las bitácoras en particular. Expone muy bien el problema, y ofrece un par de consejos para mejorar la calidad de las noticias.

Pero lo realmente curioso es que leyendo lo comentarios a esa reflexión me encontré con uno, firmado como runlevel0, en el que se comentaba el caso griego y donde decía, comentando la versión más fuerte de la noticia, que:

El parlamento griego quiere vetar las máquinas recreativas y que los cibercafés instalen juegos (es malo, pero no tan «braindead» como parecía)

Pues eso, que habrá que poner más esfuerzo para confirmar las cosas. O al menos, para que confirmarlas sea un poco más simple. Yo mientras tanto, esperaré, que seguro que me acabaré enterando definitivamente de lo que pasó, pasa o pasará en Grecia.


Sección Criptonomicón

Javier Cantero , en su muy interesante jcantero.org se ha rendido a la evidencia y ha decidido crear una sección dedicada exclusivamente a Criptonomicón. El número de entradas dedicadas al libro empezaba a ser importante.

También anuncia que ha tenido una buena idea con respecto al libro (¿qué será?) y nos dejá con interesantes datos sacados de la enciclopedia.

¿Es cierto esto?

He leído en The Register que Grecia ha prohibido los videojuegos. O mejor dicho, que pretendiendo luchar contra la ludopatía han prohibido los juegos de azar de una forma tan ambigua que puede entenderse como una prohibición de los videojuegos.

Sin embargo, he sido incapaz de encontrar ninguna confirmación de la noticia. En Barrapunto también se han hecho eco, pero la sensación de ambigüedad no desaparece. Me he quedado tan confundido como antes.

¿Es un bulo? ¿Es verdad? ¿Qué parte es cierta y qué parte es falsa?

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Experiencia con el euro

En Ciencia 15 se cuenta una buena experiencia con el euro en un viaje a Rusia.

Newsweek, al contrario, una semana sí y otra también cuenta los grandes «problemas» que tiene el euro. Se ve que les fastidia mucho que Europa tenga una moneda propia que le haga sombra al dólar.

Mi nombre

Tengo un pequeño problema con mi nombre. Mi primer apellido, Jorge, es idéntico al nombre de pila Jorge, por tanto, habitualmente se da por supuesto que tengo un nombre compuesto: Pedro Jorge. Pero no es el caso, mis padres nos creían en esas cosas y me llamo Pedro a seca. Y mis apellidos son Jorge Romero (lo de mi padre es aún peor: su segundo apellido es también un nombre de pila).

El error es, por supuesto, comprensible. Pero la verdad es que llevo toda mi existencia adulta añadiendo a mi nombre completo la coletilla «Jorge es apellido». A veces tengo la sensación de llamarme «Pedro Jorge Romero Jorge es Apellido».

Ahora que lo pienso, sería hasta chulo.

Sigo con Enoch Root

No pude dejar de pensar en Enoch Root y decidí hacer una búsqueda en grupos de news usando Google (lo que antes era Deja.com). Después de leer el chorro de mensajes sobre el asunto, estoy empezando a considerar seriamente que mi lectura «realista» de Criptonomicón me jugó una mala pasada.

Con las ideas contenidas en esos mensajes (demasiados para citarlos individualmente) creo que he conseguido obtener una versión «fantástica» de lo que sucede en la novela.

Empecemos por la «realista»: Enoch Root finge su muerte, con la ayuda de sus amigos conspiradores, con el fin evitar el divorcio y dejar una pensión después de haberse casado con la chica finlandesa. Hasta aquí bien. El problema es que Enoch Root no parece tener una edad definida, parece tener poderes curativos y parece tener una cierta habilidad para estar en el sitio adecuado en el momento justo.

Veamos ahora la lectura «fantástica». Enoch Root fallece en la consulta del médico. Éste sale de la habitación y Rudy hace salir también a Shaftoe diciéndole: «Ve ?dice ?y asegúrate de que el doctor presenta el certificado de defunción».

