Cronometrados, de Simon Garfield

Cómo el reloj y la estandarización tomó el control del mundo. En Cronometrados, Simon Garfield cuenta la historia de la fascinación moderna con el reloj y las horas.

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Después del vídeo tienes la transcripción del contenido.

TRANSCRIPCIÓN

Cronometrados: Cómo el mundo se obsesionó con el tiempo, de Simon Garfield, publicado por la editorial Taurus. Un libro sobre cómo el reloj acabó convirtiéndose en la referencia de nuestra vida, cómo su ritmo marca el compás de todo nuestro mundo y también cómo nos rebelamos.

Te lo cuento ahora.

Hay un aspecto fascinante en la forma en que está escrito este libro. Como es el primero del autor que leo, no sé decir si siempre es así. Pero si lo es, su uso es francamente magistral. ¿De esos malabarismos que parecen muy fáciles pero en realidad son muy complicados? ¿Sabes?

Luego lo comento un poco más.

Cronometrados es un libro fascinante lleno de más que interesantes anécdotas sobre todos los aspectos de la medida del tiempo. Desde la influencia de la duración de los discos en la música hasta e deseo de comer más despacio. Desde cuánto puede llegar a durar un discurso hasta cómo las películas mudas variaban el tono de una escena moviendo más rápido la manivela del proyector.

Pero posee dos temas fundamentales. Uno es bastante explícito, el otro es igual de importante pero va más por debajo. Los dos hacen honor al subtítulo del libro.

El explícito. El triunfo del reloj. O más concretamente, el triunfo de las tecnologías para dividir, distribuir y universalizar el tiempo.

Viviendo como vivimos en un mundo donde el tiempo es preciso, definido e igual para todos, nos resulta difícil concebir una época donde no fuese así. Pero durante gran parte de nuestra existencia como especie, el tiempo importaba sobre todo en sus grandes cambios: las estaciones, el día y la noche. En sus contrastes más dramáticos.

Si era necesaria mayor precisión bastaba con referirse algún fenómeno cercano, como la posición del sol, o incluso hacer uso de un tiempo local, exclusivo para tu pueblo. ¿Qué importaba si el reloj de tu iglesia llevaba diez minutos de retraso con respecto al pueblo de al lado? Toda tu gente estaba al lado.

El ferrocarril lo cambió todo.

Lo digo ya. Fue el tren.

En cuanto uno tiene la posibilidad de coordinarse con alguien en un lugar lejano, en cuanto enviar lejos bienes y servicios en una opción, entonces es preciso cambiar a un tiempo más universal, para todos, homogéneo. Es necesario eliminar idiosincracias y poner a todos en el mismo año, el mismo mes, el mismo día, la misma hora. Hasta en el mismo microsegundo.

Homogeneizar.

Y homogeneizar es crear un mundo donde todo es más igual.

Y aquí vuelvo al primer punto.

Esos aspectos sobre el triunfo del reloj está contando con muchas anécdotas e historias, todas relatadas con grandes dosis de sentido del humor. Pero en ningún momento se pierde el hilo, en ningún momento da la sensación de que las cosas van cada una por su lado. No, todo lo contrario, la combinación de historias, detalles y anécdotas sigue fielmente el tema.

El dominio de los relojeros suizos. Los cambios del calendario. Cámaras cada vez más rápidas. Simon Garfield te mantiene muy entretenido mientras se asegura de transmitir justo lo que quiere contar.

Sobre todo, en el segundo tema.

El libro ya empieza con él, relatando una historia que muestra la capacidad humana para sentir el tiempo distorsionado, dilatado o modificado. La distorsión del tiempo, la rebeldía ante la tiranía de las horas es otro aspecto de la relación con el tiempo que el libro trata.

Después de todo, inventar el reloj es inventar el accidente del reloj.

Piensa en la naturaleza, que se niega a dejarse dividir como a nosotros nos gustaría. El día no dura exactamente 24 horas, ni el año dura justo 365 días, lo que obliga a realizar continuos ajustes al calendario. Así acabas con horas “imposibles” como la que aparece en portada: 11:59:60. Por no mencionar que los husos horarios obligan a la mayoría de la humanidad a vivir fuera de su tiempo.

Rebeldías más humanas se dan en el arte, con su tendencia a poner en duda el significado del tiempo. Expandiendo una película hasta que ocupe 24 horas. Creando una pieza de exactamente 24 horas formada por imágenes de relojes que marcan la hora concreta de ese momento.

En sociedad. El interés por recuperar otros ritmos, por adaptar la vida a velocidades más humanas, por levantar comunidades donde el devenir del tiempo se produzca de otra forma.

La tensión perfecta entre los temas del libro se da en el capítulo dedicado a Beethoven. El compositor creía en unas medidas metronómicas perfectas, en indicar los tiempo con tal precisión que la pieza sonase exactamente igual independientemente de quien la interpretase. Sin embargo, la posteridad entendió que tales medidas dotaban a la música de una cualidad totalmente mecánica, insufrible a oídos humanos. Por eso las distintas versiones de la Novena Sinfonía pueden variar en varios minutos según el director. Como si esa música exigiese cierto margen, cierta libertad.

Exactamente como sucede con nuestra relación con el tiempo según lo miden los relojes.

Cronometrados es un libro fascinante, una de esas lecturas tan repletas de detalles, información y anécdotas que no deja ni un momento para el aburrimiento. Pero también te hará plantearte el mundo ordenado y metódico en el que vivimos. Lo hemos creado nosotros. Nosotros hemos impuesto el reloj. Y nosotros podemos aprender a rebelarnos de vez en cuando.

Categoría: Silva

Pedro Jorge Romero

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