La paradoja vital

The problem with patience and discipline is that developing each of them requires both of them.

Thomas M. Sterner en The Practicing Mind

Leamos

The Glass Cage, el nuevo libro de Nicholas Carr:

theglasscage

El último párrafo de la introducción ya resume bien lo que va a tratar y el punto de vista:

Computer automation makes our lives easier, our chores less burdensome. We’re often able to accomplish more in less time —or to do things we simply couldn’t do before. But automation also has deeper, hidden effects. As aviators have learned, not all of them are beneficial. Automation can take a toll on our work, our talents, and our lives. It can narrow our perspectives and limit our choices. It can open us to surveillance and manipulation. As computers become our constant companions, our familiar, obliging helpmates, it seems wise to take a closer look at exactly how they’re changing what we do and who we are.

Por cierto, esto de que AirDrop funcione entre iOS y Mac va a ser una maravilla para mi productividad.

Los dos mejores anuncios de Apple

El pasado jueves Apple anunció lo esperado y también dos cosas más que interesantes.

a) Un iMac con pantalla retina. Tan retina que la han bautizado como 5K. Para mucha gente, una pantalla de semejante resolución va a ser toda una bendición para la productividad. Sobre todo si tu vista ya no es lo que era. Me muerdo las uñas esperando poder ver uno de esos nuevos iMac.

b) Lo realmente importante para mí, que WatchKit, el SDK del reloj, estará disponible en noviembre. Conociendo a Apple, eso significa las 12 de la noche del 30 de noviembre. Pero lo importante es que los desarrolladores tendrán el SDK con bastante antelación y pronto todos sabremos lo que las apps de terceros podrán hacer con el AppleWatch. Tiempos interesantes.

Palomas + iPhone 6+

Andaba yo por la plaza y en vista de que alguien estaba haciendo ruido periódicamente para hacer volar a las palomas, decidí hacer lo que otros 20 turistas y usar la ocasión para probar la cámara lenta de mi iPhone 6+. No quedó del todo bien porque cometí el error de editar el vídeo usando iMovie en el iPhone (debería haber esperado a estar sentado frente al ordenador). Pero vamos, se hacen una idea.

Palomas from Pedro Jorge on Vimeo.

Ruido

Hace poco descubrí que una forma de música que me gusta mucho es la que más se acerca al ruido. No sé exactamente a qué se debe, pero la encuentro tremendamente interesante y relajante.

Y ese descubrimiento me ha llevado al podcast del programa Ars Sonora, que suele tratar ese tipo de temas. Y en particular, a un episodio que trata sobre novedades editoriales. En él se habla de varios libros, pero a mí me han llamado mucho la atención: Boring Formless Nonsense: Experimental Music and the Aesthetics of Failure, de Eldritch Priest y Noise Matters, de Greg Hainge.

Hay un tercer libro también interesante: Japanoise: Music at the Edge of Circulation, de David Novak, al que ya había llegado yo por mi cuenta (pero que se comente en el programa me produce la satisfacción de saber que no elegí mal).

Xedh es un ejemplo de la música de la que hablo.

Thor #1

Title Fight, the Dissent: “Thor #1”:

The High Father’s return to Asgard is the return of the patriarch at the heart of the Asgardian patriarchy. He returns ready to assume his unquestioned rule, ready to assume command as the All Father. Yet, Freyga, the All Mother, is unwilling to follow him blindly, unwilling to keep silent in the face of his bellowing power. She is the central character in this issue, a powerful female force more worthy than all of the men around her.

When Odin uses the same words that men have thrown at women through the ages—words that are meant to close the door on conversation, words that are meant to trump anything else that might be said—when Odin tells Freyga that it is time that she remembered her place, Dauterman gives her a look and Aaron gives her words that force the conversation to go forward. “Yes,” she says, “perhaps it is.” And we know what she means.

…jamás pensé que llegaríamos a ver a Manfredi y Johnson. Lo de Doris sí me parecía posible.

pinguinos

Atrapados en Seaville. Una destino peor que cualquiera de los que Skipper había descrito.

Treno por las víctimas de Hiroshima

Tren ofiarom Hiroszimy es una obra de Krzysztof Penderecki para 52 instrumentos de cuerda compuesta en 1960. El impacto emocional de la obra, esa sensación total de catástrofe, es tan extremo que decidió dedicársela a las víctimas de Hiroshima:

La partitura es en gran parte simbólica y visual, lo que permite una exploración animada de lo que va sucediendo en el desarrollo de la obra:

Tampoco es tan grande

La peña exagera mucho. Parece cómodo en la mano y la verdad es que me cabe en los bolsillos.

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Sí, por ahora sólo tengo la carcasa. La vida es así de cruel.

The Sense of Style

Es de Steven Pinker que al menos de lenguaje sabe. Por otra parte, ese subtítulo –“The Thinking Person’s Guide to Writing in the 21st Century”– (que seguro no eligió él) echa bastante para atrás. Veremos qué tal.