Rudy originalmente no estaba allí tampoco. Había salido, Shaftoe considera brevemente que ha huido: «Pero de pronto aparecen junto a Root sosteniendo una vieja caja de puros cubanos, toda cubierta de palabras en español». Poco antes, cuando Shaftoe llevaba a Root en coche, se decía: «Root entra en coma, murmurando algo sobre puros».

Bien, Shaftoe ha salido y va a la oficina del médico. Y en ese punto se forma el extraño triángulo del soldado, la muerte y el médico. Shaftoe, el médico y los fineses salen de la consulta y van a tomar café. Pero Shaftoe se rezaga un momento y ve salir a Rudy de la consulta del médico acompañado de un hombre cubierto por una manta.

Es decir, Root murió. Rudy lo resucitó con la ayuda de lo que sea que había en la caja de puros (¿la piedra filosofal?) y Shaftoe lo descubre todo al verlos salir. Hay que recordar que ya se había dado a entender que había una estrecha relación entre las familias de Root y Rudy:

-Enoch y yo nunca nos habíamos visto. Pero hay ciertas viejas conexiones familiares ?dice Rudy-, y ciertos intereses compartidos.

Bischoff murmura algo en alemán.

-Las conexiones serían una historia muy larga. Tendría que escribir un puto libro ?dice Rudy irritable.

Presumiblemente, el libro a escribir es el siguiente volumen de la serie.

Hasta ahora bien. Pero hay más.

Bobby Shaftoe llega al café y dice:

-Al final del día me voy a meter en ese puto Mercedes y voy a conducir hasta Estocolmo como un puto murciélago salido del infierno ?dice Shaftoe. Aunque los fineses nunca lo entenderán, ha elegido la expresión «murciélago salido del infierno» por una buena razón. Ahora comprende por qué desde Guadalcanal se ha considerado un hombre muerto-.

Es decir, lo que Bobby Shaftoe descubrió en realidad al ver salir al Enoch Root resucitado es que él mismo murió en Guadalcanal y que Enoch Root, presumiblemente usando el contenido de la misma caja, lo resucitó. Lo que sucede inmediatamente antes de ver a Root por primera vez es:

¡Eh, un segundo! Por alguna razón Shaftoe vuelve a estar de pie, agarrado a su Springfield. La jungla no quiere dejarle marchar; en el tiempo que llevaba allí tendido han empezado a crecerle enredaderas sobre los brazos y piernas. Cuando sale, arrastrando follaje a su paso como una carroza en un desfile, el sol se derrama sobre su cuerpo como el sirope caliente sobre un helado. Puede ver que la tierra viene hacia él. Da una vuelta al caer ?apreciando momentáneamente a un hombre grande con un rifle- y luego tiene la cara hundida en la arena fría. Las olas rugen en el interior de su cráneo: una agradable ovación en pie por parte de un público de ángeles, que, habiendo muerto todos ellos, saben reconocer una buena muerte cuando la ven.

¿Es ésa la descripción de la muerte de Bobby Shaftoe? ¿Qué versión pretendía transmitir Stephenson, la fantástica o la real? ¿O no será la versión fantástica simplemente los desvaríos de lectores con mentes demasiado calenturientas?

Sí, la espera va a ser muy larga.

Más Enoch Root

Javier Cantero

reflexiona sobre el personaje de Enoch Root. Apunta la posibilidad de que no resucite, sino que sea inmortal.

Estoy totalmente con él en que Neal Stephenson es demasiado puntilloso como para haber cometido un error (narrativo o de otro tipo).

Lo ven, ya sabía yo que la espera se me iba a hacer larga.

Bitácoras en Newsweek

Hace una semana o así, Newsweek publicó un artículo sobre blogs firmado por Steven Levy. Se centra sobre todo en las pequeñas bitácoras, como la del joven Zack ?leída por 28 personas- que cambió su vida (no para mejor). Llama a esa masa de bitácoras desconocidas «la materia oscura» de la blogosfera. Aunque su estimación de medio millón de bitácoras en activo parece ser muy conservadora.

