En «El río de la conciencia», Oliver Sacks nos ofrece diez ensayos sobre ciencia, mente y memoria. Toda una demostración de maestría reflexiva y explicativa.
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Después del vídeo tienes la transcripción del contenido.
TRANSCRIPCIÓN
Hola. El neurólogo y gran divulgador Oliver Sacks ofrece una recopilación de ensayos que demuestran su capacidad, erudición y elegancia explicativa. Es «El río de la conciencia».
Lo publica Editorial Anagrama con traducción de Damià Alou.
A nadar.
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Este es un libro bonito y elegante, escrito por un maestro del ensayo, que sabe empezar con un tema, pasar a otro, crear conexiones y llegar a su conclusión, creando una exquisita espiral virtuosa.
No es de extrañar. Oliver Sacks no solo fue un científico en activo, sino también uno de esos grandes divulgadores capaces de combinar conocimientos de distintas disciplinas para iluminar los diferentes recovecos de la experiencia humana.
Libros como «Despertares», «El hombre que confundió a su mujer con un sombrero» o «Alucinaciones» demostraron sus enormes habilidades como autor.
«El río de la conciencia» es una recopilación de diez ensayos. Algunos están dedicados a figuras concretas, otros a algún tema relacionado con la mente y un puñado trata de sus propias circunstancias personales.
Pero en realidad, todos dan vueltas alrededor de unas pocas preocupaciones, con cada ensayo expandiéndolas y expresándolas a su modo.
El primero de ellos “Darwin y el significado de las flores” es un fascinante retrato del Darwin botánico, ofreciendo muchos e interesantes detalles sobre su estudio de las flores, y de cómo ese estudio cimentó aspectos de su teoría de la evolución.
A veces el proceso del descubrimiento científico se presenta como puntuado, un hecho singular que aparece de pronto. Pero el ensayo sobre Darwin ilustra que el trabajo científico es la aplicación minuciosa de tiempo y esfuerzo.
Algo similar sucede con “El otro camino: Freud como neurólogo”, que muestra los veinte años que el fundador del psicoanálisis pasó con sus investigaciones neurológicas. Muestra sus ideas iniciales, su insatisfacción con un modelo del cerebro que le resultaba demasiado estático y mecanicista, y que muchas de sus ideas neurológicas siguen siendo relevantes. Vamos, que muestra al Freud neurólogo como un precursor importante.
Proceso que culmina en el último ensayo, “El escotoma: negligencia y olvido en la ciencia”, donde con esa erudición modesta suya se pregunta por qué algunas ideas precursoras permanecen en la oscuridad y deben ser redescubiertas posteriormente. Muestra la ciencia como un proceso contingente, azaroso, donde las ideas deben ajustarse al marco teórico de ese momento para ser aceptadas o simplemente consideradas. Por extraño que parezca, incluso las ideas científicas requieren aparecer en el momento justo.
La mente es el otro gran tema. Desde nuestra percepción del paso del tiempo, en “Velocidad”, donde describe cómo ciertos desórdenes o drogas pueden alterar la percepción del tiempo, para terminar hablando de los límites inherentes a nuestra fisiología.
“La falibidad de la memoria”, que describe nuestra incapacidad para garantizar que nuestros recuerdos sean reales. “El yo creativo”, que retoma el olvido como fundamento de la creatividad y se plantea los mecanismos inconscientes que la permiten. Inclusos los ensayos más personales, “Transoír” y “Una sensación de malestar general”, ejecutan la misma maniobra del resto de los ensayos: partir de lo concreto, del ejemplo o la anécdota para luego teorizar o abstraer.
Por supuesto, en una recopilación de este tipo, no todos los ensayos están al mismo nivel y cada lector hará su particular selección. He dejado para el final dos de mis favoritos, los que considero mejores y que me parece que sintetizan el talento de Oliver Sacks para reflexionar, escribir y explicar.
“El río de la conciencia” se plantea justo eso, el hecho de que percibimos nuestra propia conciencia como un flujo continuo de algo. ¿Esa impresión es real? Usa el cine como metáfora para plantearse si la conciencia no será más bien una sucesión de instantes aislados que el cerebro recompone como continuos. Muestra algún caso fascinante donde la conciencia parece detenerse y no vacila en adentrarse en el terreno de la qualia. Nosotros no nos limitamos a hacer o calcular: percibimos, como una experiencia cualitativa. Para nosotros el rojo es algo más que una frecuencia de la luz. El rojo para nosotros es rojez.
“Sensibilidad: las vidas mentales de las plantas y las lombrices” es un asombroso modelo de elegancia, un ejemplo magistral de cómo escribir un ensayo. Retomando a Darwin y un comentario suyo sobre las lombrices, traza todo un mapa sobre la continuidad de la mente en el mundo natural. Desde los seres más pequeños, incluyendo las plantas, hasta nosotros, ofreciendo una panorámica abierta y expandida de lo que es la mente. Un ensayo fascinante.
En ese ensayo, además, comenta el caso de los cefalópodos, como seres muy inteligentes. Y para saber más sobre la inteligencia de los pulpos, no se me ocurre nada mejor que «Otras mentes», de Peter Godfrey-Smith. Aquí te dejo el vídeo.
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