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The Leftovers y la depresión

La serie The Leftovers ha sido la gran sorpresa del verano, una excelente exploración de… bien, de algo. Es evidente que a la serie le importa bastante poco su premisa inicial: un 2% de la humanidad desapareció súbitamente en el mismo instante. En los pocos momentos en los que vemos a algunos de los desaparecidos, en los pocos flashbacks que la serie ofrece, esos personajes son meras comparsas, elementos necesarios para comprender la situación de los personajes realmente importantes: los que quedaron en la tierra.

En esencia, The Leftovers es una serie sobre un horror tan fundamental que no puede ser representado en la pantalla. Lo sucedido es un hecho tan inaudito, tan desproporcionado, que muestra un universo todavía más extraño de lo que pensábamos y todavía más indiferente a las necesidades humanas. Mostrar la desaparición, y ya no digamos “explicarla”, reduciría esa sensación total de lo incomprensible.

En The Leftovers is TV’s best exploration of depression se interpreta que se trata de una serie fundamentalmente sobre la depresión, repleta de personajes que ya no pueden vivir normalmente en el mundo. El punto central es el momento del episodio 9 donde, por fin, vemos el instante justo de la desaparición, pero, lo que es importante, sólo desde el punto de vista de los que se quedaron, con la luz de la esperanza apagándose súbitamente:

Some might criticize this sequence for not directly depicting the moment of departure. Some might suggest the show is looking away from its central horror, the unanswerable that drives all of the characters endlessly. But in baldly metaphorical terms, The Leftovers is depicting that central horror. It’s showing light turning to dark in an instant, people who thought they knew their universe being rocked.

See, The Leftovers isn’t really a show about how 2 percent of the world’s population disappeared, or about living through grief. It’s not about post-traumatic stress disorder, or even the mysteries at the center of its conceit, really. No, The Leftovers is a show about depression. And it might be the best show on that topic in television history.

La depresión, añade luego, es muy difícil de tratar en una serie de televisión. No ya porque un personaje deprimido pueda o no ser interesante, sino porque el centro mismo de la depresión es un horror que mora en el interior de la persona, que ejerce todo su poder desde una posición inaccesible y posee un carácter prácticamente indescriptible. Según esa interpretación, la grandeza de la serie radicaría precisamente en extraer el núcleo de la depresión de su subjetividad radical y convertirlo en un hecho objetivo del mundo que todos los personajes experimentan y sufren.

Es una interpretación más que interesante y muchos aspectos de la serie cobran un sentido mucho más amplio vistos desde ese punto de vista. Especialmente en el caso de Nora, un personaje que muestra muchos rasgos depresivos y es probablemente el ejemplo más perfecto de la tesis.

Pero también creo que hay otros aspectos que la serie explora y que no están directamente relacionados con la depresión, o al menos no tan directamente.

Un caso es el tercer episodio que trata casi completamente de nuestro empeño en encontrar señales, indicaciones de cuál debe ser nuestro comportamiento, en el mundo. El personaje protagonista, un pastor de iglesia, cree ver continuamente la acción de la Providencia divina. En hecho puramente aleatorios cree ver mensajes. Pero la moraleja del episodio es que el mecanismo que hace que le mente humana encuentre patrones con facilidad le traiciona una y otra vez. El mundo de The Leftovers es puramente indiferente a los humanos y cualquier señal es siempre falsa. No hay mensajes a recibir no simplemente porque no los haya, sino porque no hay nadie que pueda emitirlos.

Algo similar sucede en el capítulo 4 que explícitamente comienza con un montaje que deja claro que el muñeco que será el centro de la mayoría del episodio es eso, un simple muñeco, fabricado por manos humanas y producido en miles de copias idénticas. Sin embargo, en el resto del episodio distintos personajes, a pensar de entender que es un muñeco comprado en una tienda, no pueden evitar dotarlo de contenido simbólico, de colocarlo en lugar de eso otro que tienen, desean o temen.

Para algunos se convierte en un símbolo religioso, al ser empleado como niño Jesús en un belén, y luego pasa a ser símbolo de toda la comunidad y del orden a preservar. En cualquier momento podría haber sido sustituido por otro muñeco idéntico comprado en la misma tienda, pero a esas alturas del episodio ya representa cosas (el sentido del deber del jefe de policía) que se no pueden pagar con dinero y el muñeco reemplazable se vuelve único. Para los jóvenes del pueblo, representa la posible rebeldía contra el mundo, y por eso lo roban de su pesebre. Pero luego la hija del policía es incapaz de destruirlo porque se transforma de nuevo en símbolo de otro vínculo que no está dispuesta a romper.

Curiosamente, toda esa cadena de símbolos se rompe cuando aparece otro niño Jesús para sustituir al robado. Un niño Jesús más niño Jesús que el muñeco original, al exhibir muchos más de los rasgos tradicionales asociados al belén. Sólo un símbolo más potente es capaz de eliminar el peso simbólico del objeto recién encontrado. La búsqueda incesante de ese muñeco por todo el pueblo, sus distintos avatares, es siempre la búsqueda de otra cosa y nadie parece ser inmune.