Los motivos que aduce para montar una bitácora son: «a blogger’s need for attention, a mania to share information and, above all, a desire to be a participant and not a potato». Y reproduce la graciosa cita de David Weinberger: «In the future, everyone will be famous to 15 people on the Web», que tiene todo viso de ser cierta.

Me resultan especialmente interesantes su reflexión sobre como tu personalidad va apareciendo lentamente en la bitácora:

By you comments and links, you eventually define your interets and ally yourself to the cluster of the Blog-osphere where you’re likely to find others like you.

Y un comentario final de Barbara Fletcher: «It connects me to people I would neve meet, and I guess people feel the same way about my blog».


Más Criptonomicón

Eduardo Larequi ha escrito un magnífico análisis/reseña de Criptonomicón para su página Lengua en Secundaria: «La criptografía o los límites de la ciencia ficción: Criptonomicón, de Neal Stephenson». Me atrevo a extraer una cita:

Lo cierto es que en esta novela hay materia suficiente para justificar casi cualquier filiación, cualquier parentesco, por muy aberrante o cogido por los pelos que en un principio pudiera parecer. Se trata de un relato oceánico, muy complejo desde el punto de vista narrativo, y no sólo porque su estructura se sustenta en la continua alternancia de dos líneas temporales ?situadas, respectivamente, en la Segunda Guerra Mundial y los años finales del siglo XX?, sino también por el número y variedad de historias secundarias, temas (los excursos y digresiones son tan frecuentes como, por lo general, estupendos), personajes y escenarios. No es mérito pequeño del autor el haber sabido conectar todos estos elementos con una densísima e intrincada maraña de relaciones, que por una parte confiere unidad a la novela, aunque a cambio exige una lectura muy atenta que no siempre el lector está dispuesto a conceder (y no digo esto como un reproche, sino más bien como alabanza, porque a menudo la narración resulta tan apasionante que es difícil resistirse a la tentación de devorar sus páginas). Resumir el argumento de un modo congruente con tal riqueza resulta una tarea imposible; no obstante, no es difícil rastrear bajo la tupida fronda de sus más de mil páginas un esquema argumental tan tradicional, añejo y delicioso como el de la búsqueda de un tesoro enterrado.

Y enlaza también el comentario de José Cervera: «Criptonomicón, de Neal Stephenson, y qué nos cuenta de hacia dónde va nuestra sociedad» que se centra más en los aspectos «geek» de la obra:

Neal Stephenson es ‘geek’, y Criptonomicón es el arquetipo de la novela ‘geek’; con sus virtudes y defectos. Poca lírica hay en Criptonomicón, y ninguna descripción de sentimientos. Stephenson parece ciego ante los sentimientos ajenos o propios. Pero los describe mediante una aguda observación que consigue que los personajes nos cuenten cosas que ellos mismos desconocen, o no sabrían nombrar. Criptonomicón no habla de sentimientos, pero nos permite deducirlos.

¿Qué pasa con Enoch Root?

Pues eso, ¿qué pasa con él? Se ve que mucho, porque gracias a jcantero.org me entero de que en Barrapunto hay una discusión sobre ese personaje de Criptonomicón y en particular con respecto a su muerte… o su aparente muerte.

Empecemos por el principio. En un momento dado de la novela, en el segundo volumen, página 259, los personajes de Bobby Shaftoe, Rudy von Hacklheber y Enoch Root se encuentran en la consulta de un médico. Enoch Root ha sido, aparentemente, mortalmente herido, acaba de casarse con una chica finlandesa embarazada (Enoch Root es sacerdote, pero es la mejor elección por su nacionalidad británica, y además, podría ser efectivamente el padre) y agoniza. En ese momento, muere:

Cuando Enoch Root muere, las únicas personas en la sala son Rudolf von Hacklheber, Bobby Shaftoe y el médico sueco.

El doctor mira la hora y sale de la estancia.

Rudy alarga la mano y cierra los ojos de Enoch, luego se queda de pie apoyando las manos sobre el rostro del difunto padre y mira a Shaftoe.

