Una antología de ciencia ficción escrita en Japón: Japón especulativo, compilada por Gene Van Troyer y Grania Davis. Interesantes aportaciones sobre todo de los años 60 y 70.
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Hola. Hay mucha ciencia ficción escrita por el mundo. En particular, de Japón conocemos sus películas y series, ¿pero qué hay de la literatura de ciencia ficción? Pues la antología Japón especulativo, recopilada por Gene Van Troyer y Grania Davis, quiere remediar esa laguna.
Lo publica Satori Ediciones con traducción de Alexander Páez.
No nos llega mucha ciencia ficción de países no anglosajones. Hubo una época en la que era más habitual encontrar algo de ciencia ficción francesa o rusa, pero ahora resulta más complicado. Tener al menos una antología de ciencia ficción japonesa es una suerte.
Y la suerte es doble, Pedro, porque casi a la par se ha publicado una antología de ciencia ficción china realmente buena. Se titula “Planetas Invisibles” y en mi canal la comento.
Muy buena noticia. Pues ya sabes, pásate por el canal Breveseñas, de Moisés Cabello, para conocer los detalles de esa antología de ciencia ficción china.
Japón especulativo no es, ni pretende ser, una representación total. Es realmente el resultado de un proyecto de traducción de ciencia ficción japonesa al inglés, iniciado por Judith Merril, y por tanto está anclado en una época concreta: la mayoría de las historias se escribieron en los años 60 y 70. Solo hay dos de los 80 y una solitaria historia, la mejor, pertenece al siglo XXI. Incluso admite la falta de autores. Se menciona a Kobo Abe, pero no hay ninguna historia suya.
La tentación es leer las historias según el modelo de fase presentado en la introducción, que divide la ciencia ficción japonesa en tres periodos, dependiendo de su fidelidad al modelo americano. No lo voy a hacer porque no me resultó muy convincente. Las fases son demasiado genéricas y podrían aplicarse a cualquier país.
Prefiero pensar en estos cuentos como todos escritos a la vez. En ese aspecto, la antología empieza muy bien, con “Fauces salvajes” de Komatsu Sakyō, la historia de un hombre empeñado en devorarse a sí mismo. Arranca como horror corporal, pero lleva la idea hasta sus consecuencias lógicas y pasa a ser algo más. “La hora de la revolución”, de Hirai Kazumasa, cuenta la huida de una distopía futura y lanza un mensaje final antitecnológico. Mientras que “Hikari”, de Kōno Tensei, ya en los 70, describe una curiosa invasión de seres de luz que resulta bastante inquietante y divertida.
“Me desharé de tu pesar”, de Mayumura Taku, es el cuento más antiguo y para mí uno de los más interesantes. Un hombre consigue un dispositivo que al usarlo en una situación de nervios o ansiedad te permite sentirte mejor. Pero solo puede usarse tres veces. A la cuarta pasan cosas malas. No puedo evitar pensar que la historia y su desarrollo parodian el Zen y están comentando la sociedad japonesa de forma muy elíptica.
“El sendero hacia el mar”, de Ishikawa Takashi, es un cuento más convencional, mientras que “¿Adónde vuelan ahora los pájaros?”, de Yamano Kōichi, se permite ser más fantasiosa. “La vida de las flores es corta”, de Fukushima Masami”, plantea un curioso futuro para el ikebana. “Caja de cartón”, de Hanmura Ryō, detalla la vida de una caja, cuya máxima satisfacción es estar llena.
En “Otro Prince of Wales”, Toyota Aritsune presenta un mundo futuro donde la guerra está controlada por Naciones Unidas y es casi un deporte. Solo pueden declararse guerras históricas y deben lucharse con el armamento de la época. La premisa ya de por sí tiene gracia, pero el cuento acaba revelando alguna complejidad más.
“Chica”, de Ōhara Mariko, es el cuento que más se acerca a lo que vemos en animes y películas japonesas de ciencia ficción. Un futuro vagamente ciberpunk, con un protagonista modificado para ser objeto de placer. Es un cuento que fluye muy bien y que finalmente se revela tratando un tema diferente al que parecía inicialmente.
“Mujer de pie”, de Tsutsui Yasutaka, describe una sociedad totalitaria que además dispone de una nueva forma de condenarte: convertirte en un árbol. La mujer del protagonista, un escritor, ha sufrido tal suerte. El cuento es emotivo, meditativo y enigmático, pero se deleita también en las múltiples y grotescas variaciones de la idea central. Es un cuento tremendamente efectivo.
“La leyenda de la nave espacial de papel”, de Yano Tetsu, desarrolla la idea habitual de un ser extraterrestre atrapado en la Tierra, pero lo hace situando la acción en un remoto poblado japonés y perfilando con esmero la personalidad de sus dos protagonistas. También muy efectiva es “La Caja Universo de Reiko”, de Kaijo Shinji, donde un extraño objeto se convierte en metáfora de la vida matrimonial.
Pero sin duda, la mejor historia es “Mogera Wogura”, de Kawakami Hiromi, la más moderna. Un extraño ser, perteneciente a una especie que ha coexistido con la humanidad, va a trabajar a una oficina, se viste normalmente y colecciona seres humanos de los que cuida en su casa. Decir que la historia es enigmática es decir poco. Posee una ambigüedad exquisita, demuestra una habilidad magistral para omitir detalles y recrea una atmósfera fantástica y de sueño.
La antología se completa con un poema que parece sufrir por la doble traducción y una serie de ensayos que no resultan demasiado interesantes. Mi recomendación es, en todo caso, leerlos después de acabar los cuentos.
Japón especulativo es una antología que ya resulta interesante por su planteamiento, pero que por suerte contiene cuentos de muy buen nivel que se parecen a lo que esperas pero no exactamente. Destacan la aportaciones de Tsutsui, Ryō, Ōhara y, sobre todo, la enigmática fantasía de Kawakami.
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