Pero al final el jefe de policía lo ve exactamente como lo que es, lo que era al principio del episodio, un simple objeto de plástico que no tiene mayor importancia. En ese punto el objeto pierde toda su potencia emocional, su poder para representar otras cosas y acaba arrojado sin contemplaciones por la ventanilla del coche. Todo lo que representó, sin dejar de ser nunca puro plástico, fue siempre una proyección de anhelos humanos.

The Tatami Galaxy

Cuando mi amigo Carlos Mestre me recomienda un anime, yo presto mucha atención. En este caso, The Tatami Galaxy:

tatami

Su director, por cierto, es Masaaki Yuasa, creador de ese gran episodio de Hora de aventuras que es “Food Chain” que contiene esta genial secuencia:

El rayo destructor del planeta desconocido

Eso sí, el título en español es tan exquisitamente demencial que se vuelve en su único punto positivo.

Pierre Hantaï

Mi versión preferida de las Variaciones Goldberg:

Escargots in love

escargots

Emoji++

Si te gustan los emoji en el iPhone, un teclado más cómodo: Emoji++

Beautiful LEGO 2: Dark

Segundo libro tras otro que tampoco conozco llamado Beautiful LEGO. Aparentemente, este segundo está dedicado a los aspectos más dark de las construcciones con Lego, presentando imágenes supuestamente inquietantes. Pero a juzgar por las fotos, tampoco lo parece:

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No sé. Habrá que hacer el “sacrificio” de comprarlo y leerlo.

Lo he puesto en mi lista de los deseos, por si algún alma caritativa…

El ataque de los cyranodroides

¿Qué es un cyranodroide? Me alegra que me hagan esa pregunta.

El nombre deriva de Cyrano de Bergerac y esa famosa escena en la que el feo protagonista le susurra a un tío guapo lo que tiene que decir para conquistar al objeto común del afecto (sí, ese tipo de obras son un poco raras), combinando de esa forma ingenio (Cyrano) y belleza (el otro) en un nuevo ser.

Básicamente dicen en “Cyranoids”: Stanley Milgram’s Creepiest Experiment:

Imagine that someone else was controlling your actions. You would still look like you, and sound like you, but you wouldn’t be the one deciding what you did and what you said. Now consider: would anyone notice the difference?

Como la mayoría de nosotros suscribe la teoría del homúnculo (aunque no lo admitamos) –es decir, hay alguien dentro de nosotros atareado con la labor de ser nosotros mientras maneja un robot de carne–, básicamente un cyranodroide sería sustituir el homúnculo, poner otro núcleo de personalidad en lugar del habitual. La pregunta horrible o fascinante (depende del punto de vista) es: ¿alguien se daría cuenta?

Pues resulta que una aproximación de esa situación se puede dar experimentalmente. En una habitación dos personas mantienen una conversación. Pero una de ellas, secretamente, no está respondiendo realmente lo que piensa. En su lugar, otra persona en otro lugar, que sigue por audio y vídeo la conservación, le indica remótamente lo que debe decir. En el experimento inicial, con 20 personas, nadie se dio cuenta de que pasaba algo raro.

En el segundo experimento, el actor era un niño de 12 años, mientras que la persona que suministraba las respuestas era un psicólogo social de 37. Algunos participantes pensaban que al niño había sido entrenado, otros que era muy listo, pero nadie se imaginó la verdad

Por una parte, es perfectamente normal. Un cyranodroide no es algo que se encuentre en la vida normal. Si interaccionamos con una persona cualquiera en la calle, no tenemos forma de saber si la personalidad que manifiesta es su personalidad real o está “poseído”. Esas cosas sólo suceden en las películas, y habitualmente la posesión es tan dramática que a efectos del guión es más que evidente.

Pero lo interesante es preguntarse qué pasaría entre personas que se conocen. Sospecho que si un conocido mío se empezase a comportar de otra forma lo primero que se me ocurriría es que ha sufrido algún tipo de alteración cerebral, no que ha sido “poseído” por otra persona. Pero también podría ser que nadie se diese cuenta:

If I started shadowing someone else’s speech, would my friends and family notice? I would like to think so. Most of us would like to think so. But how easy would it be? Do we really listen to each others’ words, after all, or do we just assume that because person X is speaking, they must be saying the kind of thing that person X likes to say? We’re getting into some uncomfortable territory here.

La otra reflexión que se me plantea es simplemente que por mucho que creamos en el homúnculo, que nos sintamos operarios de una enorme grúa de construcción hecha de carne, no es ésa la posición que tomamos para evaluar a los demás. Los demás vienen en paquetes completos. El objeto de carne que tenemos delante es la persona, y en la evaluación de los demás el dualismo que nos aplicamos a nosotros mismos se esfuma.

Anner Bylsma

Ésta es una de mis versiones preferidas. En ocasiones se da la tendencia a tocar las suites para cello de Bach como si fuesen ejercicios mecánicos, una cuestión de puro virtuosismo técnico y de precisión cronométrica. Sin embargo creo que Anner Bylsma la toca como si la música estuviese viva, como si la estuviese tocando ante todo para poder escucharla.

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