-Ve ?dice ?y asegúrate de que el doctor presenta el certificado de defunción.

En la guerra, es bastante frecuente que uno de tus colegas muera, y tú tienes que entrar inmediatamente en acción, así que dejas los llantos para más tarde.

-Bien ?dice Shaftoe, y sale de la sala.

El doctor está sentado en su pequeño despacho, cubierto en todas las paredes por diplomas llenos de diéresis, rellenando el certificado de defunción. En una esquina cuelga un esqueleto. Bobby Shaftoe permanece firme en el lado opuesto, como si él y el esqueleto estuviesen triangulando la posición del médico y le observasen escribir la fecha y la hora del fallecimiento de Enoch Root.

Hasta aquí la escena. Parece perfectamente normal y no hay, aparentemente, ninguna razón para sospechar nada raro. Sólo hay un detalle que considero curioso: el triángulo final que se describe. En una punta un esqueleto, en otra un soldado y en la tercera un médico. La muerte, el guerrero y el sabio. Suena muy alquímico.

Pero poco después, Bobby Shaftoe regresa a la consulta del médico y observa:

Después de un minuto o dos ve a Rudy sacar la cabeza por la puerta de la consulta del médico y mirar a un lado, luego al otro. Mete dentro la cabeza durante un momento. Luego él y otro hombre salen de la consulta. El otro hombre está envuelto en una manta que le cubre incluso la cabeza. Se suben al Mercedes, el Hombre de la Manta se tiende en el asiento trasero, y Rudy conduce en dirección a su casa de campo.

En la consulta quedaban dos personas (Shaftoe y el médico habían salido) y dos salen de allí. El problema es que según la descripción del narrador, una de ellas estaba muerta.

¿Qué ha pasado?

Posteriormente, el personaje de Enoch Root reaparece en su misma línea temporal (la de la Segunda Guerra Mundial) y posteriormente también hace acto de presencia (física, porque ya había salido escribiendo mensajes de correo) en el presente. Por tanto, parece quedar claro que Enoch Root no murió en esa consulta médica. De hecho, queda bastante claro que la «muerte» de Enoch Root no fue más que una farsa para a) dar un padre al hijo de la conspiración, b) evitar tener que divorciarse. Javier Cantero lo resume muy bien aquí:

En esa situación Root es herido. Se le lleva al médico que presencia aparentemente la defunción junto al americano y al alemán. Luego va a firmar la defunción, mientras Root y Shaftoe escapan).

De esta forma Julieta y su tío Otto consiguen lo que querían, mientras ninguno de los 3 «padres» tiene que responder del hijo ni abandonarlo (Root es sacerdote, Shaftoe dejó la novia en Manila y Hacklheber no les sirve al ser alemán).

Queda la duda de si el médico es sobornado o no -parece claro que sí, al no ser posible engañar a un médico aparentando una muerte, así que resulta un poco difícil entender por qué de la escenificación de la misma ante él. Por otro lado también hubieran tenido que explicar que iban a hacer con el cadaver.

Básicamente ésa fue mi posición al traducir la novela. Leído con atención el capítulo, me quedó claro que todo había sido una farsa. Tan convencido estaba de esa interpretación, que dejé este comentario en la página de Javier:

Si sirve de algo mi opinión, al traducir el libro me quedó claro que Enoch Root no muere en ningún momento. Se le ve claramente salir de la consulta del médico. Eso sí, la figura es misteriosa y tiene que morir en medio del libro, más que nada para seguir el modelo de El señor de los anillos. Después de todo, Enoch Root es el mago de la historia.

Y la verdad, me parece bastante claro cuál es la explicación de la muerte (dar una nacionalidad al niño sin comprometerse). Y además, Shaftoe vigila al médico para asegurarse de que presenta el certificado.

Como ya me apuntó en muchas ocasiones Xavier Riesco, Enoch Root no es más que Gandalf. Y Gandalf muere y resucita en El señor de los anillos, ¿no? Pero al ser Criptonomicón un libro «realista», Enoch Root simplemente finge la muerte.

Pero la cosa no parece estar tan clara para Elliotte Rusty Harold que en » What’s up with Enoch Root? escribe que el personaje efectivamente muere porque así lo dice el narrador omnisciente. Es decir, la muerte no podía ser fingida porque el narrador no miente.

Yo tengo un problema con ese punto de vista. Sí, el narrador de Criptonomión es omnisciente, pero eso no quiere decir que sea un narrador objetivo. De hecho, queda muy claro que el narrador de la novela es el orgulloso poseedor de una personalidad bien marcada y no duda en hacer uso de la exageración, del sarcasmo, de la ironía y de cualquier otro recurso retórico que se le ocurra. Tampoco duda en criticar, opinar y dejar claro su punto de vista. En ese aspecto, es muy similar al narrador de La era del diamante con el que está claramente emparentado.

Por tanto, cuando el narrador dice: «Enoch Root muere» nada nos impide pensar que el narrador esté usando la palabra morir en un sentido figurado. Digamos que eso encajaría bien con su «personalidad». Por otra parte, es evidente que el narrador trata a sus lectores (al menos, al lector implícito ideal que imagina para su novela) con total respecto a su inteligencia. ¿Por qué iba a describir explícitamente una situación que queda clara leyendo unas pocas páginas más? El lector presuntamente se entristecerá con la muerte de Enoch Root y luego sonreirá al descubrir, poco después y por su propio raciocinio, el engaño. Está hecho con ingenio y habilidad literaria.

Tampoco es la primera vez que Neal Stephenson hace algo así. Más aún, es parte consustancial de su estilo literario. Siempre hay alusiones a detalles que no se resuelven, pero cuya solución es simple para el lector que medite un poco sobre ellas. Por ejemplo, en La era del diamante, ¿qué decía la tercera galleta de la suerte de Secuestrador? Las dos primeras se abren y su contenido se lee en la novela, pero la tercera desaparece misteriosamente. Sin embargo, es muy poco probable que estuviese allí por casualidad, porque Secuestrador era obra de un hombre extremadamente concienzudo e inteligente (y también maquiavélico). Por tanto, ¿qué decía? Basta con leer con un poco de atención para descubrirlo, y al hacerlo, uno siente un respeto aún mayor por el personaje responsable.

And yet, and yet, and yet.

Desde que me enteré de esas dudas sobre Enoch Root, no he dejado de darle vueltas al asunto. Y ahora, la verdad, no lo tengo tan claro.

En primer lugar, porque todo lo que he dicho aquí se basa en una suposición mía que no puedo realmente justificar: Criptonomicón es una novela realista. Es decir, no contiene elementos sobrenaturales o suprarreales. Por desgracia, eso no refleja más que una preferencia personal: no me gustaría nada que Criptonomicón fuese una novela fantástica o de ciencia ficción. Creo que perdería mucho de serlo y que gran parte del efecto que produce se debe precisamente a estar anclada en la realidad.

Pero si eliminamos esa condición, la situación cambia. El hecho de que Enoch Root, o alguien que podría ser Enoch Root, salga por su propio pie de la consulta del médico no implica que su muerte no fuese real. Si la novela contiene elementos fantásticos, Enoch Root puede morir en la consulta del médico y resucitar. Después de todo, el personaje pertenece a una extraña orden que parece estar muy emparentada con movimientos alquímicos. ¿Dispone Enoch Root de la piedra filosofal?

Desde ese punto de vista, el narrador omnisciente habría descrito hechos objetivos en ambas ocasiones. Enoch Root muere. Enoch Root se levanta de entre los muertos y camina.

Aún así, para aceptar ese punto de vista, es preciso suponer que el narrador y muchos personajes saben cosas que no se dicen en ningún momento de la novela. Enoch Root reaparece y nadie parece asombrarse, por tanto, si resucitó, mucha gente sabe cómo lo hizo y por tanto, muchos de ellos comparten un secreto que no se revela jamás en toda la novela.

¿Por qué estoy dispuesto a admitir semejante posibilidad? Bien, tres razones. Enoch Root sigue siendo Gandalf, el paralelismo en innegable, y Gandalf era definitivamente mucho más de lo que parecía. Por otra parte, varias de las personas que respondieron al comentario original de Harold apuntan detalles curiosos sobre Enoch Root; entre ellos que parece poseer poderes curativos. Incluso alguien apunta que los dos Enoch Root (el del pasado y el presente) son el mismo personaje pero no la misma persona.

Pero la tercera razón la da Eric S. Raymond relatando una cena con Neal Stephenson. Según él, Stephenson comentó: » Ahhhh. That was your clue that Cryptonomicon really *is* as science-fiction novel. You will find out more about what happened to Enoch Root in the next book».

Si esa declaración es cierta, parecería confirmarse que efectivamente hay algo curioso en el personaje y las cosas no son lo que parecen. Habrá que esperar a las próximas novelas para salir de duda.

El problema es que ahora la espera se me va a hacer muy larga.

Filosofía comercial de Internet

Wiley Miller, autor de la espléndida Non Sequitur, la resume perfectamente en su tira de hoy.


Incendio II

He salido fuera y la columna de humos se ve claramente. He hecho una foto. Son las cinco y poco, pero la fotografía se ve más oscura porque la cámara apuntaba hacia la luz.

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SETI, ordenadores y círculos

Acabo de recibir el número de agosto de Scientific American -estoy suscrito a la versión americana, que me resulta más agradable de leer que la edición española, vayan ustedes a saber por qué- y dándole un vistazo rápido he encontrado un par de cosas interesantes.

Una es la columna escéptica de Michael Shermer titulada «Why ET Hans’t Called» que trata sobre la famosa paradoja de Fermi (que no cita) y su relación con la ecuación de Drake. La paradoja de Fermi simplemente plantea que si hay muchas civilizaciones extraterrestres corriendo por ahí por qué hemos sido incapaces de detectarlas.

La pregunta tiene su chicha, porque dejando de lado las magufadas parece efectivamente una paradoja. Es decir, sería casi imposible venir a la Tierra, recorrer algunos lugares y no darse cuenta de que está habitada por una civilización con cierta inteligencia. ¿Cómo es que nosotros no podemos detectar las grandes obras de ingeniería de una civilización muy avanzada que ocupe la galaxia? Y la pregunta similar: ¿cómo es que no se detectan sus emisiones de radio?

Shermer plantea que el problema se encuentra en la L de la ecuación de Drake. No comparte la opinión de que el periodo de vida de una civilización es una variable no conocida y se pone a calcular cuál podría ser ese valor considerando los periodos de existencia de varias civilizaciones terrestres:

[…] because it is the one component in the Drake equation for which we have copious empirical data from the history of civilization on Earth.

La cifra que obtiene para L es de unos 420 años y si sólo tiene en cuenta las civilizaciones tecnológicas, obtiene unos 304 años. Cifras que le dan entre 2 y 4 civilizaciones actualmente en la galaxia.

No me sorprende el resultado. Eso sí, nunca he tenido claro qué se considera una civilización a efectos de la ecuación de Drake: ¿sólo una civilización técnicamente avanzada desde el momento en que adquiere tecnología? Con esa ambigüedad presente cualquiera podría obtener básicamente la cifra que le diese la gana. La visión que Shermer da de una civilización es ciertamente restrictiva, pero ilumina un problema curioso.

Lo que me reafirma en mi opinión de que SETI está más cerca de la religión y la seudociencia (es difícilmente falsable, la verdad) que de la ciencia real, por mucho aparataje tecnológico que uno le meta.

Otro artículo de interés es «Machine Chic» de Mark Alpert que va sobre ordenadores que se pueden llevar puestos. La prueba, muy informal, es del Poma de Xybernaut. Como era de esperar, las cosas no son tan bonitas como parecen y el autor encuentra muchos problemas con el cacharro, desde fallos para conectarse hasta problemas para escribir en él, pasando por dolores musculares:

My disappointment began when I tried to do something useful with the device. I was able to create text files using Microsoft Pocket Word, but I found that writing with the software keyboard is maddeningly laborious. I couldn’t deftly maneuver the mouse with my thumb, and I had to put the letters in a gigantic font to make them legible.

Pero todo eso era de esperar. Intuitivamente, parece difícil pasearse por la calle mientras uno intenta enfocar una pantalla diminuta que lleva frente a un ojo. Y claramente, es difícil caminar y escribir simultáneamente usando un teclado en pantalla. Lo evidente sería usar sistemas de entrada de datos que liberasen manos y ojos, de forma que uno pudiese concentrarse en la navegación espacial con toda tranquilidad. Un poco como los teléfonos móviles, que no nos exigen mirarlos continuamente. Lo que está claro es que no se puede pretender llevar encima un ordenador como el que se tiene sobre la mesa.

Y lo último que he leído hasta ahora viene muy a cuento por la película Señales. Matt Ridley ?autor de Genoma. La autobiografía de una especie en 23 capítulos– en «Crop Circle Confession» confiesa haber creado sus propios círculos en los cultivos. Y de paso aprovecha para criticar la actitud periodística que resalta las explicaciones paranormales y no las soluciones más evidentes. Supongo que las explicaciones raras ayudan a vender la noticia, mientras que una explicación mundana no interesa a nadie. Es lo que pasa cuando el periodismo se convierte en una rama de la industria del espectáculo.


Incendio

Hay un incendio cerca de casa. Son sólo las cuatro, pero todo se ha puesto de un tono rojizo de puesta de sol muy curioso.

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Consejos de Plutarco

Plutarco en Cómo sacar provecho de los enemigos ofrece una serie de consejos. Uno de ellos es:

[…] no se deba descuidar la alabanza ni la honra de un enemigo, cuando éste es celebrado justamente.

Es decir, nada de que al enemigo ni agua. Si lo ha hecho bien, lo ha hecho bien, y por tanto merece la felicitación.

En cuanto a la envidia de la buena suerte de los enemigos, tiene esto que decir:

[…] también se debe tener discusiones con aquéllos [los enemigos] en torno a la honra, al mando o a las ganancias justas, no sólo disgustándose, si tienen algo más que nosotros, sino también observando por qué motivos tienen más, e intentando superarles, asimismo, en diligencia, laboriosidad, inteligencia y atención, a la manera de Temístocles, que decía que la victoria de Milcíades en Maratón no le dejaba dormir. Pues el que piensa que su enemigo lo aventaja por mera buena suerte en los puestos de honor o en las defensas de otros ante el juez, en los puestos de administración del Estado o entre los amigos y jefes, y, en lugar de hacer algo y emularlo, se sumerge en un estado de envidia y desánimo completos, se da a una envidia ociosa e inútil.

Es decir, la misma idea que antes. Si el enemigo tiene algo, será porque se lo ha ganado y habrá que descubrir qué ha hecho para merecerlo. Todo lo contrario del «piensa mal y acertarás» que invita a despreciar como inmerecidos los triunfos de los demás.

Lo más atractivo de la idea de Plutarco (que admito, no es tampoco demasiado original), es la forma de venganza que plantea. En lugar de pelearte con el enemigo -que supuestamente es lo que pretende, para eso es enemigo- lo usas para mejorarte a ti mismo, es decir para edificarte en lugar de desmoronarte. Algo así como lo de tener a los amigos cerca y a los enemigos aún más cerca.

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Libros de autoayuda

Otro libro que he empezado a leer (siempre leo varios simultáneamente, una costumbre): Cómo sacar provecho de los enemigos de Plutarco. Lo compré porque me gustó el título, y leyéndolo me he dado cuenta de que los griegos ya escribían libros de autoayuda.

Vamos, que viene calcadita la estructura de uno de esos manuales. Las anécdotas aleccionadoras, los consejos prácticos de la vida diaria, los pequeños trucos, etc…

Y luego, reflexionando, me he dado cuenta de que la filosofía de la época estaba orientada a la vida, a ayudar a vivir mejor, a guiar por la vida buena (no como la filosofía actual, que está dedicada a desenterrar huesos de filósofos y cambiarlos de tumba). Desde ese punto de vista, la filosofía griega estaba a un paso del libro de autoayuda.

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WeightWatch

Sigo pesando menos de 80 kilos, pero me he salido de acetosis. Demasiados hidratos de carbono durante las vacaciones. Lo peor es que ayer se me disparó el apetito, pero hoy lo he podido controlar.

A ponerse firme otra vez.

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Diamantes para la eternidad

Que se lo cuenten a James Bond. Ahora, por muy poco dinero -apenas 4.000 dólares- puedes convertir los restos cremados de tus seres queridos en diamantes. El invento es de una compañía llamada LifeGem.

El diamante en cuestión te sirve como recordatorio, y siempre será mejor que ir corriendo con las cenizas por ahí. Por ejemplo, le puedes regalar a tu novia un bonito anillo de diamantes fabricados con los restos de tu madre.

Se me ocurren cosas más macabras, pero muy pocas, la verdad.


Café Casino

Hoy, en el Café Casino de Santiago (un sitio muy agradable para tomar un café y relajarse un rato) se me ha sentado un grupo de jóvenes en una mesa cercana. No he podido evitar seguir lo que hablaban ?lo hacían casi a gritos- y me he maravillado de la amplitud de la conversación: se paseaban de tema en tema con total soltura.

Qué envidia he sentido.

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Tenerife

En Tenerife tuvimos apenas dos días para hacer pocas cosas. Además, nos lo tomamos más de relax y como la isla nos resulta más conocida (yo nací en Lanzarote, pero viví en Tenerife durante catorce años, y Sara ya la había visitado en varias ocasiones) pues nos dedicamos a disfrutar más y movernos menos.

Mi primer momento de impresión fue entrar en la habitación del hotel, una estancia francamente inmensa en la que había espacio de sobra para moverse. Por ejemplo, aquí hay una fotografía desde la cama y otra desde el sofá.

Visitamos el Loro Parque. A mí no me gusta demasiado. Lo encuentro un lugar un poco cutre y los espectáculos con animales me resultan algo desagradables. Pero está claro que si vas con niños, no te queda más remedio que pasarte por ahí, y si te planteas que es más bien un jardín, pues la cosa hasta tiene su gracia. Entre los animales presentes, destacan los pingüinos en lo que afirman es el pingüinario más grande del mundo (aquí, aquí, aquí, aquí y aquí). Aunque, por supuesto, hay otras cosas que ver.

La otra gran excursión fue el paseo hasta el Parque Nacional del Teide. El Teide ?con sus 3.718 metros- es el punto más alto de España, aunque los que no saben distinguir España de la Península insistan que es el Aneto.

Lo bonito de ir al Teide es hacer la ruta. Poco a pocos se va vislumbrando el pico, cada vez más cerca. Nosotros fuimos partiendo de La Laguna siguiendo el Camino de la Esperanza. Al principio uno se van encontrando con los bosques de pinos canarios. Luego el terreno se va volviendo más volcánico y desnudo hasta llegar a la base del Teide. A continuación, uno puede bajar por La Orotova y ver una vegetación completamente diferente. Las diversas fotos están aquí.

Dentro del parque en sí, destacan los Roques. Formas que sobresalen de la tierra y que conforman un paisaje maravilloso (aquí, aquí, aquí, aquí y aquí).

Nuestra proyectada subida al Teide (en el teleférico) se vio totalmente frustrada. Hacía demasiado tiempo y estaba cerrado durante todo el día. Otra vez será.

El resto del tiempo lo invertimos en hacer compras, visitar a los amigos y, claro, cenar.

Considerándolo todo en conjunto, el viaje fue estupendo.


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